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Año XVI, 25 de abril de 2024


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Una historia viva

Columna de opinión por Maximiliano Salinas
Jueves 23 de enero 2020 12:25 hrs.


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La historia parece estar más viva que nunca o más vivaz que nunca entre nosotros. Por algún arte de magia… negra la historia como saber oficial ha pasado a ser raptada de los escenarios formales del establecimiento público y pedagógico estatal. Todo esto antes y después del bullente estallido social de octubre del año pasado. Primero fue la sustracción del ramo obligatorio en enseñanza media. Hace poco fue la sustracción de la prueba del ramo en la PSU.

¿Qué pensar de todo esto? Se puede pensar que toda esta magia oscura manifiesta las travesías y travesuras de la historia. Si ciertos prestidigitadores la quieren ocultar o restar de los escenarios establecidos, ella está más que nunca presente, y presentísima, en el devenir y el porvenir del Chile contemporáneo. A quienes realmente la historia real se les esquiva o les da la espalda es a las elites establecidas del país. La aprobación del presidente Piñera se desploma al 6 por ciento. Desaprobado por los chilenos en un 82 por ciento. Nunca visto. La privilegiada elite está por los suelos. Los personajes públicos no suenan ni truenan. El Congreso tiene una aprobación de un 3 por ciento. Los partidos políticos, un 2 por ciento. Están para la historia… que pasa (Encuesta CEP, n° 84, diciembre 2019). O están como en suspenso, suspendidos en el aire, como los monigotes de la instalación “El pago de Chile” de Nicanor Parra.

¿Y la historia profunda, que viene y proviene del pueblo de Chile?

Esta no se revela particularmente en las estadísticas de las encuestas renombradas. Allí la mirada está puesta en la temperatura del poder, de los triunfadores que hoy más parecen perdedores. A quienes como historiadores e historiadoras amamos la historia nos corresponde encontrarla y perseguirla en sus verdaderas y a veces invisibles dimensiones. Ella no está en ningún caso desaparecida sino viva y ardiente en los anhelos y esperanzas del pueblo común de Chile por la igualdad, la equidad, la fraternidad. En las ganas de una nueva constitución democrática sin más. Por esos valores de larga duración. Así se manifiesta una historia lenta, obstinada, el reverso de la historia rápida de los dominadores. Como bien dice el historiador Jacques Le Goff: “Esta historia lenta que se encuentra en la cultura ‘popular’ es, en efecto, una especie de anti-historia en la medida en que se opone a la historia que ostentan y animan los dominadores.” (J. Le Goff, Pensar la historia, Barcelona: Paidós, 2012, 71). Esa historia viva de la cultura ‘popular’ es la que se ha expresado en las paredes y manifestaciones callejeras, verdaderas escrituras públicas del parecer colectivo desde octubre 2019: “Michimalonco vuelve”, “De la tierra nacerán los nuevos tiempos”, “Ya que nos eximen de historia, hoy volvemos a escribirla”, “Chile no te duermas nunca más”, “La insurrección es una fiesta”, “Suelten el agua del pueblo”, “Piñera no eres digno de este hermoso pueblo”, “No + saqueo de la tierra”, “Suelten los privilegios”, “Cuestiona tus privilegios”, “Descolonízate”, “Montañas y ríos libres”, “K’ nadie mate sus sueños”, “Chile despertó pa’ siempre”, “¿Qué es Chile?”

Todas estas fórmulas, aparte de los improperios que no consignamos, son expresiones verdaderamente poéticas que muestran la voluntad histórica de un pueblo arraigado a su consciente y a su inconsciente, sustentado en un arraigo natural a su geografía, a su tierra. El rapto de la historia formalizada proviene sobre todo de quienes buscan atajarla, apaciguarla, empañarla, con una fugaz y torpe ceguera administrativa. Los historiadores, fieles a la historia que la hacen decisivamente los pueblos, la seguimos teniendo todos los días muy presente. Querida, guardada y aguardada en el quehacer social, sapiencial y educativo de nuestras diversas comunidades académicas y extraacadémicas.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.