Este viernes 18 de marzo, un millón y trescientos mil brasileños salieron a las calles a mostrar su apoyo al gobierno de Dilma Rousseff, denunciando un intento de golpe de Estado de parte de la derecha y los medios de comunicación.
En São Paulo, quinientas mil personas participaron de un acto que tuvo como principal orador al ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva. “Pensé que con 70 años de edad nada más podría emocionarme. Espero que lo que están haciendo hoy aquí en la Avenida Paulista sea una lección para aquellos que no creen en la capacidad del pueblo brasileño, que sea una lección para aquellos que nos tratan como si fuésemos ciudadanos y ciudadanas de segunda clase”, afirmó el ex Mandatario, quien ha sido impedido de ejercer sus funciones como ministro de Casa Civil por decisión del juez del Supremo Tribunal Federal, Gilmar Mendes.
“No se pueden anticipar las elecciones dando un golpe al gobierno de Dilma: democracia es acatar el voto de la mayoría de los brasileños. Nosotros luchamos para derribar un régimen militar y no vamos a aceptar un nuevo golpe en este país. Quiero decirles, mirándolos a los ojos, que no habrá un golpe”, enfatizó el ex Presidente ante la multitud. El gobierno envió una medida cautelar incidental para solicitar prisa al Supremo Tribunal Federal en la decisión sobre la nominación de Lula como ministro.
En Rio de Janeiro, fueron cerca de 70 mil personas las que se congregaron durante más de cuatro horas en el centro de la ciudad. “Fui a la marcha porque creo que hay un movimiento muy fuerte de la derecha brasileña que está intentando dar un golpe en un gobierno elegido democráticamente”, explica Igor Barcellos, estudiante de Historia y coordinador estadual del Levante Popular da Juventude, una de las organizaciones que forman parte del Frente Brasil Popular, que convocó las manifestaciones.
“Fue un buen acto que consiguió reunir bastante gente de clases sociales diferentes, es lo que me parece más importante”, detalla el estudiante, haciendo referencia a las manifestaciones a favor del impeachment contra la Presidenta Dilma, que han sido protagonizadas casi exclusivamente por la elite blanca brasileña. “A pesar de todos los errores del gobierno, hay bastante gente que lo defiende y que está entendiendo que existe un intento de golpe de parte de los medios de comunicación y de la derecha. Es bueno ver que hay gente movilizada y preocupada con la situación política de Brasil”, finaliza.
Durante la semana, varios líderes de América Latina manifestaron su apoyo a Dilma y Lula. El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, apeló a la “solidaridad mundial” ante “una operación para, de manera riesgosa, amenazante y peligrosa, desaparecer y acabar el liderazgo legítimo, democrático, profundamente popular de estos dos dirigentes históricos de la nueva época latinoamericana”.
Asimismo, el Presidente de Bolivia, Evo Morales, pidió convocar a una cumbre de emergencia de la Unasur “para defender la democracia en Brasil, para defender a Dilma, para defender la paz, para defender al compañero Lula y a todos los trabajadores”.