La pandemia ofreció una tregua a las autoridades en torno al conflicto social producido en octubre pero, como toda tregua, esta tiene su final. Ya desde hace algunos días se han registrado manifestaciones en diversos puntos del país terminando, mayoritariamente, en enfrentamientos con Carabineros.
Justamente el lunes 27 de abril, fecha en que se conmemoraron 93 años de la institución uniformada, las protestas fueron más y con mayor violencia.
Un hecho de especial preocupación se dio en la comuna de La Florida, cuando dos carabineros de civil percutaron, desde un auto en movimiento, alrededor de 15 disparos a la altura de la calle Trinidad. Los funcionarios policiales se dieron a la fuga dejando a diez manifestantes heridos.
Pero aquella protesta en La Florida no fue la única en la Región Metropolitana, pues en diversos municipios se registraron manifestaciones que terminaron en disturbios, incluida Plaza Italia, punto emblemático del estallido social comenzado en octubre del 2019.
Según Carabineros, al lugar llegaron aproximadamente 200 personas de las cuales 60 fueron detenidas. El enfrentamiento entre uniformados y manifestantes se tornó bastante violento, registrándose peleas cuerpo a cuerpo y los ya habituales gases lacrimógenos.
De a poco, la gente nuevamente sale a las calles reactivando lo comenzado el 18 de octubre, claro que ahora con un ingrediente adicional: las carencias de un sistema evidenciadas por la pandemia.
Para la académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile Carla Peñaloza, las actuales protestas tienen el mismo sentido de siempre, pero ahora cuentan con más argumentos.
El mal manejo del Gobierno, sus contradicciones comunicacionales, las medidas que las autoridades han tomado sin siquiera explicarlas, sumadas a las desigualdades que el Covid-19 ha puesto sobre la mesa, han hecho que gran parte de la población se convenza, sin tintes, medios de un cambio urgente en el país.
“Lo que hay aquí es la misma crisis evidenciada en una expresión mucho más brutal en el sentido de que las desigualdades se han visto de manera aún más evidente porque pone en riesgo, incluso, la vida de las personas, clarifica el inequitativo acceso a la salud, también transparenta la precariedad laboral y las diferencias en la calidad de la educación”.
Para la historiadora, otro hecho de vital importancia ha mermado el ánimo de la gente: la posibilidad de que el plebiscito cambie nuevamente de fecha. Según Peñaloza, ese derecho ganado por la ciudadanía no puede aplazarse argumentando razones económicas, tal como lo esbozó el gobierno de Sebastián Piñera.
Leer también: Ximena Ossandón: “Poner en duda el plebiscito implica negar las razones del estallido social”
Y es que el descontento crece. Así también lo cree Cristián Opazo, académico de la Universidad Católica y director alterno del Núcleo Milenio Arte, Performatividad y Activismo.
Para él, la pandemia, además de evidenciar las desigualdades, demuestra que la prioridad del sistema es la economía y no la vida. Muestra de aquello es la paulatina apertura del comercio y, sin embargo, la prohibición de manifestaciones.
Esta contradicción, para Opazo, es una provocación para un pueblo que tiene que pagar los costos de la pandemia.
“Hemos visto cómo, tras la caída de las comisarías virtuales, las personas tienen que realizar trabajos que demandan cruzar Santiago, lo hacen, además, en transporte público con condiciones indebidas, lo hacen en un contexto donde se les dice que, por un lado, pueden retomar parcialmente las actividades económicas, la reapertura de malls, pero, por otro lado, se les dice que todo espacio de desarrollo y demanda ciudadana está vedado, y yo creo que esa contradicción lo que está haciendo es transformar el diálogo en una provocación”.
Según el académico, la imagen de hacer cuarentena en casa descansando o “viendo Netflix” es solo para una minoría, pues la mayoría de la gente debe seguir generando sustento económico a costa de su propia salud, por tanto, las protestas son una fotografía más real que el descanso hogareño al que muchos aluden.
Y así es, efectivamente, para Darío Ahumada, quien asistió este lunes a Plaza Baquedano o, como ha sido rebautizada tras el estallido, “Plaza de la Dignidad”. Es joven y no milita en ningún partido ni movimiento político.
