El venidero plebiscito constituyente del próximo 25 de octubre ha generado una unidad entre los partidos de oposición que hasta el estallido social del pasado 18 de octubre de 2019 era inédita. Al menos desde la aparición del Frente Amplio (FA), el conglomerado de partidos contrarios al gobierno de Sebastián Piñera no había logrado articularse en torno a un proyecto en común; pero las opciones ‘Apruebo’ y ‘Convención Constitucional’ parecen haber logrado una coordinación entre el FA y los partidos de la ex Nueva Mayoría que para muchos era impensada.
El entusiasmo a llegado a ser tal, que algunos han deslizado la posibilidad de ir más allá y que esta aparente unidad se concrete en pactos con miras a los próximos desafíos electorales como las elecciones municipales, de gobernadores regionales e, incluso, las presidenciales. Sin embargo, también hay quienes ponen paños fríos y toman distancia. Sobre todo en el Frente Amplio, desde donde han insistido que para lograr mayorías transformadoras, se requiere un proyecto político distinto al de la ex Concertación y Nueva Mayoría. Sobre esto último enfatizó, en conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, la diputada y desde esta semana expresidenta de Convergencia Social (CS), Gael Yeomans, quien se refirió a la articulación que existe entre la oposición de cara al plebiscito, pero también a los desafíos que enfrenta el Frente Amplio de cara a las próxima selecciones.
Esta semana deja la presidencia de Convergencia Social (CS), ¿cuál es su balance del rol del partido y el rol del Frente Amplio en este último período?
Me siento orgullosa de Convergencia Social, de lo que hemos construido como partido. Enfrentamos, además, un debate y momentos que fueron complejos, y logramos construir una posición común respecto al proceso más importante de los últimos 30 años. Ahí el objetivo que concordamos desde la organización, que me parece que es claro, es ir con todo y no sólo por un modelo distinto, sino también por superar un modelo que ha sido uno de injusticia y de desigualdad. CS en este proceso, con todo lo que ha vivido, con los momentos complejos que ha superado, hoy día está fortalecido. Es un partido legalizado, con un rol claro también en contribuir a correr el cerco, que lo hemos ido jugando también en distintas coyunturas: en las 40 horas, en el postnatal de emergencia, tuvimos una participación relevante también en el debate por el retiro del 10% por ciento, con un papel también protagónico por lograr la primera constituyente paritaria. Todos ellos impulsos desde el partido.
Luego, desde ahí, nuestro desafío principal es articular mayorías transformadoras que conecten con el Chile que despertó y que logre ello expresarse en las próximas elecciones: en los nuevos municipios, en las gobernaciones regionales y bueno, obviamente también en la Convención Constituyente.
Éste último es, sin duda, uno de los hitos más importantes en los últimos 30 años, me refiero al proceso constituyente. ¿Cómo evalúa la participación de Convergencia Social en la gestación finalmente de éste proceso? Un diputado del partido firmó aquél acuerdo del 14 de noviembre de 2019, pero a nombre propio, y eso trajo consigo repercusiones. ¿Cuál es su balance del aporte que hizo CS en ese proceso?
Sin duda que fueron momentos también complejos para el Frente Amplio, un momento de debate, a eso también nos referimos en varias oportunidades en ese proceso públicamente. Sí creo que ahí, lo que sí nos deja la oposición del partido, es que hoy día sabemos que tenemos que ir a enfrentar el proceso constituyente, el plebiscito y las votaciones para la elección de los convencionales constituyentes, articulando las mayorías que quieren una transformación en el país. Y en eso está nuestro nuestro partido, está el Frente Amplio y también sin duda están otros partidos políticos y sobre todo, organizaciones sociales que han impulsado este proceso de cambio.
Respecto de estas grandes mayorías que están impulsando transformaciones, que usted menciona, y los procesos electorales que se avecinan. ¿Cree que esas grandes mayorías pueden ser con todos, incluido la Democracia Cristiana, por ejemplo, con tal de derrotar a la derecha?
En esto creo que hay que dar un debate que sea sincero y transparente. A mí me parece que en esto no están los tiempos para dar cheques en blanco a todos los que se dicen de oposición, simplemente para generar una unidad de sigla o un pacto electoral sin construir las mayorías transformadoras. Que son cosas distintas: generar un pacto electoral no es lo mismo que articular una mayoría transformadora que impulse las demandas del Chile que despertó. El segundo es nuestro objetivo, y no simplemente un pacto electoral vacío.
El estallido de octubre no sólo dijo que este era un gobierno mezquino, miserable, violador de derechos humanos, también dijo esto no son 30 pesos. No es sólo Piñera, sino que son 30 años. Es una forma de hacer política que pone a los de arriba en el centro y que deja a la gente común sin respaldo. Y en eso, y también para ser transparentes y sinceros, el neoliberalismo en Chile no es solo Pinochet y Piñera, también fue Ricardo Lagos o Alejandro Foxley. Y de eso también hay que hacerse cargo, yo espero que se hagan cargo.
Y hasta dónde llega entonces la búsqueda de acuerdos o esta unidad de la que mucho se habla entre los partidos para ir por el Apruebo, hay quienes pretenden extrapolar esto también al desafío siguiente, que son las municipales e incluso las presidenciales…
Sí, pero yo no comparto la ansiedad de poner primero los nombres, las candidaturas e incluso los mecanismos de elección de esos candidatos, cuando no tienes primero garantizado que ganaste el plebiscito con una amplia participación. Por eso la conclusión de nuestra jornada fue esa, en primer término, nuestra prioridad está en el plebiscito, está en lograr una amplia votación a favor del Apruebo y de la Convención Constitucional. Ese es nuestro primer desafío y, sin duda, ahí hay distintas fuerzas políticas y organizaciones sociales que tenemos que estar impulsando esa votación.
