Los datos oficiales no convencen ya a casi nadie. Desde hace semanas varios medios y sindicatos de médicos han denunciado que esa cifra —que suma sólo tres muertos— seguramente está por debajo de la verdadera dado que Rusia tiene una frontera de 4.200 kilómetros con China, y atribuyen la anomalía a las pocas pruebas que se han realizado y a maniobras para esconder la verdad. El recuerdo de la catástrofe de Chernóbil, silenciada y mal gestionada por las autoridades soviéticas en 1986, vuelve a avivarse entre algunos sectores de la población.
“El mismo gobierno no sabe cuántos casos hay porque las pruebas son de muy mala calidad”, dice Anastasia Vasileva, doctora y aliada del opositor Alexei Navalny y directora del sindicato de médicos.
El alcalde de Moscú, Serguei Sobianin, es también uno de los responsables del operativo para toda Rusia en la lucha contra el coronavirus y ha admitido esta semana que no se conoce el número real de afectados por el Covid-19 en el país. “No importa que sean 400 o 500. La velocidad de contagio es alta, estamos ante un tema serio”, dijo el regidor en una reunión televisada con Putin.
Sobianin está preocupado porque sabe que muchas personas se quedan en casa, “aquellos que vinieron del extranjero simplemente no se hacen las pruebas, los que se lo pueden permitir se quedan en sus apartamentos, en aislamiento, pero los que están enfermos son muchos más”.
La falta de medidas de cuarentena general impuestas por el gobierno hace que asintomáticos sigan en la calle mientras siguen infectados. A lo máximo que ha llegado Putin es a decretar que la próxima semana serán vacaciones pagadas a nivel nacional. Es una medida “amable” para alentar a los rusos a quedarse en casa y frenar la propagación del virus.
El presidente sí se ha visto obligado a sacrificar algunas “piezas” por culpa de la pandemia. El referéndum para que pueda quedarse en el poder hasta 2036 tendrá que esperar, queda aplazado sin fecha.
En un mensaje televisado a sus compatriotas para anunciar medidas contra el coronavirus, Putin pidió a los rusos que se queden en casa. Pero dejó en manos de gobernadores y alcaldes tomar medidas más duras. Putin sí anunció un paquete de estímulo económico que incluye otras medidas de carácter económico como una moratoria en la devolución de créditos si los ingresos caen por debajo del 30% y la elevación en un 50% de la dotación por desempleo. También la suspensión del pago de impuestos, salvo el IVA, a las Pymes. “Estamos logrando contener que la epidemia se propague de forma rápida”, dijo el líder ruso.
La alocución de Putin era “una necesidad que quedó patente después de una reunión de varias horas por el hecho de la situación nada fácil que ha provocado el coronavirus”, apuntó el portavoz del Kremlin Dimitri Peskov.
Moscú sí ha confinado a algunos residentes: el alcalde ha ordenado a todos los mayores de 65 quedarse en casa a partir de mañana jueves. Casi dos millones de moscovitas están afectados. Las tiendas, bancos y farmacias seguirán abiertas.