En 2009, cuando el Comité Olímpico Internacional escogió a Rio de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de 2016, Brasil disfrutaba de un crecimiento económico poco usual que en 2010 alcanzó un 7,5 por ciento. Un panorama muy diferente al que vive hoy, ad portas de inaugurar esta fiesta del deporte, donde se prevé que la economía carioca retrocederá en un 3,5 por ciento.
En este escenario el país también se encuentra en un profundo conflicto político que tiene polarizado a todo el territorio: el Impeachment a la suspendida Presidenta Dilma Rousseff que será juzgada por manipulación de cuentas fiscales en plenos Juegos Olímpicos. Un desenlace que coincidentemente podría darse el 21 de agosto, el mismo día del término del certamen deportivo.
En este contexto, desde organismos internacionales y la academia se ha denunciado una política ya habitual de violación a los derechos humanos cuando se trata de justificar una mejora de la seguridad para estos eventos.
En entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile, el sociólogo de la Universidad Católica de Rio de Janeiro y experto en sociología urbana, Luiz Antonio Machado sostuvo que Brasil es un país muy distinto al que fue elegido hace siete años para ser sede de los Juegos Olímpicos.
“Antes existía una euforia a partir de los Juegos porque, en el contexto de la elección, las expectativas eran de mejoras, por lo que un evento de esta envergadura significaba seguir subiendo. Ante el cambio de condiciones de los últimos dos años, la situación se revirtió completamente. La población paso a preocuparse por perder dinero. Hay una marcada desesperanza y una fuerte intensión de perder lo menos dinero posible”.
En ese sentido, el sociólogo enfatizó que existen menos espacios y condiciones para que la sociedad pueda imponer sus intereses.
Mientras transcurre su relato, Machado recorre la historia de su país y reconoce que hoy la ideología del desarrollo en Brasil está basada en el emprendimiento, dejando de lado a los trabajadores, quienes tuvieron un protagonismo importante en los procesos de desarrollo del país. “Hoy, las personas no se identifican más en términos colectivos, por clases sociales. Se identifican en términos de mercado, ricos versus pobres, trabajadores versus emprendedores. Es por esto que cuando los trabajadores se dirigen a buscar trabajo existen dificultades, ya que no se les mira como trabajadores sino que como pobres que necesitan ayuda. Por un lado se espera emprendimiento para el desarrollo y por otro, se les otorga ayuda, sin dar condiciones para reivindicar su condición”
El sociólogo especializado en el estudio de las favelas explicó que es esta situación la que tiene marginado a los más pobres en su participación de la producción de estos Juegos Olímpicos y que a pesar de ello, sufren las consecuencias de los cambios urbanos necesarios para este evento.
“Este fenómeno tiene una consecuencia muy importante y que específicamente para las favelas responde a una consecuencia negativa: la idea de remoción, es decir, el desplazamiento colectivo de la favela a la periferia. Este ha sido un conflicto histórico sobre el desarrollo de lo urbano y la permanencia de las favelas, no solo ideológicamente hablando, en lo práctico también; la lucha entre la remoción o la urbanización. Obviamente que desde los habitantes de las favelas se demandaba urbanización, y por parte del Estado se intentó imponer, por bastante tiempo remociones, teniendo su pick en los gobiernos militares donde ocurrieron muchas muertes a raíz de esta situación”
Machado manifestó que cuando Brasil se democratizó las ideas de remociones parecían muertas, hasta que el Mundial de Fútbol del 2014 volvió a ponerlas sobre el tapete, panorama no muy lejano al que tendrán estos Juegos Olímpicos de Rio.
Desde Amnistía Internacional se ha denunciado que tanto las autoridades brasileñas como los órganos rectores del evento han implementado las mismas políticas de seguridad, si no más fuertes, que provocaron un aumento en los homicidios y las violaciones de derechos humanos en 2014.
“Cuando en 2009 se adjudicaron los Juegos Olímpicos de 2016 a Río, las autoridades prometieron mejorar la seguridad para todos. En su lugar, hemos visto desde entonces que la policía ha matado en la ciudad y muy poca justicia”, afirmaba Atila Roque, director de Amnistía Internacional Brasil hace algunos meses.
Al menos 580 muertos dejaron las operaciones del ejército en Rio de Janeiro en 2014 para “asegurar” a una de las ciudades que albergaría el mundial.
Desde el comienzo de 2016, más de 100 personas ya fueron víctimas de homicidio en la misma ciudad, la mayoría de los abatidos eran hombres negros jóvenes procedentes de las favelas y otras zonas marginadas.
A esto se agrega el hecho que el 10 de mayo pasado, el gobierno federal firmó una “Ley General de los Juegos Olímpicos” en las que se incluyen restricciones al derecho a la libertad de expresión y reunión pacifica en muchas zonas de la ciudad anfitriona, medidas que podrían contradecir leyes y normas internacionales, y que no mide el uso de la fuerza de los aparatos de seguridad del país.
Para Luiz Machado esta situación se ve acrecentada al no existir otras opciones para los habitantes de las favelas: “la urbanización está prácticamente impedida, el gobierno provisorio puso una ley diciendo que la Caja Económica Federal, principal banca de financiamiento en Brasil, no financiaría más habitaciones para niveles salariales debajo de tres salarios mínimos, lo que significa que los pobres están completamente excluidos. Entonces se acorto la posibilidad de políticas sociales habitacionales y esto transformó la relación entre favelas y el gobierno, todo esto dentro de los preparativos de la ciudad para los Juegos. En esto hay una intención explicita de expulsión de los pobres. No ha existido la menor posibilidad de diálogo en estos últimos 12 o 8 meses, esto ha facilitado con mayor fuerza la desigualdad social”.
El académico fue categórico respecto al rol que tendrán las policías en estos Juegos Olímpicos: “Durante los juegos no creo que haya visibilidad internacional porque la represión será brutal. Es fácil prever que la represión va ser mucho más intensa durante los juegos”.
Ante los ojos del mundo, Brasil realizará su mejor actuación tratando de maquillar el complejo escenario en el que se encuentra.