El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, atraviesa por estos días uno de los momentos más complejos desde que asumió en el Palacio do Planalto. Su controvertido estilo, sumado a medidas fuertemente resistidas por la ciudadanía, ahora tienen un nuevo ingrediente: el mega incendio que afecta a la Amazonía desde hace semanas y en los que al menos en una primera instancia, el gobernante optó por responsabilizar a ONGs, apuntando a una supuesta intencionalidad de dañar su imagen.
En conversación con Diario y Radio Universidad de Chile el ex embajador de Chile en Brasil, Jaime Gazmuri, analizó el escenario actual en el país sudamericano, gobernado por un mandatario, quien señala, ha sobrepasado todos los límites.
¿Cómo observa lo que está pasando en Brasil a propósito de los últimos hechos que tienen al presidente de ese país, Jair Bolsonaro, nuevamente en el centro de las críticas?
La verdad es que la figura de Jair Bolsonaro es una figura patética. Francamente uno no se explica cómo la tercera democracia del mundo pueda tener a un presidente que tenga esa ideología y esas conductas, lo que es una desgracia porque efectivamente fue elegido, pero realmente creo que está provocándole al pueblo brasileño problemas y costos totalmente gratuitos. La grosería con Macron no tiene ninguna justificación, habla de una persona profundamente perturbada. Lo que más me preocupa es cómo éstas conductas se van haciendo habituales en algunos líderes mundiales que tiene esas características. Trump no es muy distinto, pero Bolsonaro puede ser mucho más vulgar, eso no cabe duda.
Esto además en un momento particularmente complejo porque el gobierno de Bolsonaro ya está siendo rechazado por una cantidad muy importante de brasileños, por cuanto también estos incendios en la Amazonía dejan de ser un problema puramente de Brasil y pasan a ser un tema de preocupación universal: el 20% del oxígeno del planeta se produce ahí y hay un consenso en que si sigue la deforestación en la Amazonía puede haber un momento en que esa zona pueda ir colapsando.
¿Hasta qué punto, desde su perspectiva, el tema de los incendios y la reacción que ha tenido el Presidente Bolsonaro podría complejizar su situación política?
Yo veo a un presidente totalmente inadecuado, no comparte valores democráticos básicos, agrede a medio mundo en el país, son de este tipo de liderazgos neo populistas de ultraderecha –decir que es de derecha sería ofender a una cantidad inmensa que es de derecha y que es gente democrática-. Bolsonaro no tiene valores democráticos, ése es el problema, aunque fue elegido democráticamente. Y en el tema de la Amazonía, no es el Gobierno el responsable de cada uno de los focos de incendios, eso sería exagerar las cosas, pero sí es responsable de haber disminuido fuertemente los presupuestos para los ministerios ambientales; es responsable de haber tenido una retórica favorable al desmonte y a la ocupación agrícola y ganadera de tierras que hoy en día son reservas indígenas. Bolsonaro llegó a decir que él era el “Capitán Motosierra” antes de los incendios. Esto, porque hay un sector de ultraderecha en Brasil que no cree en el tema del calentamiento global, que lo niega como un problema, que dice que es una exageración de las ONGs, entonces un gobierno que no tiene ninguna consciencia del problema medioambiental que sufre el mundo, en un país cuya preservación de la selva amazónica es fundamental para la sobrevivencia del planeta, claramente es un gobernante muy inadecuado que le está generado problemas a su propio país.
Más allá de los incendios, y recordando otras medidas que han sido fuertemente cuestionadas, ¿cuáles cree usted que son los límites de Bolsonaro?
Es un personaje que yo tengo la impresión que como persona, como personalidad tiende a no tener límites. Límites de conductas éticas, límites de declaraciones verbales. Ahora, es presidente de un país en donde hay parlamento, hay sistema judicial, pero es un país en donde el presidente tiene un poder, incluso aunque no pueda hacer todo lo que quiera, las cosas que dice producen efectos. Entonces Brasil es una sociedad más dividida, que está más crispada, en donde la convivencia civil y democrática se está haciendo cada vez más difícil porque tenemos a un presidente que reiteradamente ataca, ofende, miente, amenaza, aunque después no pueda cumplir sus amenazas, eso ya tiene un efecto muy negativo.
Se dice que podría no terminar su período, eso va a depender del sistema político brasileño. Yo creo que se le han puesto pocos límites. Tengo la impresión de que en ese sentido incluso el poder judicial ha sido poco claro en poner límites tanto a él como a su familia. Hay un ministro de la Corte Suprema que ordenó paralizar las investigaciones que se hacían sobre sus hijos mientras que tienen preso a Lula 500 días sin que –a mi juicio- se haya probado ninguno de los delitos que se le atribuyen. Es un gobernante que es muy disruptivo, que lo apoya un sector de la sociedad brasileña, pero no es un fenómeno puramente nacional; estamos ante el crecimiento de sectores de ultraderecha muy irracionales, muy divisivos, muy agresivos, en países importantes como Brasil, como los Estados Unidos, como Salvini en Italia, como el presidente de Hungría que también tiende a sobrepasar todos los límites. En Europa hay más contención por el hecho de que son todos miembros de la Unión Europea y tienen estándares más altos, aquí no tenemos un sistema integrado en donde unos países puedan ser contrapeso de los otros, pero todos influyen y Brasil es el país más poblado de América del Sur, es el país más rico de esta región y por lo tanto lo que ocurre en Brasil nos afecta de una u otra manera.
¿Cómo considera que se tiene que relacionar el Presidente Sebastián Piñera con el Presidente Bolsonaro, tomando en cuenta la descripción que usted hace de este último, pero también considerando la importancia económica y estratégica que tiene Brasil para Chile?
Yo soy partidario de que Chile y el Presidente como encargado de las relaciones internacionales, tiene que mantener una relación permanente con Brasil. Hay muchos intereses comunes, hay historia común, habíamos tenido en el pasado mucha coincidencia en materia internacional. Hoy Bolsonaro rompe la tradición diplomática brasileña, pero esas relaciones siguen y Bolsonaro va a pasar, no se va a eternizar en el poder. Por lo tanto, el presidente de Chile tiene que mantener una relación con el gobierno de Brasil cualquiera sea el juicio que le merezca, me parece correcto, también las cancillerías y los parlamentos. Lo que sí yo creo es que es indispensable que el Presidente tenga una actitud en donde la relación normal que tiene que haber con Brasil no significa que estamos de acuerdo con cada una de las torpezas de Bolsonaro y ahí el Presidente tiene que moverse con mucha prudencia porque la relación tiene que mantener su ritmo, pero yo le pediría que fuera explícito en que por lo menos Chile no comparte muchas de las políticas en materia internacional y de las actitudes de Bolsonaro.
¿Y ha tenido esa prudencia el Presidente?
Cuando fue la visita de Bolsonaro a Chile yo hubiera esperado alguna alusión, aunque fuera indirecta a temas que nos distancian como Estados con Bolsonaro. Creo que no lo tuvo y que debería ser más explícito con toda la diplomacia del mundo en hacer ver que hay muchas de las posiciones del presidente de Brasil que nosotros y el Presidente no comparte, como yo creo que no las comparte. Es una línea complicada porque tenemos que mantener la relación y en las relaciones internacionales uno tiene que ser cuidadoso y prudente, pero al mismo tiempo el Presidente tiene que ser claro en que hay actitudes y opiniones de Bolsonaro que claramente no compartimos.