Es uno de los argumentos más utilizados por los gobiernos de turno y como sacado de un ortodoxo manual de economía. Se afirma que cuando suben los sueldos se impacta en políticas de empleo y afecta la contratación de personas por parte de las empresas, especialmente pequeñas y medianas.
“Los efectos del salario mínimo sobre Empleo y Salarios” es un estudio que constató el golpe sobre el nivel de remuneraciones y la ocupación que provocaron los reajustes anuales de sueldo mínimo ocurridos en Chile entre 2008 y 2012.
El informe fue realizado recientemente por economistas de la Universidad de Chile e intenta desmitificar esta relación. Utilizada por el Ejecutivo como argumento cada vez que se está en periodo de negociación y se quiere apuntar más alto en materia de remuneraciones reales, en beneficio de los más de un millón y medio de trabajadores que en Chile recibe este tipo de sueldo.
El profesor del Departamento de Economía de la Universidad de Chile y uno de los autores del estudio, Nicolás Grau, indicó que el mercado del trabajo en el país no es competitivo, es decir, el empleador tiene el poder, el margen para definir la remuneración que incluso podría provocar un aumento simultaneo de los salarios y el empleo.
“Las alzas de salario en ese periodo tuvieron beneficios para las personas que reciben este tipo de remuneración y no implicaron un alza en el desempleo, por lo que habría espacio para alzas un poco más ambiciosas, es lo que se puede inferir del estudio. Sin embargo, existe mucha discrepancia al respecto, la discusión del impacto del salario mínimo debe ser una de las cosas más debatidas dentro de la economía laboral”, afirmó.
Para la integrante de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, Gael Yeomans, el corolario del argumento del gobierno es uno solo: es mejor congelar los salarios para siempre, así no se introducen presiones dañinas en el empleo.
La parlamentaria del Frente Amplio adelanta una discusión repetida, donde lo menos que importa es que los trabajadores chilenos tengan por lo menos para acceder cómodamente a los servicios básicos.
“Se ve una tónica repetida hasta ahora y los argumentos que sigue utilizando el gobierno. Más allá de decir que esto puede afectar el empleo o cuestiones parecidas, me parece que no hay demostraciones de fondo, es decir, que uno pueda constatar que exista realmente la proyección desde el Estado de un modelo que permita hacer viable tener sueldo que, al menos lo que es el salario mínimo hoy día, no asegura ni siquiera acceso a los servicios básicos en el país”, aseveró.
Para la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa, hay que desmitificar que el incremento real del salario mínimo aumente la cesantía. Además, se refirió al caballito de batalla de los empresarios y el actual gobierno, quienes recurren al efecto negativo en las Pymes para frenar cualquier asomo de avance en materia remuneracional.
“No solamente las Pymes pagan el salario mínimo. El propio Ministerio de Hacienda presentó datos, más de un 20 por ciento del salario mínimo se paga en grandes empresas, por lo tanto, este no es un debate solo donde vamos a volver a la dinámica, que es permanente en el mundo empresarial, de decir, mire yo pongo por delante a la Pymes, porque son ellas las pobrecitas. Ahora, son Pymes que son empresas tercerizadas dentro de las grandes compañías, que por la vía del subcontrato, salarios y seguridad en el trabajo van reduciendo costos, que muchas veces están directamente vinculadas a directivos o miembros de grandes compañías”, subrayó.
El ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, afirmó que el verdadero desafío es que menos chilenos sigan ganando el sueldo mínimo. En ese marco, concluyó que es necesario mantener un diálogo “fecundo” para enfocarse –según la autoridad- “en lo más importante”: Seguir creciendo y no afectar el empleo.