El desolado rostro del sistema de pensiones chileno

Pese a las sucesivas promesas de los distintos gobiernos, los adultos mayores son uno de los sectores más postergados de la sociedad. Una jubilación que no alcanza a cubrir ni la mitad de sus necesidades básicas es sólo uno de los obstáculos con los que debe lidiar este sector de la población.

Pese a las sucesivas promesas de los distintos gobiernos, los adultos mayores son uno de los sectores más postergados de la sociedad. Una jubilación que no alcanza a cubrir ni la mitad de sus necesidades básicas es sólo uno de los obstáculos con los que debe lidiar este sector de la población.

En Chile, más del 82 por ciento de los adultos mayores declara que los montos de sus pensiones no son suficientes para poder cubrir sus necesidades básicas. La mayoría de ellos debe recurrir a la generosidad de algún familiar para costear sus gastos de alimentación, transporte y medicamentos.

Un escenario que no sorprende y sobre el que distintos gobiernos han anunciado medidas para enfrentarlo. Comisiones asesoras, proyectos de ley y reformas como el Pilar Solidario no han conseguido sanar esta cruda realidad.

Según un estudio realizado por la Universidad Católica, más del 60 por ciento de los adultos mayores recibe una jubilación de entre $50.000 y $150.000 mil pesos, mientras que el 24 por ciento obtiene entre $150.000 y $250.000 pesos.

Por esta razón no resulta extraña su permanencia en el trabajo, muchos de ellos en empleos por cuenta propia e informales, lo que a su vez reproduce la precariedad en la que viven.

“Nosotros no vemos que haya mejorías para los actuales jubilados” reconoció un pensionado que no ha querido revelar su identidad. Señala que la reforma del Gobierno representa un engaño, ya que no va a mejorar en nada la situación precaria en la que tanto él como su esposa, de 81 años, se encuentra.

Francisco Iturriaga, de la Unión Nacional de Pensionados, confirma esta visión. Aseguró que con las modificaciones que propone el Ejecutivo se beneficiará muy escasamente a un segmento reducido de esta población.

“Un ciudadano que gana 300 o 400 mil pesos, la jubilación son 120 mil pesos, y subiría 20 mil pesos con esa formula. No es buena, es mala, partió mal. Este proyecto es para la clase media pobre, esa es la realidad, porque las mejoras son ínfimas, son muy bajas. Hemos planteado cosas reales; el problema de los remedios, el tema de la locomoción colectiva, hay un enorme cantidad de montepiadas que ganan el 60 por ciento del cónyuge fallecido”.

Según datos de la Fundación Igualdad, un 59 por ciento de las mujeres recibe pensiones bajo la línea de la pobreza. Factores como la maternidad, la realización de las labores domésticas, o el cuidado de algún familiar (86 por ciento de los adultos mayores en situación de dependencia son cuidados por mujeres) inciden en esta dramática realidad.

Por esta razón, desde el Gobierno optaron por incluir un apoyo extra a este sector de la población en la recientemente anunciada reforma a las pensiones. Se trata de una ayuda que beneficiará a quienes, en régimen, cumplan con un mínimo de 16 años de cotizaciones.

El problema es que, según el estudio “Pensiones y tasas de reemplazo generadas por el sistema de AFP”, realizado por el Dictuc de la Universidad Católica, los hombres que se pensionan a la edad legal, cotizaron en promedio 19,8 años, mientras que las mujeres sólo 15,7 años.

Asimismo, según la propuesta del Ejecutivo, el monto del aporte adicional mensual a las mujeres será de 0,05 UF por cada año cotizado desde los 16 años, es decir, 1.371 pesos.

Para Francisco Iturriaga los cambios graduales y paulatinos no sirven. Recuerda lo que ocurrió con la rebaja del 7 por ciento de la cotización de salud que todavía le descuentan y se enrabia.

Una realidad aún peor es la que viven miles de adultos mayores que ni siquiera pueden optar a una pensión básica solidaria. La semana pasada, el académico de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes, relataba con indignación la situación de su madre, cuya jubilación no supera los trece mil pesos.

La razón es que, al vivir con familiares, muchos de ellos no califican dentro del 60 por ciento más vulnerable, requisito para acceder a este beneficio.

Eduardo Carud, jubilado y miembro de una organización de pensionados, aseguró que un tercio de los adultos mayores no accede a ningún tipo de ayuda al no ser considerados en situación de extrema pobreza.

“Nosotros hemos hecho un estudio por nuestra cuenta. Hemos visto que, los que están inscritos en el sistema antiguo, son 700 mil, los que están en el sistema que da el Gobierno, hay como 1 millón seiscientos. Hay como un millón de personas que no califican, que no tienen ningún beneficio, no tienen beneficio en el metro, no tienen beneficio de salud, no tienen nada.

Es así como la precariedad, la desprotección y la pobreza, son factores comunes en este segmento etario que cada vez es más grande en nuestro país.

Según datos de la última encuesta Casen, los adultos de sesenta y más años representan el 19,3 por ciento de la población y superaron por primera vez en cantidad a quienes tienen menos de 15 años en Chile.





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