Me parece que lo importante no es replicar las viejas fórmulas, de poner primero las candidaturas, los nombres y después vemos las ideas, después vemos el programa. Hay que ver lo que sucedió con la Nueva Mayoría, una coalición política que logra posicionar a una Presidenta con un amplio respaldo en las votaciones, logran tener mayorías en el Congreso, pero luego no logran concretar el programa que levantaron. Porque además dentro de sus filas tenían algunos que remaban en contra, recordemos que incluso Ignacio Walker señaló que no conocía el programa de la Nueva Mayoría. De eso estamos hablando, esas son las diferencias que tenemos. También recordar hace un par de años, durante este periodo legislativo, en 2018, en la Democracia Cristiana hubo parlamentarios que votaron el 98% de los proyectos de ley del Gobierno a favor, inclusive porcentajes mayores a parlamentarios de RN. Ahí la pregunta es clave, ¿están más a favor de un programa de proyecto distinto o quieren defender este modelo y por eso votaron a favor de todos esos proyectos del gobierno de Sebastián Piñera?.
¿Es desde ahí que surge esta definición de ir con un candidato propio?
No, la verdad es que nosotros lo que decidimos esa jornada es dejar esas definiciones para después del 25 de octubre, eso lo hemos dicho algunos liderazgos y lo vuelvo a recalcar porque nuestra prioridad en esa jornada no fue ese debate. De hecho, ese debate está pendiente en el Frente Amplio porque queremos darle un sentido distinto. Lo más importante, por lo mismo, es el proyecto, lo que queremos presentar. El decir que hoy día queremos superar el neoliberalismo es un desafío importantísimo. Un desafío que es sumamente complejo por cierto, que queremos que se vea traducido en la nueva Constitución y en un programa de gobierno. Para eso hay que construir esa articulación y esa fuerza que permita concretarlo, obviamente con quienes queramos estar en esa disposición. O sea, quienes queramos impulsar, correr ese cerco, hacer esos cambios tan profundos como se han demandado hasta ahora; tenemos que tener la convicción de ello. Porque o si no, no sirven unidades falsas, y a eso es lo que nos referimos con todo este debate que ha ocurrido, que yo lamento que se haya interpretado como que teníamos una definición tomada y toda la discusión que se generó al respecto. Pero es un debate que, como Frente Amplio al menos, lo daremos luego del 25 de octubre.
Volviendo al proceso constituyente y al plebiscito, en donde usted habla de una “unidad falsa por sobre el proyecto”. ¿Cómo se da esta coordinación dentro de la misma oposición de cara a la opción Apruebo y la Convención Constitucional, pero también respecto de los contenidos de esta nueva Constitución que se pretende aprobar, que finalmente será el debate de fondo?
Hasta ahora creo que la articulación ha sido súper concreta en algunos ámbitos. Se necesitaba articulación para poder garantizar un plebiscito que dé condiciones de seguridad en materia sanitaria y que sea participativo. En torno a eso hemos estado trabajando porque ese es un espacio de unidad mucho más amplio, es por un tema súper concreto, y en eso al menos siempre vamos a tener disposición de construir diálogos. Pero no hay que pasarse la película, creo que vamos también dando los debates en su tiempo y al menos hasta ahora en eso ha estado toda la articulación respecto al plebiscito.
¿Unidad ahora no significa unidad después?
Es que por eso mismo, creo que la unidad no puede ser una imagen y, a veces, por simplemente querer tener un buen resultado electoral, se busca llenar de siglas. Yo no soy amiga de eso, yo creo que tenemos un desafío mucho más importante que es construir una alternativa que sea distinta y para eso esa foto, esa imagen, no basta. Necesitamos poner en prioridad lo más importante, que es un proyecto distinto.
¿Cómo ve que la principal carta presidencial de la derecha y militante de la UDI, Joaquín Lavín, se defina como un ‘socialdemócrata’?
Sí, uno ve que ha sido bien cuestionado porque es de la UDI y un militante de la UDI no se puede decir socialdemócrata porque eso es contradictorio. Pero a mí me parece que si hay espacio para que un liberal de tomo y lomo se diga socialdemócrata, es porque hubo una izquierda que abrazó el neoliberalismo, bajo el humo de la tercera vía. Y en Chile hubo varios amigos de Tony Blair, partiendo por Ricardo Lagos. De eso la ex Concertación también tiene que hacer cargo.
Quiero remarcar esos puntos, porque podemos tener toda la disposición al diálogo, pero acá lo importante va a ser que realmente podamos representar un Chile distinto y que eso se pueda concretar en un programa. Si logramos ganar las elecciones y tener un gobierno que aspire a las transformaciones, ese gobierno va a tener que concretar esas demandas, porque o si no vamos a seguir acrecentando la crisis social y política que estamos viviendo. Y nuestro desafío es todo lo contrario, es hacernos cargo de esa crisis y poder tener hoy día un proyecto país que realmente tenga criterio de democracia profunda, que obviamente el plebiscito y la participación de un proceso constituyente son la vía para eso, pero también que garantice derechos, que ponga eso en el centro. Y que el mercado tenga límite. Yo acá creo que el mercado, con el neoliberalismo, con el sistema que se ha implementado en los últimos 30 años, el mercado ha decidido los derechos de todas y todos nosotros, en los ámbitos de la vida que incluso uno más podría decir que deberían tener un mínimo de protección: pensiones, salud y educación. Ese es el desafío, un desafío tremendo. Entonces, la unidad de siglas acá la verdad es que no va a bastar para poder generar la aspiración que tenemos todos.
Foto en portada: Agencia UNO.