En conversación con nuestro medio, sostuvo que la manifestación de este lunes fue espontánea y él asistió por su cuenta, no fue motivado por ninguna convocatoria en específico.
Para él y pese al contexto de crisis sanitaria, el estallido social no ha acabado, es más, la situación generada por el COVID-19 ha reafirmado la necesidad de cambios urgentes en el país.
Y pese a que reconoce que la represión de la policía fue exagerada este lunes en Plaza Italia –hubo manifestantes heridos-, no dejará de salir ya que, según su criterio, es la manera de que las autoridades escuchen a la gente.
“La única forma es salir a la calle y demostrar el descontento, yo no soy mucho de ir a Dignidad, yo siempre estuve por lo territorial, pelear aquí en el barrio de Pudahuel Sur, pero cada vez que puedo salir lo hago. Esto no va a parar, por ahora lo tenemos como en paréntesis, pero de que se va a venir fuerte de nuevo, se va a venir fuerte, el lunes se demostró. Pese a las prohibiciones, las medidas sanitarias, el distanciamiento, las mascarillas y el que la policía te lleve por nada”.
Pero sabemos que Santiago no es Chile y en regiones también se han registrado protestas y enfrentamientos con Carabineros. Donde hubo especial tensión fue en Antofagasta, donde varios sectores de la ciudad registraron barricadas, cortes de calle y hasta un auto quemado.
Camila Vargas es presidenta de la Agrupación por la Memoria Providencia de Antofagasta y, en conversación con nuestro medio, sostuvo que en su ciudad las protestas no han dejado de realizarse desde el inicio del estallido hasta la fecha, incluso con la pandemia latente.
Eso sí, reconoce que ante la situación sanitaria en número de manifestantes se ha reducido, sin embargo, asegura que pasado el actual contexto, las protestas se reactivarán.
“Nosotros creemos que acá, en Antofagasta, es bastante difícil que bajen las manifestaciones, en especial si es que las autoridades no toman en cuenta lo que la gente está pidiendo en las calles, y cuando pase todo esto de la pandemia creemos también que acá se va a activar un foco muy importante de manifestaciones a nivel nacional, tomando en cuenta, además, que esta es la segunda ciudad que ha tenido mayor cantidad de detenidas y detenidos después de Santiago, en una zona que la cantidad de gente es considerablemente menor”.
La situación de Antofagasta es peculiar, pues la ciudad alberga 63 campamentos y muchos de ellos no cuentan con los servicios básicos. Por todo esto, Camila Vargas sostiene que no hay manera en callar a la gente y, tomando las medidas sanitarias que corresponden, la ciudadanía se seguirá tomando las calles de la urbe.
Leer también: “El encierro se mezcla con hambre”: la preocupante realidad de los “invisibles” campamentos de Antofagasta
La dirigenta también recalca que la violencia policial ha sido especialmente cruda en la zona, allí nunca se dejaron de disparar balines o perdigones, a diferencia de otras regiones de Chile. Además, señala que actualmente hay 18 presos políticos, los cuales han sido detenidos en contexto de revueltas.
Ante la reactivación de las manifestaciones en el país, la Mesa Social Covid-19 rechazó este tipo de aglomeraciones por el riesgo que presentan para la salud.
“Como país nos mantenemos expectante del desarrollo de esta pandemia y es por ello que reforzamos el llamado a no relajar las medidas de distancia física y respetar estrictamente las recomendaciones e instrucciones sanitarias relativas a reuniones públicas y autocuidado”, señala la instancia en un comunicado.
Pero pese a la insistencia de las autoridades, la gente sigue saliendo a las calles. La noche de este martes también se registraron protestas en varios puntos del país. La Florida ha sido un permanente foco de conflicto.
Así las cosas, la gente sigue realizando convocatorias para hacer sentir su malestar respecto del Gobierno y el sistema. Ya para este Primero de Mayo, diversas organizaciones han convocado a Plaza Baquedano para manifestarse, eso sí, “con mascarillas y alcohol gel”.
El Gobierno está atento a lo que pueda suceder, pero la situación es un hecho. La Moneda lucha contra dos rebrotes: el del coronavirus y el de la protesta social.