La semana recién pasada fue especialmente difícil para la oposición. La pérdida de la presidencia de la Cámara de Diputados, la cual quedó a manos del RN Diego Paulsen, fue sólo un hecho más de una larga lista de tropiezos y episodios bochornosos registrados desde que Sebastián Piñera llegó nuevamente a la Moneda.
De esta forma, las fracturas internas en la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio demostraron estar más frescas que nunca, pese a ser un año electoral, además de los crecientes cuestionamientos a la actual administración.
En conversación con nuestro medio, expertos analizaron la actualidad de la oposición chilena, las expectativas que debieran cumplir, sus posibilidades de entregarle gobernabilidad al país y los problemas de fondo que evidencian situaciones como la ocurrida en la Cámara.
Entre las conclusiones, destaca la figura de un bloque intrínsecamente elitista, que no aprendió de los vicios políticos que enrostró la crisis política y social posterior al 18 de octubre, y de un actuar errático en momentos en donde en vez de disgregar los votos, hay que aunarlos.
Así lo expresó la doctora en Ciencia Política y académica del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) de la Universidad de Chile, María Cristina Escudero, quien manifestó que es “extraño” que la oposición no haya aprendido la lección que dejó el denominado estallido social.
“No ha influido en la oposición para que se una, sino que al contrario se han reiterando las mismas dinámicas de acción que se ha tenido desde el comienzo de este Gobierno. De una oposición que se disgrega, que está muy fragmentada, tanto en los partidos tradicionales entre ellos como en los actores más actuales del sistema de partidos, con todos los partidos que componen el Frente Amplio”, señaló la académica.
“Esto es extraño, desde una perspectiva en que vamos a enfrentar un año electoral, en que los incentivos debieran estar en tratar de sumar los votos más que dispersar los votos”, agregó Escudero.
Un diagnóstico similar es el que hace el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, quien sostuvo que el error de la oposición ha sido el intentar, a como dé lugar, transformar los traspiés del Ejecutivo en victorias para el conglomerado. Para Moreno, esto da cuenta de la dificultad que ha tenido el bloque opositor para “hacer política en tiempos de crisis”, en momentos que, para el analista, se hacen necesarios más acuerdos y dar mayor relevancia a la institucionalidad vigente.
“Esto no hace sino confirmar lo que veníamos conociendo antes del desarrollo de la pandemia. Es decir, ya desde el 18 de octubre en adelante una fuerte impugnación a la clase política, y la oposición en particular apostando permanentemente a la derrota del Gobierno como si eso significara capitalizarse políticamente”, indicó Moreno.
“No ha estado a la altura de tener política en tiempos de crisis y quizás lo único que puede salvarnos, paradojalmente, es que necesitamos más política, porque necesitamos más acuerdos y que nuestras instituciones funcionen”, agregó el director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central.
Una votación que gatilló un nuevo round entre figuras de la ex Concertación y el Frente Amplio fue protagonizado por el presidente de la Democracia Cristiana, Fuad Chahín. Tras el fracaso en la votación por la presidencia de la Cámara, en entrevista con La Tercera, Chahín sostuvo que los parlamentarios del FA “son como niños que rompen un juguete y al día siguiente quieren que les compren otro”, y de inmediato contestaron desde el sector frenteamplista.
El diputado de Convergencia Social, Gabriel Boric, sostuvo que “había un negocio entre la DC y la derecha y no resultó”, mientras que desde Comunes, la diputada Claudia Mix, señaló que “el presidente de la DC es como el mono porfiado de la derecha”.
Todo esto mientras desde la oposición evalúan la posibilidad de presentar una moción de censura a la Mesa presidida por el diputado RN Diego Paulsen, medida que para el director de la Escuela de Gobierno de la U. Central sería “inevitable”.
“Va a ser yo creo que inevitable la censura de la mesa, por lo tanto, esta ilusión del Gobierno de tener control sobre la presidencia de la Cámara de Diputados es eso, una ilusión”, señaló Moreno.
“Salvo que lleguen a un acuerdo con la Democracia Cristiana, que es también lo que se está buscando por parte del Gobierno. Entonces, está todavía muy inestable el escenario político como para que el Gobierno piense que es posible sostener una mesa que no tiene las mayorías suficientes como para poder llevar adelante su gestión”, acotó el cientista político.
En la misma línea, María Cristina Escudero argumentó que, si bien el haber perdido la votación en la Cámara será una lección para la oposición, la relación entre el Ejecutivo y el Congreso se mantendría en la misma lógica que ha primado hasta ahora, ya que la ex Concertación y el Frente Amplio en su conjunto todavía cuentan con mayorías tanto en la Cámara como en el Senado.
“Desde el punto de vista de la oposición es una lección, algo negativo el no tener la presidencia de las Cámaras, porque le quita visibilidad y le quita poder en la toma de decisiones. Sin embargo, para el Gobierno, no cambian mucho las circunstancias en su relación Ejecutivo-Legislativo con respecto a la posibilidad de aprobar y contar con los votos para ciertos proyectos de ley”, sostuvo la analista respecto de la victoria oficialista en la Mesa de la Cámara de Diputados.
Respecto de las conclusiones que se pueden derivar de un análisis superficial de la situación actual de la oposición, el académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Miguel Urrutia, sostuvo que la actitud que han demostrado los políticos se alejan de las demandas que la ciudadanía exigía hace tan solo unos meses en las protestas que siguieron al 18 de octubre pasado.
En ese sentido, Urrutia sostuvo que el caso omiso, los oídos sordos y el fuerte elitismo existente dentro de la clase política están allanando el camino para generar nuevamente las condiciones para que se dé una nueva revuelta social en el país.
“Lo concreto es que el estallido social nos había inserto una necesidad de pensar de otra manera y hoy día nuestras élites se regocijan en habernos hecho retroceder y en haber vuelto a su pensamiento lineal, al cálculo pequeño, a las cuestiones que nos instalan día a día, en la medida que se debió haber tomado un día antes o un día después, en el subsidio que debió haberse ampliado a tales o cuáles sectores”, sostuvo Urrutia.
“Ese es el ámbito en el que ellos se acomodan y el ámbito que genera un nuevo derecho a rebelión para las masas populares chilenas”, vaticinó el académico de la Universidad de Chile.