Escuchar y sumar la voz de los territorios rurales

  • 03-11-2020

Tras el esperanzador resultado del Plebiscito del 25 de octubre, esta semana se ha abierto un ineludible debate sobre la necesidad de asegurar que el proceso constituyente represente al conjunto de la ciudadanía y no sólo a la élite política y económica del país. Para eso, la mayor parte de la discusión está puesta en cómo asegurar que quienes sean electos constituyentes, representen la mayor diversidad de opciones y sensibilidades, incluyendo cupos reservados para pueblos originarios y condiciones equitativas de competencia para independientes.

Comienzan a surgir, también, voces que promueven la necesidad de asegurar un amplio proceso de participación ciudadana durante el trabajo de la Convención, de manera tal que el acotado grupo de 155 ciudadanos electos, cuente con los insumos de múltiples instancias deliberativas vinculantes, que permitan llevar el trabajo constituyente a los más alejados rincones del país. A continuación, me propongo aportar a esta propuesta, con algunos argumentos adicionales a los que están ya sobre la mesa. 

Según datos del Observatorio de Género de Rimisp, en Chile el nivel de participación electoral presenta variaciones importantes según el grado de ruralidad de los territorios. Pese que a nivel nacional se observa una brecha de género favorable a las mujeres, cuya participación en procesos electorales hasta el año 2017 era alrededor de 10 puntos porcentuales superior a la de los hombres, esta brecha no se observa en los territorios rural-urbanos, donde las mujeres registran niveles de participación electoral similares e incluso menores a los de hombres.

Aunque todavía no tenemos información desagregada por género respecto de la participación en el plebiscito del domingo antepasado, sí sabemos que el incremento registrado en la participación tuvo lugar en las comunas de más de 150 mil habitantes, o en aquellas entre 50 mil y 150 mil habitantes, mientras que las comunas más pequeñas -y rurales- tendieron a mantener sus tasas de participación histórica (La Tercera, 28 de octubre de 2020).

Varios de los temas que hoy están puestos en la agenda del debate constitucional, como el acceso y propiedad del agua, los impactos del cambio climático sobre los modos de producción, la producción de energía limpia, la regulación de la actividad extractivista, son temas que afectan muy directamente a las y los habitantes de estas zonas rurales, cuya participación en procesos electorales es escasa y cuya posibilidad de participación directa en la Convención es aún menor.  

Es importante que el proceso constituyente se descentralice, que muchos constituyentes sean de regiones y que muchas sesiones de trabajo de la Convención tengan lugar fuera de Santiago. Pero es importante, también, que el centralismo no se replique a nivel regional, y que las voces de los territorios rurales, más aislados y menos visibles en el debate público, estén presentes cuando se discutan aspectos de central importancia para el país, pero que afectan directamente la calidad de vida y el bienestar de los sectores rurales. Eso, sólo será posible si se aseguran mecanismos de participación ciudadana vinculantes de base amplia, como los que están proponiendo Gonzalo de la Maza y Danae Mlynarz (https://www.eldesconcierto.cl/2020/10/24/proceso-constituyente-sin-participacion-deliberativa-no-servira/).

Así como ocurre con los territorios rurales, seguramente habrá muchas otras comunidades y territorios que requerirán de esta participación para que tengamos por resultado una Nueva Constitución válida y legítima para toda la ciudadanía.  

Ma. Ignacia Fernández G. 

Directora Ejecutiva Rimisp Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural

 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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