Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 16 de abril de 2024


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Denuncia desde Canadá


Lunes 4 de abril 2016 9:08 hrs.


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Señor Director:

La penúltima semana del mes de marzo recién pasado, Francisco Javier Romero Astorga, ciudadano chileno de 39 años, falleció en extrañas circunstancias en un lugar de detención de la policía de inmigración canadiense en la ciudad de Toronto. Extraoficialmente, entre la comunidad chilena, se dice que murió por falta de atención medica y por las precarias condiciones en el lugar de su detención, pero la información oficial aun no se conoce hasta estos días de inicio del mes de abril.

Quienes llegamos a Canadá como refugiados en los 70 y fuimos testigos de una política de respeto y defensa por los derechos humanos de las personas, siempre hemos tenido una visión sobre este país en cuanto a su consecuencia en los principios humanitarios y de respeto por los ciudadanos, no importando su condición social, ni raza ni nacionalidad.

Lamentablemente la crisis del capital financiero y el despilfarro de los países denominados “poderosos”, como ya hemos insistido anteriormente, siempre hacen pagar el costo de esa crisis y de sus problemas, a los más atrasados, a los más pobres. Esa fórmula se repite a todo nivel, lo mismo ocurre con los poderosos al interior de cada país y Chile no es ni ha sido una excepción en aquello.

Los conservadores en el poder, siempre han implementado políticas represivas para enfrentar las consecuencias sociales de la pobreza, del abuso y de la dominación de esos poderosos por sobre los más débiles y desposeídos. Ellos mismos generan el fenómeno y los conflictos; y luego, aumentan la dotación de policías, incrementan la cantidad de recursos militares y represivos, generan mayor especialidad en la inteligencia persecutoria contra todo aquel que sospechosamente pueda ser un “terrorista”, un inmigrante ilegal o un delincuente, incluso en pleno siglo XXI, el candidato a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump propone la posibilidad de construir un muro a  orillas del Rio Bravo para impedir el ingreso de mexicanos ilegales a ese país.

La política inmigratoria canadiense siempre se ha caracterizado por ser de carácter blando y benevolente, pero no por eso poco rigurosa y cuidadosa, aunque muchas veces ha pecado de ingenua para enfrentar algunos casos de resolución de refugio e inmigración. Canadá forma parte de los países que firmaron la convención de Naciones Unidas por el derecho al refugio del año 1951, donde se comprometieron a recibir a toda persona que requiriera refugio por persecución política, social o religiosa que no tuviera relación con ningún tipo de acto criminal. Cada país firmante podía establecer sus propias reglas y metodologías para aplicar dicho acuerdo, en el caso de Canadá, la formula era simplemente que el solicitante de refugio lo podía hacer en cualquier punto de entrada al país, a partir de esa solicitud, el gobierno canadiense se hacía cargo e inmediatamente los ingresaba al país con un estatus de refugiado en forma transitoria, para luego en un trámite administrativo, de investigación y de control de salud, podían permanecer en el país para luego optar a la residencia permanente.

En el transcurso de lo que durara la espera y el proceso, el gobierno les otorgaba a estas personas todos los recursos necesarios para la sobrevivencia e integración a la sociedad canadiense; pago de la renta de una vivienda con todas las comodidades y necesidades, dinero para la alimentación y la incorporación a un curso del idioma oficial, fuera inglés o francés. Así fue como llegamos cientos de chilenos, argentinos, uruguayos y de otras nacionalidades del cono sur de América por las dictaduras militares que se tomaban a sangre y fuego el poder en esos países, persiguiendo y asesinando a todo opositor que se cruzara en sus caminos. Los canadienses y las Naciones Unidas, nos sacaron de las cárceles, nos rescataron de la represión y de eso siempre estaremos agradecidos.

