Detrás de muchos jóvenes detenidos en los altercados de la denominada “revuelta popular”, se encuentran decenas de madres que denuncian procedimientos irregulares y violencia desproporcionada por parte de las policías hacia sus hijos. Entre ellas destacan las Madres de la Plaza Colón de Antofagasta.
Parafraseando a las Madres de la Plaza de Mayo -la asociación de mujeres argentinas que se congregaban en la ciudad de Buenos Aires para pedir a las autoridades por sus hijos desaparecidos durante la dictadura- hoy, en nuestro país se articulan 28 mujeres de Antofagasta, denunciando el encarcelamiento injustificado de sus hijos y exigiendo su liberación inmediata.
“Ya sea ley indulto, amnistía o cualquier salida política, pero queremos la libertad de todos los chicos” afirmó Julia Aguirre, madre de Sergio Valladares (25) joven detenido en el marco de las manifestaciones. Julia es una de las cinco mujeres de las Madres de la Plaza Colón, que se trasladaron a Santiago para reunirse con el Instituto Nacional de Derechos Humanos, en la búsqueda infatigable por justicia y reparación para sus hijos.
Maribel Gaete, Claudia Peralta, Dorca Aliaga, Patricia Abarca y Julia Aguirre, mediante la interlocución del INDH, se han reunido con el Director Nacional de Gendarmería y la presidenta del Senado, entre otras autoridades, para hacer llegar sus testimonios y dotar de insumos la discusión sobre la ley de indulto para los llamados presos de la revuelta popular. Dicen estar en representación de todas las madres del país.
“Lo que nos unió a nosotras fue el dolor, la angustia, la tristeza, la rabia de saber que teníamos a nuestros niños detenidos y ellos no habían cometido ningún delito para estar en una cárcel de alta seguridad, que es la de Antofagasta”, explicó Maribel Gaete, madre de Bastián Campos (21) joven recluso del penal Nudo Uribe, desde el 26 de noviembre del 2019 y condenado por portar una bomba molotov en su mochila.
“A Bastián lo redujo carabineros, torturándolo, golpeándolo y lo acusaron de portar una bomba molotov. Las pruebas que tenían contra Bastián era una botella de cerveza corona con un pedazo de genero rojo, pero lamentablemente no se periciaron ni la ropa de Bastián, ni las manos y la mochila donde supuestamente iba esa botella, tampoco fue periciada”, relató Maribel.
“A mi hijo lo identificaron por unas zapatillas blancas” contó Dorca Aliaga sobre la cuestionable metodología con la que carabineros dio con el paradero de su hijo, Axel Aliaga, joven de 18 años que cumple la medida cautelar de prisión preventiva desde el 9 de abril del 2020.
“Lo tiraron al suelo, lo ahorcaron y lo apuntaron con un arma. Al llegar a la comisaria, carabineros salieron a la calle y aplaudieron porque habían tomado a Axel. Para ellos era como un trofeo; si pillaban a un chico de la revuelta, para ellos era lo mejor posible. Después lo mandaron a una celda y como a las tres de la mañana lo sacaron para jugar con él, lo pusieron en el suelo, esposado con las manos atrás y lo golpearon hasta que se cansaron. Yo estoy segura que su nariz está quebrada, porque he tenido dos visitas y apenas lo vi me di cuenta que su nariz está chueca y le cuesta respirar”, relató Dorca.
Las Madres de la Plaza Colón saben que deben someterse a procesos largos, tediosos y emocionalmente aniquilantes, en cuanto sus hijos han sido sometidos por la ley 12927, conocida como la Ley de Seguridad del Estado.
“Todos me dicen que debo hacerme de paciencia, porque desafortunadamente como a los chiquillos los están acusando en un contexto político, los persiguen, no les hacen un juicio justo y si terminan los 60 días de investigación, se los alargan, lo extienden y los mantienen hasta un año adentro y tengo que hacerme la idea de que mi hijo va a esta un año adentro”, lamentó Dorca.
Las repercusiones que acarrea la privación de libertad no tienen reparación. Bien lo sabe Claudia Peralta, mujer de 43 años y madre de Kevin Godoy (26), detenido el 20 de marzo del 2020 por una acusación de homicidio frustrado a un funcionario de carabineros. Tras 15 meses en prisión preventiva y sin la participación de los uniformados testigos del hecho, Kevin resultó absuelto del caso.
“Es un daño psicológico, tanto para la familia como para él, porque estuvo quince meses encerrado. De esos quince meses lo pude ver solo una vez y después que te digan que salió absuelto, que no hay prueba… Entonces yo exijo una reparación para mi hijo y mi familia, tanto psicológica como también económica”, aseveró Claudia.
Patricia Abarca asegura que a su hijo le “truncaron la vida” cuando carabineros lo detiene por ser el supuesto autor de un incendio en la Intendencia de Antofagasta.
“Él es trabajador, es estudiante universitario, tuvo que congelar y eso que él trabajaba para su hijo, porque tiene un bebé de 3 años. Ahora está en mi casa con arresto domiciliario total, así que no puede salir a trabajar”, lamentó Patricia.
“El mismo dolor de María”
Una de las primeras manifestaciones que realizaron este grupo de mujeres madres, fue una caravana hacia el penal Nudo Uribe de Antofagasta, una cárcel emplazada en medio del desierto y por el cual atravesaron en conjunto para hacer llegar las encomiendas a sus hijos reclusos. Luego de eso, iniciaron una articulación tras un encuentro con el sacerdote Felipe Berrios, quien había nombrado a los jóvenes detenidos por televisión, relataron.
“Ahí tomamos fuerza, porque después de esa conversación, decidimos, como venía el mes de María, entre todas salir a la plaza Colón a rezar durante el mes completo. Nos acercamos a la catedral e instalamos una pequeña virgen que pertenece a la toma de la Chimba, así que esa virgen estuvo en la casa de todas las madres, cada una la iba teniendo cada día”, explicó Maribel.
Según cuenta la madre de Bastián Campos, el párroco de la catedral, brindándole su apoyo y en atención a la emergencia sanitaria, les ofreció ubicarse dentro del recinto. Una iniciativa que las Madres de la Plaza Colón desestimaron de inmediato.
“Nosotras decidimos quedarnos afuera, esa era nuestra intención. La forma de llamar la atención no era dentro de la catedral, era donde nos vieran las autoridades y la gente supiera que nuestros niños no eran unos malos niños, que no eran unos delincuentes, que estaban injustamente detenidos y que el mismo dolor que sintió María cuando a su hijo lo crucificaron, los estábamos sintiendo nosotras en este momento”, afirmó Maribel.
En lo relativo a las versiones que algunas autoridades políticas vociferan en torno a que no existe tal situación como la existencia de presos políticos en Chile, las madres se llenan de coraje y aseguran, que se equivocan.
“Da rabia cuando ellos dicen esas cosas porque en realidad sí existen y para ellos no. Algunos dicen que no son presos políticos, porque los presos políticos van por sus ideales, pero los chiquillos salieron a pelear por una nueva Constitución y la Constitución ¿De a dónde sale? De la política. A los niños los persiguen porque lucharon por un cambio que todos queríamos y gracias a ellos hemos logrado bastantes cosas”, arguyó Claudia.