María José Cifuentes, directora de NAVE: "¿Cómo convencemos a la gente de que estar en un teatro es seguro? Esa es la tarea que tenemos hoy"

Este 19 de agosto, el centro de creación y residencia reabrirá sus puertas con un video-performance de los artistas Carla Bolgeri y Francisco Marín. Con ello, retomará, progresivamente, sus actividades e incluso proyecta, para septiembre, volver a abrir su azotea. Este proceso se da luego de enfrentar una difícil etapa que los llevó a pensar en el cierre del espacio.

Este 19 de agosto, el centro de creación y residencia reabrirá sus puertas con un video-performance de los artistas Carla Bolgeri y Francisco Marín. Con ello, retomará, progresivamente, sus actividades e incluso proyecta, para septiembre, volver a abrir su azotea. Este proceso se da luego de enfrentar una difícil etapa que los llevó a pensar en el cierre del espacio.

En enero de 2021, el centro de creación y residencia NAVE vivió una situación compleja. En plena pandemia y producto de la falta de recursos, el espacio cultural vio muy de cerca la posibilidad de suspender su proyecto artístico. Fueron tiempos difíciles, de batallar constantemente en contra de la institucionalidad cultural. Incluso, el equipo levantó su propia “olla común” para generar instancias de colaboración entre el equipo. 

Pero hoy el espacio de Barrio Yungay experimenta una situación muy distinta, ya que este jueves 19 de agosto NAVE volverá a abrir sus puertas. Esto, de la mano de un video-performance de los artistas Carla Bolgeri y Francisco Marín. Posteriormente, el centro de creación retomará, paulatinamente, sus actividades e incluso proyecta, para septiembre, volver a habilitar su azotea.

“Estamos muy felices de encontrarnos con los públicos. Cumplimos al 100 por ciento con los protocolos y sabemos que estar en la sala con mascarilla en un radio de acción donde no estás cerca de otra persona, es seguro”, comenta María José Cifuentes, directora artística de NAVE. 

“Tenemos que aprender a vivir con esta realidad y tenemos que ser cuidadosos e incentivar a la gente de que la cultura es segura. No hace daño ir al teatro, a ver danza, al contrario, es importante volver a visitar estos espacios. Claramente estar al aire libre es una prioridad, pero cómo convencemos a la gente de que estar en un teatro es seguro. Esa es la tarea que tenemos hoy. No podemos seguir solamente desde lo digital, tenemos que volver a la experiencia en vivo”, afirma la gestora cultural. 

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NAVE.

En enero NAVE enfrentó una situación muy compleja, ¿cómo lograron sortear ese momento? 

Postulamos al Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOCC), que es este fondo bien polémico que tiene unas bases donde se juntan fundaciones con fines de lucro con organizaciones sin fines de lucro. Ahí nosotros quedamos en lista de espera junto con La Vitrina e insistimos en que las listas corrieran. Finalmente, gracias a que la lista corrió y que se escuchó nuestro reclamo, se pudo llegar a buen puerto y tener los recursos para continuar. Pero hoy no estamos cubriendo el 100 por ciento de lo que NAVE necesita para funcionar, pero sin duda el PAOCC fue el salvavidas que nos permitió no cerrar. 

Pero, ¿qué tan cerca estuvieron de cerrar el proyecto? 

Era muy inminente, porque pasaron varias cosas. Primero, los mecenas que crearon el proyecto también se vieron afectados económicamente por la pandemia. Estamos hablando de una familia con recursos, pero que no es de los grandes millonarios de Chile, por lo tanto, en ese momento, no nos lograron dar la donación del 100 por ciento, como nos habían dado en otras ocasiones. Ellos estaban muy angustiados de no poder continuar la labor, porque siempre apostaron por una labor mixta. El proyecto se creó pensando en políticas culturales del futuro, pensando que a futuro sí iban a ser importantes los centros de residencia y que, eventualmente, NAVE se convertiría en un espacio con apoyo estatal como lo son otros. Eso no sucedió y llegó un momento muy crítico y diría que sí estuvimos muy cerca de cerrar. Igual, no puedo decir que el PAOCC nos salvó la vida, porque hasta ahora el PAOCC nos estabilizó. Todavía estamos pensando cómo reactivarnos a través de una economía más interna, porque proyectos como el nuestro son muy frágiles. 

¿Qué es lo que pueden financiar por medio de este fondo y qué es lo que quedó fuera de su programación habitual?

Gracias al PAOCC podemos tener una programación activa hasta más o menos el primer semestre de 2023. En ese sentido, si bien no somos un espacio que se dedica fundamentalmente a la programación, sí ha sido muy positivo, porque nos ha permitido apoyar a un sector, sobre todo al sector de la danza y hemos logrado crear distintos proyectos, generando mayor cantidad de empleos y entregando más recursos a creadores nacionales. Eso ha sido lo más positivo de esto. Las residencias también siguen funcionando, pero, obviamente, se entra en una especie de desequilibrio. Entonces, hoy estamos como en un Tetris permanente, armando el puzzle en relación a cómo equilibrar el espacio para que los artistas puedan tener el espacio para trabajar y hacer sus proceso de creación y también poder tener la sala negra disponible para poder hacer funciones y presentar más proyectos al público. Pero diría que hemos tenido la suerte de no dejar nada atrás.

¿Cuánto han reducido las actividades para este año versus lo que se proyectaba en años anteriores?

