Luego de que 34 constituyentes, agrupados en la Vocería de los Pueblos, llamaran a no subordinarse al Acuerdo por la Paz, se generó una polémica respecto de cómo enfrentar las normas establecidas a partir del 15 de noviembre de 2019, que quedaron consignadas posteriormente en la reforma constitucional que puso en marcha el proceso.
Al respecto, el abogado constitucionalista y académico de la Universidad Diego Portales, Javier Couso, expresó que lo que se está viendo es un adelanto del debate del proceso de la Convención pero a través de los medios, dándose así inicio a la deliberación constituyente en lo que dice relación con el reglamento.
“Si bien formalmente no se ha terminado de instalar la Convención Constitucional, lo que estamos viendo son las primeras aproximaciones de distintos grupos, y la primera de estas fue una declaración que es disruptiva en los hechos”, manifestó.
Además Javier Couso señaló que más allá de la postura que se tenga frente al Acuerdo del 15 de noviembre, lo cierto es que estas críticas crispan el ambiente: “Se crea desconfianza al interior de los convencionales y las convencionales constituyentes antes de que siquiera se hayan visto las caras en persona, entonces ciertamente – como lo plantea el día de hoy Gabriel Boric – cuestionar el procedimiento en la práctica le pone obstáculos al comienzo de un proceso que ya es exigente, porque los procesos constituyentes no son en ninguna parte del mundo fáciles”.
“Uno puede entender que hay grupos que se sienten muy distanciados de los partidos políticos que llegaron a ese acuerdo que se tradujo en una reforma constitucional y que regula este procedimiento. Uno puede entender que algunos de ellos se sientan muy distanciados y no vinculados, pero la verdad de las cosas es que esto es un cambio de las reglas del juego, particularmente de algunos constituyentes que como candidatos no plantearon eso”.
El abogado recordó que a fines de 2020 el Partido Comunista ya presentó propuestas similares, sin embargo, muchos candidatos hoy ya electos no se pronunciaron entonces sobre la propuesta, sin embargo ahora parecen abrirse a la posibilidad.
“Son muy importantes las declaraciones del candidato presidencial del Frente Amplio, Gabriel Boric, que ha planteado que aquí hay un proceso que hasta ahora ha sido impecable y que esto arriesga que la instalación se vea opacada por el intento de cambiar las reglas del juego, las que hicieron posible que incluso los propios convencionales que cuestionan esto hayan sido elegidos en sus cargos”, expresó.
“A mi juicio es extremadamente importante porque es una figura relevante, legitimada ante la izquierda en Chile y dice lo obvio, que hay que cuidar este proceso constituyente y que la premura en tratar de reducir un quórum que efectivamente es muy alto puede terminar en algo peor, que es llegar con un ambiente muy deteriorado al interior de la Convención a discutir”, agregó.
Por otra parte, el académico explicó que la disputa actual podría dividirse en 3 posturas: la primera respecto de quienes dicen que estas son las reglas del juego y deben mantenerse, la segunda referente a hacer las modificaciones mediante una solicitud al Congreso, y una tercera que es que sea la misma Convención Constitucional la que eche abajo las normas y cambie el quórum, posición que según indicó Javier Couso eventualmente podría llegar a la Corte Suprema.
“Las propias reglas de la Constitución señalan que una cuarta parte de la Convención podrá reclamar de la infracción de las reglas de procedimiento, y esta es una regla de procedimiento, y el problema es que ahí se plantearía una crisis antes de empezar el trabajo de deliberación”, dijo.
El dilema en el quórum
Uno de los puntos fundamentales de crítica del Acuerdo del 15 de noviembre es el quórum de 2/3 . Este entrega poder de veto a un sector sin que tenga la mayoría, sin embargo los resultados de la elección de convencionales constituyentes eliminaron esa posibilidad, dado que ningún sector logró quedarse con ese anhelado tercio que permitiría obstaculizar.
“Estas son reglas que no hacen imposible el trabajo, no hay veto para nadie. Como lo planteó el propio constitucionalista electo Fernando Atria, dado el resultado de la elección del 15 y 16 de mayo en realidad los 2/3, que son lo que parece estar más cuestionado, no tienen hoy el rol de darle poder de veto a nadie. En ese sentido es un quórum exigente, complicado de lograr, pero más complicado me parece es destruir las confianzas que van a permitir que cualquier quórum se logre”.
“Los 2/3 son un quórum exigente, pero si se añade a eso un ambiente de desconfianzas producto de alteración de las reglas del juego por parte de un grupo que pretende que se altere toda la naturaleza del proceso por otra, probablemente sea más el costo que el beneficio, incluso para quienes quieren rebajar el quórum a efectos de que sea más fluido el proceso de deliberación”, señaló Javier Couso.
Asimismo el académico de la Universidad Diego Portales indicó que si bien en su apreciación no era razonable un quórum tan alto, lo cierto es que sí existen experiencias exitosas con esta modalidad, como es el caso de Sudáfrica.
Por otra parte, expresó que es importante que la ciudadanía comprenda que los procesos de construcción constitucional son en todas partes del mundo difíciles, complejos, esto porque hay mucho que está en juego y que se está decidiendo y ante ello es muy importante generar procesos con confianza y buen diálogo.
Finalmente, sobre los debates y el tono que se deben generar entre los convencionales constituyentes y las autoridades políticas hoy en ejercicio, dadas las diferencias de evaluación ciudadana que existen frente a las diversas figuras políticas, el abogado señaló que no se debe ser tan tajante a la hora de abordar este punto, pues la superioridad que se ha adjudicado a la última elección versus otros procesos democráticos no quita legitimidad a quienes fueron electos previamente.
“Las reglas del juego son reglas con las que pueden vivir tanto los electos el 15 y 16 de mayo como los electos hace dos o tres años atrás, son básicamente reglas que no ofenden a nadie. La idea de que estos 34 firmantes no tienen límite alguno y son los únicos depositarios de la voluntad de los pueblos, como lo denominan, me parece que es algo aventurado, es una autoatribución de vocería, de representación del alma de Chile, de los pueblos de Chile que es apresurada”, comentó.
“No es la primera vez en el mundo que un grupo declara que con cierta votación son los verdaderos intérpretes de la voluntad final del alma de la nación. Francamente esa es una aproximación a la política que para nada es pacífica, es polémica por decir lo menos”, concluyó el abogado.