En este fenómeno de la aplicación de modelos económicos que promueven la explotación de los trabajadores, que impulsa una educación de competencia de que “querer es poder”,   donde el consumismo se ha elevado al nivel grave de salud mental; aun existen quienes, a pesar de no existir las dictaduras militares, siguen en sus mentes con el “sueño americano” de poder inmigrar a un país poderoso que les brinde una mejor calidad de vida.

Siempre aceptaremos y seremos partidarios de que cada individuo debe hacerse responsable de sus propios actos, que supuestamente cada persona sabe cuando algo es bueno o es malo, que sabe cuando enfrenta riesgos que le pueden significar algún costo mayor en su vida. Pero no se puede negar que en este fenómeno y en todos los procesos de la vida, existirá la conciencia y la inconsciencia; en todos los conflictos de poder existirán las victimas y los victimarios, los abusadores y los abusados.

Que la delincuencia es un fenómeno social, claro que es cierto, pero no basta solamente con resolver el problema material, se requiere un cambio profundo en los valores relacionales entre las personas, en la estructura educativa que tienen nuestros países; por eso que la educación no puede ser un negocio, porque en el negocio, los valores y la ética dejan mucho que desear y en la mayoría de los casos, ni siquiera están presentes.

El gobierno conservador canadiense que recién termino, endureció mucho las políticas inmigratorias y reforzó los aparatos represivos para resolver el conflicto, pero enfrentado siempre a la necesidad de mano de obra barata, tenía que seguir llevando adelante una política de inmigración que significara el ingreso al país de miles de personas al año.

La ley de inmigración canadiense se vio enfrentada a importantes cambios, muchos de esos cambios, afectaban más directamente a potenciales solicitantes de refugio de países algunos en conflicto y otros no. A partir de allí, el primer factor que se asumió como un elemento discriminador para aceptar una solicitud de refugio o no, se baso en la propia definición de Naciones Unidas cuando define cuales son los países que producen refugiados y cuáles no. Se considera a un país productor de refugiados, donde su estabilidad democrática no está presente, existe la persecución a opositores y se aplican medidas represivas de carácter violatorio a los Derechos Humanos. En América latina por ejemplo, todos los países que recuperaron su democracia post dictaduras militares, quedaron fuera de ese concepto de “productor de refugiados”. Una excepción importante era Colombia por el conflicto armado con la presencia de las fuerzas guerrilleras, de los grupos paramilitares, la corrupción de las policías y fuerzas armadas y el narcotráfico.

Chile hace rato que ya no se encuentra entre los países productores de refugiados, por tal razón, todo aquel que desee inmigrar a Canadá, debe hacerlo por las vías oficiales de inmigración. Pero lamentablemente nuestro nombre como país y como chilenos no ha quedado muy bien puesto, no solo en Canadá, sino también en algunos países de Europa., Conocido fue el caso de un país del viejo continente donde existía un cartel en los supermercados que decía algo así como   “si ve un chileno robando, déjelo, es su cultura”. También es conocido el caso de países europeos que a posterior del fin de la dictadura de Pinochet, les comenzaron a ofrecer un montón de beneficios con tal que se retornaran a Chile, muchos de estos beneficios no eran el simple hecho de apoyarlos para “el retorno a la patria”, en varios de los casos era con el objetivo que abandonaran el país que los había acogido.

En Montreal se conoció de una banda de chilenos que robaba maletas en el aeropuerto en la década de los 2000. Hace pocos meses atrás, entre septiembre y noviembre del año pasado, un grupo de chilenos con pasaportes falsos, asaltaba una joyería con martillos y combos al propio estilo santiaguino. Todos estos individuos fueron apresados.

