“Hay que aclarar ciertas cosas” es una de las primeras frases que dice Alan Trampe, el subdirector nacional de Museos, cuando se le pregunta por la evaluación que la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) hace del primer año de gratuidad en el acceso para el público. No oculta cierta molestia, aunque hasta ahora no había intervenido en una discusión que se inició hace dos semanas.
Todo, a propósito de que este 1 de marzo se cumplirá un año desde que todos los museos estatales, los 26 que dependen de la Dibam, tienen acceso sin costo para el público. El pasado 14 de febrero, el diario El Mercurio publicó que el público solo había crecido en un cinco por ciento, pese a que se había proyectado hasta un 30 por ciento de aumento gracias a la medida. A partir de entonces, en diversos medios se inició un debate que ha incluido artículos, cartas al director y editoriales.
Para Alan Trampe, se trata de “una especie de polémica que tiene trasfondos ideológicos y de expectativas erróneas sobre lo que la gratuidad debería generar”.
En entrevista con Radio Universidad de Chile, el encargado de todos los museos públicos del país señala que “esta vinculación forzada que apareció en los medios, de que el éxito de la gratuidad se debería medir por el aumento de público, es partir de un supuesto totalmente equivocado”.
“La gratuidad solamente apunta a un tema, que es eliminar barreras de acceso. Por lo tanto, la medida de la gratuidad es exitosa desde el momento en que se implementa, porque hay una política pública para mejorar el acceso eliminando una barrera. En la discusión se ha dicho que la gratuidad no va a solucionar todos los problemas de los museos, pero nadie ha dicho que eso será así. Hay otras barreras de acceso y la gratuidad solo elimina una”, argumenta.
En ese sentido, añade que la gratuidad también “apunta a homologar o estandarizar la oferta de la Dibam. A nadie se le ha ocurrido, por ejemplo, que las bibliotecas públicas son gratuitas. ¿Por qué instituciones que dependen de un mismo servicio, como los museos y las bibliotecas, van a tener un doble estándar? Como servicio público estatal, estamos poniendo a disposición nuestros servicios eliminando barreras de acceso. Una de ellas es el cobro de una entrada. Ese es todo el tema de la gratuidad, entonces todo lo que se ha armado en torno a esto, que si va más o menos gente, que la infraestructura, son otros temas”.
Ya, pero a un año de tomar la medida, ¿cuál es su evaluación?
Cuando uno toma una medida como la gratuidad, espera que además de cumplir con ese objetivo directo, pasen otras cosas. Por ejemplo, que vaya más gente a los museos o que cambie el comportamiento de algunos usuarios, personas a las que les gusta mucho ir y no podían pagar tantas veces, pero ahora se han ido transformando en usuarios más permanentes. Son cosas positivas que podrían pasar a partir de la gratuidad, pero nada asegura que vayan a pasar.
Nosotros todos los años hacemos encuestas de satisfacción de usuarios en los museos y la que corresponde al año pasado, que estaría en el proceso de la gratuidad, entrega algunos datos interesantes, aun cuando tienen que seguir corroborándose con los años. Por ejemplo, más del 60 por ciento señala que va por primera vez al museo. Uno podría decir que es un dato que a lo mejor tiene que ver con la gratuidad. Hay otra variable que es la motivación para ir al museo y dos de las respuestas mayoritarias son por la curiosidad de conocer el museo y, en un porcentaje menor, de manera espontánea. Esas dos respuestas se podrían asociar con la gratuidad, porque si alguien va a pasear al Parque Forestal, ve que el Museo de Bellas Artes es gratis y entra, es distinto que si le cobraran. A lo mejor, aunque tuviera curiosidad, si tuviese que pagar, lo pensaría y no iría. Son supuestos que tenemos que seguir trabajando.
Por otra parte, cuando esto partió, hubo algunos que dijeron que los museos se iban a llenar, que había peligro para la conservación, que se iban a transformar en baños públicos. Nada de eso pasó. Llevamos un año y el comportamiento ha sido normal. Eso habla bien de nuestros usuarios.
¿El público aumentó solo un cinco por ciento?
A mí no me calza esa cifra. En los museos regionales, entre enero y diciembre de 2015, nosotros tenemos un 56 por ciento de aumento. En 2014 tuvimos 714.137 visitantes y en 2015 tuvimos 1.112.809. En el caso de los museos nacionales, hubo una disminución de un dos por ciento.
En total, entre enero y diciembre de 2014, a todos los museos de la Dibam, incluyendo los nacionales, fueron 1.836.608 personas; y entre enero y diciembre de 2015, fueron 2.216.565. Eso es un aumento real de un 21 por ciento.
