El éxito de Donald Trump y de Bernie Sanders en las primarias de New Hampshire, este 9 de febrero, confirmaron las tendencias anunciadas por los sondeos, analistas, y también por los últimos meses de campaña: los candidatos del establishment no cuentan con el apoyo mayoritario de los votantes.
Sanders, cuyo auge en la carrera electoral ha sido tan espectacular como sorpresivo, venció a Hillary Clinton con el 60 por ciento de los votos. Trump, quien llegó en segunda plaza apenas delante de su competidor Marco Rubio en tercer lugar durante el caucus de Iowa la semana pasada, encontró una categórica victoria en New Hampshire con más de 35 por ciento de la votación. El candidato que llegó segundo en esta primaria, el gobernador de Ohio, lo siguió con solo 15 por ciento de votos.
Ambos, el Republicano Trump, y el Demócrata Sanders son candidatos muy heterodoxos, cuya popularidad está basada en el mismo fenómeno: el descontento de los votantes, responde a estas demandas de forma totalmente opuesta.
El discurso populista del millonario Trump utiliza los recursos del miedo, de la islamofobia y de la xenofobia para atraer el apoyo de una categoría de ciudadanos estadounidense que se sienten amenazados económicamente y culturalmente. Así, plantea que su slogan “Make America Great Again” representa lo vivido en la década del ´80 cuando los EE.UU. eran una potencia industrial y militar. Sus promesas no se detienen: devolver empleos industriales desde China, acabar la epidemia de heroína o destruir el Estado Islámico, entre otras.
“Voy a traer los empleos de China de vuelta”, dijo Trump en New Hampshire. “Vamos a conseguir que Apple empiece a fabricar sus malditos ordenadores en este país en lugar de en otros”, había enfatizado anteriormente.
A pesar que sus promesas no parecen muy realistas, Trump ha ganado en todas las categorías sociales de los votantes republicanos de New Hampshire – hombres, mujeres, jóvenes. Su principal apoyo son los que no tienen educación superior.
En el campo demócrata, los sondeos también habían predicho la victoria de Sanders, que viene del estado Vermont, muy cercano a New Hampshire. Tiene un gran apoyo entre los jóvenes que están cansados del statu quo y de la cooperación entre la clase política estadounidense y los financieros de Wall Street. Sanders, quien fue un político independiente antes de que se uniera al Partido Demócrata en 2015 para correr en las elecciones presidenciales, siempre se ha identificado como socialista y ha mantenido un discurso que condena al mundo de las finanzas. Los jóvenes que se volvieron adultos durante la Gran Recesión de 2008, que tienen deudas estudiantiles, están cansados de candidatos como Hillary Clinton, quien pese a no ser directamente responsable de esas políticas, forma parte de esa misma clase de gobernantes.
“¿Están listos para una idea radical? Juntos vamos a crear una economía que funcione para todos, no solo para el 1%, con un salario mínimo de 15 dólares por hora y con igualdad salarial para las mujeres”, dijo Sanders.
Según un sondeo publicado por CNN, Sanders atrae a los votantes porque parece “honesto”. En cambio, los electores reprochan a Clinton por haber cambiado su opinión sobre varios temas durante los últimos 20 años (como el matrimonio homosexual, por ejemplo).
Los próximos desafíos para el demócrata son los estados con una población más diversa. De hecho, los estados de Iowa y de New Hampshire tienen una población “muy blanca”, que según los sondeos simpatiza mucho con su propuesta. La intención de votación de las comunidades negras e hispanas no es tan conocida, pero sin ellos es imposible lograr la presidencia.
La próxima etapa de las primarias se disputará en Carolina del Sur, el 20 de febrero para los Republicanos, el una semana después para los Demócratas.