Este martes, Israel acudió a las urnas para definir la repartición de sus escaños en el Kneset. Sin embargo, hasta el miércoles por la tarde, los resultados anunciaban un empate entre el actual primer ministro, Benjamín Netanyahu, y su competencia más próxima, Benny Gantz. Cada uno con 35 diputados en el parlamento.
En este proceso electoral, será el presidente israelí, Reuven Rivlin, quien dé como ganador no solo a quien obtenga más escaños, sino a quien logre una coalición de un mínimo de 61 diputados. En ese sentido, según el analista internacional, Guillermo Holzmann, es Netanyahu quien lleva la delantera.
“Su coalición va a ser mucho más de derecha, más conservadora, más aislada de cualquier proceso de paz que intente integrar a Palestina, mucho más cerrada respecto a posibilidades de generar un plan de paz que sea viable con Palestina”, explicó el analista a Diario y Radio Universidad de Chile.
Pese a tener la misma cantidad de escaños que Gantz, Netanyahu ha logrado ya una alianza que supera a la mayoría en el parlamento, con 65 diputados. Por esta razón y pese a que ambos candidatos se declararon ganadores en un principio, Gantz aceptó su derrota 20 horas después de finalizadas las elecciones.
Aunque un día antes del escrutinio, el primer ministro israelí llamó a sus compatriotas a evitar con su voto el triunfo de un “candidato de izquierda”, lo cierto es que tanto Holzmann como el analista Pablo Jofré coinciden en que Gantz, un militar retirado, no lo es exactamente y más bien se acerca a la centro derecha.
“Recordemos que Gantz fue el jefe del estado mayor cuando se dio la agresión contra Gaza en el año 2014, está también bajo acusaciones de crímenes de guerra, por parte de algunas organizaciones como Amnistía Internacional. Es un personaje que ha sostenido que la campaña que se llevó a cabo contra Gaza dejó amplias zonas de esa franja en la edad media”, explicó Jofré.
Otro dato importante a considerar es el nivel de participación que ha suscitado este proceso. En comparación con las últimas elecciones legislativas del 2015, este año los votantes se redujeron de 72 a 68 por ciento. Lo mismo sucedió con el voto árabe, que en 2015 se posicionó como la tercera fuerza en el parlamento israelí.
“Es una abstención alta para los estándares que había tenido Israel anteriormente, y el voto árabe estuvo jugándose mucho en lo que es sumarse a esta abstención, y generando una posición más social demócrata que de apoyo al pensamiento de ultraderecha dentro de Israel”, explicó Holzmann.
El ganador de este proceso, una vez conocido los resultados oficiales este jueves, tendrá que lidiar internamente con una crisis de desempleo juvenil, el aumento de los grupos políticos ultra ortodoxos y la incorporación de los asentamientos de Cisjordania. Esto último, además, fue una de las promesas más representativas de la campaña de Netanyahu, que amenaza con tener su periodo más conservador de todos, apoyado incluso por su amigo personal, Donald Trump.
Finalmente, en cuanto a políticas internacionales, la coalición ganadora deberá manejar la relación con todo el bloque del medio oriente, incluido Palestina, Siria, el Líbano e Irán. En este sentido, la continuidad de las políticas de Netanyahu se reafirmarán en este este su quinto mandato.