¿Desmiente entonces la cifra que salió publicada?
Absolutamente, porque no sé de dónde salió y lo que he preguntado es que no la entregó la Dibam. Estas son las cifras que tenemos nosotros y que publicaremos en la cuenta pública que viene.
El gran aumento está en los museos regionales y especializados, sin duda. Algunos tuvieron un aumento muy significativo, otros no tanto y otros se mantuvieron, porque la realidad de cada uno es totalmente distinta. No puedo evaluar con la misma tabla al museo de Puerto Williams, al de Valparaíso y al de Ovalle.
¿Por qué el aumento en regiones no se replica en Santiago?
Podrían ser muchas razones. Un aumento significativo del turismo regional, por ejemplo. En 2010 el museo de Concepción aumentó significativamente su cantidad de público y uno se preguntaba cómo, si fue el año del terremoto. Lo que pasó fue que al museo no le pasó nada, entonces apenas la ciudad volvió a una cierta normalidad, estuvo en condiciones de abrir y era una de las pocas ofertas disponibles en la región, así que tuvo una demanda mayor. Hay muchos factores, externos e internos, que actúan en esto.
Otro ejemplo: en Valparaíso inauguramos, unos meses antes de la gratuidad, el Museo de Historia Natural, que tiene cifras increíbles, pero porque tenemos una oferta atractiva. Eso coincide con la gratuidad, pero ¿cuánto es de la gratuidad y cuánto de la oferta? Tenemos que ir discriminándolo, es más complejo de lo que se ha tratado de decir en la prensa, que la gratuidad no es exitosa si no va más gente a los museos. Por otra parte, si va más gente, puede no ser única y exclusivamente por la gratuidad.
¿De qué manera impactó esto en el presupuesto de la Dibam y de sus museos?
Lo que puedo decir es que en 2016 todos nuestros museos tienen un incremento en sus presupuestos, como ha pasado en los últimos años. Ningún museo vio mermado y ni siquiera estancado su presupuesto por esta razón. Es una cifra que dentro del presupuesto general de la Dibam no tiene una relevancia importante y, además, son cosas que se han negociado antes con Hacienda.
Más allá de la gratuidad, ¿cuál es la tarea prioritaria para que las personas se apropien o, en definitiva, se acerquen más a los museos?
La más evidente es mejorar la oferta, porque los museos cumplen muchas funciones internas y técnicas importantes para el país, como conservar, documentar y proteger el patrimonio, pero lo que tiene que ver con el público fundamentalmente es la oferta de exhibiciones y actividades. Si esa oferta mejora, tiene un impacto positivo, eso lo tenemos comprobado.
A partir del 2000 implementamos un Plan Nacional de Mejoramiento de Museos que ha significado muchos miles de millones de pesos invertidos. Cuando en un diario aparece que los museos estatales están abandonados y no tienen plata, eso no es verdad. Tenemos una inversión histórica, nunca antes se había invertido tanto en los museos del Estado como en los últimos 15 años. Son proyectos de miles de millones de pesos que han significado una mayor respuesta de parte de la comunidad. En la encuesta de satisfacción del año pasado la gente nos pone como nota un 6,4, entonces tenemos puras buenas noticias: los museos estatales son gratuitos, aumentó el público -por las razones que sean- en un porcentaje significativo y hay una evaluación positiva de la oferta por parte del público. Si seguimos mejorando esa oferta, deberíamos tener mejor respuesta.
¿Cómo va a influir en eso la Política Nacional de Museos? ¿En qué está su desarrollo?
Lo que hace esa política es, fundamentalmente, articular y configurar el sector de los museos. Es una política que no llega a solucionar el detalle de los problemas de los museos, pero es una primera etapa y con esa información se pueden generar líneas de acción.
Lo que hicimos fue desarrollar un documento base de discusión que se discutió el año pasado, en encuentros museales en todas las regiones del país, donde se reunió un porcentaje altísimo del sector y también organizaciones e instituciones que trabajan en este ámbito. Se discutieron muchos asuntos, toda esa información se evaluó, se sacaron conclusiones y posteriormente se elaboró un documento con conclusiones. Eso fue revisado por una veintena de profesionales de primer nivel de todo el país y esa propuesta, a fines del año pasado, se envió a la ministra de Educación y al ministro de Cultura. Pronto tendremos una respuesta y la idea es que pueda comenzar a instalarse de manera más formal a partir del próximo año.