Y ¿qué pasó con la agencia viñamarina que en la década de los 90, en el último año de dictadura pinochetista, abusando de la benevolencia de la política inmigratoria canadiense les cobraba a los chilenos una cuota de dinero por entregarle toda la información de cómo llegar a declararse refugiado en Canadá? Les vendía el pasaje a Madrid de ida y regreso, en un vuelo que hacía escala técnica en Montreal, allí, en la sala de espera mientras se atendía la nave, los chilenos se declaraban refugiados y quedaban en el país. Sus maletas llenas de cosas inservibles seguían camino a Madrid, el avión quedaba casi vacío y la agencia cobraba incluso el porcentaje del pasaje de retorno que no se usaba y los chilenos quedaban como solicitantes de refugio en Canadá. Debido a que la agencia se ubicaba en Viña del Mar, clubes completos de futbol de los distintos barrios de la 5ta región se trasladaron a Canadá haciendo uso de la formula comercial, incluso en este nuevo país de residencia para estos chilenos, continuaron con sus actividades deportivas manteniendo el mismo nombre de sus clubes, es así como se encuentra el Club Cerro Barón y otros. La embajada canadiense en esos tiempos, solo atinó por instrucciones de su gobierno, a insertar una declaración en los diarios donde señalaba que dicho proceso y dicha agencia, nada tenía que ver con la embajada y con los procesos oficiales de inmigración que impulsaba ese país. La impunidad quedó establecida y la confusión entre víctimas y victimarios, se hizo presente una vez más. Durante las actividades deportivas de primavera y verano, en los encuentros y competencias, se pueden apreciar a cientos de familias disfrutando de estos eventos deportivos, lamentablemente, en esos mismos lugares se aprecia también los individuos y las bandas de narcotraficantes que usan ese espacio, para hacer sus transacciones y promover la droga. Todo ocurre tal cual como si estuvieran en cualquier población de sensibilidad social en Chile, con la diferencia que el escenario es mucho menos deprimente en lo económico y social, entendiendo que se encuentran en un país desarrollado con enormes posibilidades de llevar una vida socialmente mas digna y estable.

En la década de los 70 cuando llegamos a Canadá, la licencia de conducir era un papel azul, con el nombre, la fecha de nacimiento, la validez y el tipo de licencia impreso en dicho papel. No tenia fotografía y uno la plastificaba. Para abrir una cuenta en el banco, le solicitaban dicha licencia y un segundo documento de identificación que podía ser una tarjeta de registro en la biblioteca del barrio donde uno residía. En muchos lugares cuando le preguntaban su nombre, a veces ni siquiera era necesario mostrar identificación para corroborarlo, solo valía la palabra de la persona.

20 años después, comenzó todo a cambiar, la licencia se hizo plástica y digital con la foto integrada, en todas partes piden tres documentos de identificación para corroborar su identidad, donde la con mayor credibilidad es la tarjeta de crédito. La violencia ha aumentado considerablemente, los actos delictuales y los cambios en las relaciones humanas se notan con bastante claridad.

El fenómeno es complejo pero no imposible de entender. La “clase política” que existe en Chile, con todas sus características de corrupción y deslegitimación, también existe en todos los países del mundo donde se encuentran chilenos organizados. Siguen existiendo las Casas Salvador Allende, los grupos culturales Víctor Jara y otros, muchos dirigentes políticos de la solidaridad, continúan viviendo en el mismo mundo que dejaron atrás hace más de 40 años. Los partidos políticos más tradicionales, mantienen su presencia y existencia tratando y buscando la forma de mantenerse vigentes. El mundo canadiense ya no es el mismo, ya Chile dejó de ser un país donde se violan los derechos humanos, ya no hay dictadura y además; figura entre los países “más exitosos de América latina”. En México hace muchos años que no hay dictadura y asesinan a ciudadanos, a campesinos y a gente común y corriente, por miles sin que nadie se haga cargo de las violaciones  a esos derechos humanos, quienes lo denuncian, no tienen aceptación ni difusión en los medios oficiales.

