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Cine Chileno 2015: de intentos y logros

Como viene sucediendo hace un buen tiempo ya, para mí lo más relevante de la producción cinematográfica del año estuvo en los documentales. “El Botón de Nacar” de Patricio Guzmán es, para muchos, de las películas más hermosas que se han filmado en Chile. En mi opinión las películas más notables de este año fueron dirigidas o co dirigidas por mujeres.

Antonella Estévez

  Sábado 2 de enero 2016 10:56 hrs. 
Patricio Guzmán

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Con 42 estrenos de largometraje, entre ficción y documental, la producción cinematográfica chilena volvió a demostrar su diversidad. Este año pudimos ver un esfuerzo en acercarse a la audiencia a través de comedias livianas, de retratar dolores sociales con bien recibidos dramas y, una vez más, comprobar la solidez del cine documental.

Según el más reciente informe de audiencia proporcionado por el Consejo de la Cultura y las Artes –que informa de los datos acumulados hasta el mes de octubre 2015-, la oferta de cine chileno es cerca del 4 por ciento del total de las películas que llegan a cartelera comercial, cifra similar a la del año anterior, pero que es menos de la mitad de la de 2013 y un tercio de la de 2012. En general, se podría decir que ese 4 por ciento se repite en el promedio de películas chilenas en exhibición en multisalas, pero que crece hasta casi la mitad de las exhibiciones en el circuito de salas independientes y cine arte.

Eso en cuanto a la oferta, en el consumo la distribución no es necesariamente coherente con la disponibilidad de las películas en pantalla. Como casi todo el planeta la venta de entradas al cine sigue dominada por las grandes producciones de Estados Unidos. Las 109 películas estadounidenses que se habían estrenado para octubre del 2015 habían acumulado una audiencia que superaba los 20 millones de espectadores -con un promedio de más de 180 mil espectadores por película-, mientras que las 19 películas chilenas que habían llegado al cine hasta ese momento, habían llevado en total poco más de 880 mil personas, un promedio de poco más de 46 mil entradas vendidas por filme. Como suele suceder con los promedios, en este caso son grandes blockbusters como “Minions” o “Intensa-mente” los que arrastran a películas menos populares; mientras que en el caso chileno hay películas como “El Bosque de Karadima” que logró más de 300 mil espectadores, mientras que más de la mitad de los estrenos chilenos no superó los 10 mil espectadores.

Quizá en un esfuerzo por acercar a la audiencia, este año hubo mucho estreno de películas de comedia: la segunda parte de “Fuerzas Especiales”, “Lusers” y “Héroes” insistieron con la lógica del sketch, con irregular recepción. Tal vez –y con todas sus deficiencias- lo más interesante en esta línea sea “Vacaciones en Familia”, y especialmente “Alma” que, con su comedia romántica y bien intencionada, logró sorprender en términos de público.

Lo más visto del año tuvo que ver con la adaptación al cine de una historia conocida, dolorosa y aún en desarrollo, “El Bosque de Karadima” movilizó rencores, morbo y también un sentido de búsqueda de verdad y justicia, aunque sea en la gran pantalla. En términos de propuesta cinematográfica probablemente la película de ficción más relevante del 2015 sea “El Club”, que cerró el año sumando sus múltiples reconocimientos siendo la única película latinoamericana nominada a los premios Globos de Oro, en Hollywood.

Con todo, y como viene sucediendo hace un buen tiempo ya, para mí lo más relevante de la producción cinematográfica del año estuvo en los documentales. “El Botón de Nacar” de Patricio Guzmán es, para muchos, de las películas más hermosas que se han filmado en Chile. En mi opinión las películas más notables de este año fueron dirigidas o co dirigidas por mujeres. La dupla Perut-Osnovikov llevó a los límites la plástica visual realista con “Surire”; Claudia Barril y Sebastián Moreno reconstruyeron la historia de la Vicaría de la Solidaridad en “Habeas Corpus”; Carolina Adriazola y Jose Luis Sepúlveda nos mostraron la dificultad de la organización social con “Crónica de un Comité”, y con la estupenda “Chicago Boys” Carola Fuentes y Rafael Valdeavellano nos ayudaron a entender las bases políticas y económicas del Chile actual. Por último las multipremiadas “Allende mi abuelo Allende” de Marcia Tambutti y “La Once” de Maite Alberdi, demuestran cómo desde una mirada familiar y poco pretenciosa se pueden hacer cine de gran nivel técnico, emocionando e invitando a reflexionar sobre lo que creemos conocer y lo que nos falta por descubrir.

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