Ley de reciclaje, del oficio a la política pública

La implementación de la Ley de Reciclaje ha traído consigo la necesidad de capacitar a los recicladores de base, por lo que más de 60 mil recolectores de desechos serán parte de capacitaciones para comprender la gestión de residuos y ser parte de la cadena de valor propuesta por la Ley.

La implementación de la Ley de Reciclaje ha traído consigo la necesidad de capacitar a los recicladores de base, por lo que más de 60 mil recolectores de desechos serán parte de capacitaciones para comprender la gestión de residuos y ser parte de la cadena de valor propuesta por la Ley.

Recolectores de diarios, botellas, cartones y fierro, son personajes habituales de los barrios. Este oficio ha sido por años el sustento de familias que en la basura de las personas han encontrado su forma de trabajar.

“Yo empecé como reciclador en el año 90. En esa época recolectaba botellas y diarios con un saco en La Serena. Las botellas las lavaba y luego hacía cambalache con los productores de jugo y miel de papaya, mientras que el diario se lo vendía a los feriantes o a los carniceros”, relata Exequiel Estay, secretario del Movimiento Recicladores.

La organización en la que participa Exequiel se inició en 2007 y se creó con el objetivo de luchar por los derechos del gremio, aún cuando muchos de quienes integran este colectivo venían desde los 90 organizando a sus compañeros de labor.

Los recicladores se enfrentan hoy a una nueva etapa, ya que está en proceso de implementación de una nueva ley, que en su artículo 32 indica que podrán acceder a establecer convenios y contratos con empresas para la gestión de sus residuos, para lo cual deberán estar debidamente certificados por el Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales.

Es así como el Ministerio de Medio Ambiente en conjunto con Chilevalora han propiciado instancias para que se genere una articulación entre quienes botan la basura, los que la recogen y quienes la procesan.

En esta cadena, los recicladores son un punto fundamental, por lo mismo, se generó una mesa tripartita en la que participaron todos estos sectores en la definición de perfiles para la capacitación, que según la Ley, es lo que habilitaría a estas personas, que han desarrollado este oficio por años, a celebrar contratos con empresas públicas y privadas.

Los perfiles definidos fueron Reciclador de base, Reciclador avanzado, Almacenador y Administrador de procesos de recolección y acopio de materiales reciclables. Estos instrumentos describen las competencias laborales que los trabajadores deben tener para desempeñarse de forma adecuada en su labor.

Por ejemplo, un Reciclador de base debe saber planificar y ejecutar el proceso de recolección, realizar los procesos de clasificación y pre-tratamiento manual de los materiales reciclables y realizar el proceso de venta de materiales reciclables de acuerdo a los objetivos y requerimientos del comprador.

En la ceremonia de entrega de los perfiles, desarrollada el pasado 22 de junio, el ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena afirmó que: “Hoy estamos cumpliendo un hito en nuestro compromiso de reconocer y profesionalizar la labor de los 60 mil recicladores de base que recuperan residuos desde las casas y calles de todo el país. Queremos que su aporte crezca en la cadena del reciclaje, certificando sus competencias y otorgándoles mayor seguridad social y laboral”.

Un oficio que se convierte en política

Por décadas, en nuestro país han existido quienes pasan por las casas y calles de nuestro país recolectando desechos. Vemos cómo se organizan grandes persas de cosas usadas o nacen nuevas compraventas de fierro en los diferentes barrios de Santiago.

Hoy el oficio del cartonero, como el de los otros recolectores, está en un proceso de regulación a través de la Ley de Reciclaje, política pública que busca generar una cadena productiva a partir de la gestión de los desechos.

El oficio que era invisible para muchos, hoy se trasforma en un factor que podría incidir incluso en la mitigación del cambio climático: “Nosotros tenemos que ser honestos con nosotros mismos y aceptar que solo el 10 por ciento de los recicladores hoy se encuentra organizado, por lo que nuestro desafío es mayor, porque tenemos que buscar a ese otro noventa por ciento. Ellos deben entender que vienen cambios y si no se certifican, en el futuro serán ilegales”, plantea Exequiel Estay.

La implementación de esta política pública generará una privatización de la gestión de los residuos y  “si hoy entrabas a un condominio sin problemas, quizás mañana no vas a poder entrar, porque ahora va habrá un sistema de gestión que va ser dueño de ese sector, porque necesita el material para responderle a las empresas que van a pagar el servicio y ahí tenemos la oportunidad de certificarnos para poder ser parte de los problemas de gestión”, plantea en su análisis Estay.

El pasado jueves, cuando se dieron a conocer los perfiles, Exequiel, en su cargo de secretario del movimiento de recicladores, dijo que han ganado una trinchera, pero no se ha ganado la batalla. Con esto se refería a que “si no se hace con un grupo cohesionado unido estamos sonados, van a venir las empresas y nos van a pisar y van a pasar por encima nuestro y no nos vamos a dar cuanta cuando desaparezcamos”.

Según cuenta, su principal anhelo es que no les pase lo que a los pescadores, quienes protegieron sus cuotas y hoy las grandes empresas de arrastre se llevan todos los peces. O lo de la gente que estacionaba autos, quienes fueron desplazados por los parquímetros, introducidos en un modelo que coarta sus libertades y funcionan manejados por empresas contratistas.

El propósito de  Exequiel y sus compañeros responde a que “en el mundo de los trabajadores informales existe un derecho y es conservar nuestra fuente y forma de trabajo. ¿Cómo lo podemos hacer?, con diferentes herramientas y políticas que se van dando en el tiempo. Hoy día es el tiempo de certificarse, es el tiempo de inscribirse para generar un catastro de recicladores como lo exige la ley y, de esa forma, incidir en cómo se piensa nuestra política de reciclaje, para que en futuro no nos excluyan”.

Por otra parte, según plantea el dirigente, es necesario que se piense en las afecciones físicas que produce el trabajo del reciclaje, ya que en su caso tiene problemas lumbares y el manguito rotador del hombro dañado, levantar fardos de cartón de alrededor de 50 kilos por casi una década causó estragos en su salud.

Lo mismo sucede con las mujeres que reciclan y deben manejar triciclos con cargas que pueden superar los doscientos kilos, según dice Exequiel, pues son cada vez más quienes sufren con sus cuerpos sometidos a “trabajos extremos”.

El paso dado por el Ministerio de Medio Ambiente y Chile Valora, a juicio de los recicladores, es una herramienta para salir de la invisibilidad en la que siempre han vivido y, de esta forma, terminar con la precarización de sus trabajos. Sin embargo, plantean la necesidad de resguardar las libertades que han ganado al no depender de una forma para desarrollar su oficio.





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