Francisco Javier, el chileno muerto en dependencias del aparato policial denominado con sus siglas en inglés como CBSA (Agencia de Servicio para las Fronteras Canadienses), fue uno más de entre los 20 que han fallecido detenidos en distintas circunstancias, incluido el suicidio desde el año 2000 a la fecha. El diario Toronto Star, uno de los prestigiosos diarios de esta ciudad, su columnista experto en inmigración Nicholas Keung; publico en su edición del 23 de marzo un artículo donde señalaba y corroboraba ciertas informaciones al respecto. La agencia de seguridad contactó por intermedio del consulado chileno a la familia de Francisco Javier solicitándole que repatriaran lo antes posible el cuerpo a Chile, sin dar ninguna explicación del motivo y las circunstancias del fallecimiento. Solo el 7 de marzo de este mismo mes, había fallecido por suicidio otro ciudadano originario de Burundi, el señor   Melgioro Gahungu, también en dependencias de ese aparato policial. En esa oportunidad, también otro columnista del mismo diario, Desmond Cole, señalaba y recordaba que las Naciones Unidas ya estaba en conocimiento y había recomendado a Canadá, clarificar y poner fin a los procedimientos inhumanos que se desarrollan en las actividades de de esta agencia de inmigración, donde se detectan malos tratos, condiciones inhumanas de permanencia y desatención total de las necesidades básicas de sobrevida. Por otro lado, la campaña que hoy día existe para frenar y controlar el accionar de esta agencia, se expresa en las palabras del abogado experto en inmigración,  Mitch Goldberg, quien representa a la Asociación de Abogados de Inmigración, cuando señala textualmente: “Nadie debería morir cuando está en la custodia de esta Agencia Fronteriza”. Se está solicitando con urgencia que el nuevo gobierno liberal, actúe rápido sobre estos procedimientos, antes que muera otra persona. Esto se decía el día 8,9 o 10 de marzo, solo una semana antes que muriera Francisco Javier.

Se han producido importantes protestas callejeras en el frontis del cuartel general de la policía por maltrato a personas de raza negra, en dichas protestas también se ha incluido la denuncia por las muertes de inmigrantes ilegales en manos de este departamento policial.

El mismo 23 de marzo, la familia de Francisco Javier, residentes de la ciudad de Quilpué, brindaron por Skipe una conferencia de prensa donde exigen en primer lugar, una explicación formal y razonable de parte de la policía y del gobierno canadiense en qué circunstancias  murió Francisco Javier; a su vez, exigen que sea el gobierno canadiense quien se haga cargo de la repatriación de su cuerpo, que hasta hace pocas horas atrás, aun permanecía en la morgue de un hospital esperando ser trasladado a Chile.

Es posible que Francisco Javier haya violado la política canadiense de inmigración, cuestión que si así hubiera sido, en ninguna carta ni tratado internacional, en ninguna ley existe la condición de correr el peligro de perder la vida por ese riesgo, quien sabe, hasta innecesario. Los mexicanos mueren por cruzar las fronteras hacia Estados Unidos, muchos africanos mueren por no poder llegar a otro país donde no mueran de hambre, hay barcos que se hunden llenos de migrantes que buscan escapar de la miseria, la violencia y el sufrimiento.  La migración sigue siendo un fenómeno político y económico, a cargo de los países poderosos por sobre los países que viven el hambre, la desigualdad y la injusticia social. Ellos son los victimarios.

La Radio está haciendo los esfuerzos por recabar mayor información de carácter oficial, que pueda dar cuenta de este trágico acontecimiento para la familia de Francisco Javier. Estamos contactando al Doctor Darc Huyer, quien es la persona responsable a nivel de investigación judicial, en conocer cualquier tipo de acontecimiento relacionados con los hechos que puedan ocurrir, especialmente casos de fallecimientos de personas que se encuentren bajo las dependencias de esta agencia policial. Veremos hasta donde podremos tener éxito en esa búsqueda.

Esperamos que el nuevo gobierno liberal de Canadá, no permita que se sigan produciendo estos actos que ponen en duda y dejan un sabor amargo, de quienes siempre hemos confiado en que Canadá, es un país donde realmente se respetan los derechos Humanos.

Esperamos que Canadá no ayude a profundizar la confusión más aun de quiénes son realmente las victimas y quiénes son los victimarios en el refugio y la migración.

 

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