Diría que hemos disminuido, pero siento que tampoco ha sido drástico en el sentido de que el espíritu del proyecto siempre está enfocado en la creación, por lo tanto, siempre hay artistas en residencia. Sólo que hay un factor internacional que no se está considerando, porque no podemos recibir a gente internacional. La mayor problemática a la que nos estamos enfrentados es cómo poder apoyar a aquellos artistas que son internacionales, sobre todo en Sudamérica, porque nos está pasando que, a pesar de que se están abriendo algunas ventanas de conversación en relación a los viajes de los extranjeros a Chile, para muchos es muy difícil porque hay que considerar 10 días de cuarentena para estar en Chile además de los tiempos de residencia y eso ha sido como el gran problema. También está el tema de la homologación de las vacunas internacionales que no están reconocidas acá. Esas son las problemáticas actuales. Eso es lo que más nos tiene parados por hora, pero en cuanto a los nacionales creo que hemos mantenido el compromiso y hemos seguido trabajando con los artistas locales en muchos niveles de apoyo. 

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María José Cifuentes.

Esta realidad revela una vez más que los protocolos se hicieron sin perspectiva cultural. ¿Cuáles son las observaciones que tienes en ese sentido?    

Ahí hay distintos matices. Hay que pensar que NAVE estuvo cerrado desde enero de 2020 hasta ahora y, todo este proceso, ha sido muy difícil tanto para poder reactivarnos con nuestros públicos como también desde la parte más comercial. Y todo ello sin apoyo o mediación desde el Ministerio de las Culturas y el Ministerio de Salud. La reapertura ha sido tardía y gracias a las constantes críticas del sector o los constantes llamados de atención del sector. Esto ha generado una paralización tremenda en el sector,  no solamente a nivel de recursos sino que a nivel creativo. Hemos sido testigos de cómo en muchos países los teatros no se han cerrado, en cambio acá, ya sabemos la crítica por la reapertura de los malls. Entonces, estar en Fase tres es un logro, pero hemos sido súper castigados en esta pandemia y eso también ha demostrado la vulnerabilidad del sector. Ha demostrado la constante precarización en la que nos encontramos y la importancia de revisar una serie de políticas públicas en torno a cultura que están bastante obsoletas. Hoy más que nunca se necesita infraestructura y condiciones de trabajo para que los artistas puedan desarrollar sus proyectos. Es fundamental tener más espacios como NAVE para que los artistas puedan contar con espacios para poder crear, que es la base.

Es decir, apostar por un proyecto cultural en específico más que dejarlos a la deriva … 

Haciendo una foto muy de lo que he observado de mis pares de otros espacios culturales,  la mayor preocupación era cómo no soltar los vínculos con los públicos y cómo poder ofrecer empleo a los artistas. En base a eso, se crearon un montón de proyectos por Zoom. Eso fue una respuesta súper efectiva e importante, pero también les dio un nuevo rol a los centros culturales: entender que depende mucho de ellos el que el sector se reactive. Entonces, los espacios culturales no solo tienen una labor de difundir proyectos, sino que pueden tener un valor aún mayor si se involucran en la cadena de producción para que así dejemos, de una vez por todas, de depender de los fondos concursables y tengamos desde los espacios culturales la posibilidad de contar con recursos para la creación. Eso es clave. Hoy eso debería ser un modelo a largo plazo para pensar cómo los espacios culturales también se convierten en productores de contenidos creativos y cómo pueden aportar con sus recursos a la creación artística. Porque sino el artista lo único que tiene en su vida para poder crear son los fondos concursables. 

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¿Cómo ves el caso de las galerías que recibieron aportes millonarios por parte del Ministerio de las Culturas? 

Lo importante es ser claros en criticar la herramienta, porque es una herramienta que está disponible a la cual todos podemos postular. El tema son los criterios de selección y las lógicas que se instalan desde los jurados. Los fondos concursables hoy no sirven, no podemos seguir fundamentando la creación sólo en base a fondos concursables y creo que las dos galerías, en su ecosistema para las artes visuales, son espacios importantes. Pasó en algún momento con CORPARTES cuando partió y se ganó un Fondart. Todo el mundo puso el grito en el cielo, porque cómo iba a ser que un banco ganara un Fondart y, efectivamente, la herramienta es válida para todos. Para mí ahí está la gran crítica, porque basta de la concursabilidad. Tenemos que ser capaces de pensar otras lógicas para apoyar y garantizar el desarrollo del arte, la cultura y el patrimonio. 

¿Cómo ves el tema de los derechos culturales en la Convención Constitucional? 

Últimamente, hablamos mucho de los derechos culturales, la importancia de la cultura local, reivindicar la cultura ciudadana y la cultura es una palabra muy compleja que incluye muchas cosas en sí misma, pero una cosa que me asusta mucho es que se está dejando mucho de lado el arte como concepto. En algún momento, la sociedad ha visto el arte como una cosa muy elitista y creo que es súper importante volver a repensar el lugar del arte en la sociedad, volver a entender la importancia de valorar los conocimientos sensibles. Así como hay políticas culturales en torno al patrimonio, también deberían haber políticas en torno al arte, porque no son lo mismo. 

¿Qué tipo de actividades se vienen para NAVE durante las próximas semanas? 

En septiembre empieza la Fiesta de la Primavera en Yungay y van a comenzar una serie de programaciones para los espacios públicos y es muy probable que la azotea de NAVE vuelva a funcionar con algunas actividades. Estamos viendo la manera para que, con todos los protocolos, la azotea vuelva a ser un espacio de encuentro. 





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