Para Jorge Baradit, estos tres primeros meses de trabajo en la Convención Constitucional “han sido una montaña rusa. “Parece que lleváramos seis meses. Levantar algo desde cero es un trabajo enorme, es un desgaste de energía física y emocional bien grande, porque estamos trabajando contra el tiempo y un plazo muy exiguo. Pero también ha sido extremadamente enriquecedor. Hemos visto en la Convención una representación de la sociedad chilena tremendamente amplia, como en ningún otro organismo que exista. Vemos a Mapuche cruzándose con pescadores, a Rapanui con profesores. Hay actrices, actores, también hay abogados, por supuesto. Está lleno de profesores, escritores, periodistas de todo tipo. Cada uno con una visión de país que llevar. Eso es una maravilla, es una especie de Arca de Noé de los sueños de nuestro país”, reconoce.
En una semana de maratónicas jornadas que finalizaron con deliberación y posterior aprobación del reglamento que regirá al órgano constituyente, para Jorge Baradit este proceso “resultó muy bien. Mucho mejor de lo que pensábamos. Cuando uno se da cuenta que la mayoría de las indicaciones se resolvieron antes, y que muchas de ellas se resolvieron por unas mayorías enormes, se da cuenta que se empieza a hacer carne a algo que nosotros sospechábamos: que hay mucha unanimidad en los grandes temas y que las discusiones van a estar en los matices, lo que se vio, sobre todo, en la conformación de estos dos grandes bloques. Uno que es Chile Digno con Movimientos Sociales y la ex Lista del Pueblo, más los Escaños, y el otro grupo que es el Frente Amplio con el Colectivo Socialista e Independientes No Neutrales. Casi siempre, lo que hay son indicaciones con mayor o menor énfasis, de uno o de otro grupo, pero son los matices los que definen la diferencia, nada más”, destaca.
En los últimos días de la discusión de los artículos e indicaciones, desde el Ejecutivo manifestaron públicamente su descontento por el rechazo de la indicación 205 sobre la “libertad de enseñanza, y derecho preferente de los padres a educar a sus hijos”, lo que “está absolutamente fuera de lugar. Nosotros no hemos discutido eso. No es algo que así como no podemos rechazarlo de antemano, ellos tampoco podían instalarlo de antemano, sin una previa deliberación. De manera que son voladores de luces, son bengalas. En el fondo, están tratando de hacer ruidos y desprestigiar a una Convención que todavía no se ha puesto a discutir los temas de fondo. Nosotros terminamos de muy buena manera, en menos de tres meses, en darnos reglamentos y levantar una estructura institucional completa. Recién ahora vamos a discutir el tema. Esto es muy parecido a lo que pasó con la inclusión o no de ‘República de Chile’ y otras fake news porque eso son, noticias falsas que, claro, quizás incomodan a algún sector, pero es importante que ese sector sepa que es mentira. Aquí no se ha discutido ninguna materia de fondo”, manifestó Baradit.
Durante la votación de las indicaciones del Reglamento General, el Pleno de la Convención rechazó varias de las presentadas por constituyentes de Vamos por Chile, quienes incluso amenazaron con ir a la Corte Suprema acusando vulneraciones y vicios. A juicio de Baradit, esta situación “es una polémica inventada por medios de prensa de su propiedad, porque no veo ninguna polémica en que un grupo que representa al 20 por ciento pierda en la mayoría de sus indicaciones. Sobre todo, teniendo en cuenta que ellos representan a una forma de hacer política, a una forma de ver la sociedad, que es la que provocó el rechazo y el estallido social. No me parece nada raro. Este es un país que ha vivido en el invento que hay una mitad y otra mitad que se enfrentan. La verdad, después del 80-20 y después de las elecciones de Constituyentes, ha quedado clarísimo que esa forma de país, el de la élite, el del rechazo, el de la derecha, es muy muy muy minoritaria. Eso simplemente se está viendo reflejado en las votaciones”, afirmó.
Además, el constituyente también se refirió a la indicación que pretendía sancionar acciones o conductas negacionistas. “El artículo sobre el negacionismo me parecía un poco extenso y poco claro. Se dividía en tres incisos, donde uno se refería al negacionismo con respecto a los eventos ocurridos durante la dictadura militar, el que me parece absolutamente adecuado porque hay fallos judiciales, hay informes validados por el Estado como el Valech o el Informe Retting. Hay amplios antecedentes jurídicos al respecto. Hay una verdad oficial. Me parece que eso es absolutamente necesario para la construcción de una nueva democracia, tener claro qué es lo que no se debe hacer, y no reinterpretar hechos a conveniencia”, explica el escritor.
Sobre el inciso de la indicación presentada que abordaba las vulneraciones cometidas por agentes del Estado durante el estallido social, Baradit indicó que “aún no hay fallos ni hay verdad oficial al respecto. Estamos a uno o dos años de lo ocurrido. Por supuesto que la sociedad sabe que esas violaciones a los derechos humanos ocurrieron, las vimos en vivo y en directo. Pero no hay un fondo jurídico que legitime, más bien, que valide aquello. Entonces me parece apresurado hablar de negacionismo, porque vamos a preguntar negacionismo con respecto a qué. ¿A lo que dicen los medios de comunicación? Negacionismo con respecto a lo que dijo Human Rights Watch o con lo que dijo Amnesty o con lo que dijo la ONU, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, o lo que dijeron todos. Esas son cuestiones que son insalvables”, cuestionó el constituyente.
En relación a la indicación que se refería al genocidio de pueblos originarios durante las colonizaciones europeas, el escritor explica que “ahí es más complicado, porque no podemos darle un sustento a eventos que ocurrieron en el siglo XIX, cuando los registros, las evidencias o las pruebas, se perdían porque no había manera de registrar. Lo que tenemos son testimonios, algunos contradictorios, e informaciones. Por supuesto que esos genocidios ocurrieron, que son condenables, pero es muy complejo establecer una historia oficial. ¿Cuál vamos a decir? ¿La de José Bengoa, la que establece Encina, la que establece quién? Esa es la complicación que hay. Yo voté en contra de la definición que incluía a genocidios de pueblos indígenas por las razones que expreso, y voté a favor de la que relativizaba lo situado en los registros de organismos internacionales acreditados sobre las violaciones de los derechos humanos, pero ambas perdieron. La que quedó es la original que consideraba estos tres eventos con una redacción que no es la más conveniente, pero frente a la posibilidad que quedara afuera el negacionismo contra la dictadura, bueno, puedo vivir con aceptar el resto de ese artículo”, sinceró Baradit.
El Pleno también aprobó el Reglamento de Ética que permitirá establecer sanciones a convencionales que no lo respeten. En ese contexto, el artículo que se refiere al negacionismo provocó molestia en constituyentes de Vamos por Chile que algunos catalogaron esta situación como un acto de ‘censura’, una situación que ocurre “porque la bancada de la derecha está claramente quebrada, entre una derecha bastante más abierta a la conversación y un grupo de fanáticos religiosos del neoliberalismo y del pinochetismo. Ese último grupo, por supuesto, que quiere seguir difundiendo las mentiras que quieren pero, y por supuesto que ellos le van a llamar censura a la posibilidad de seguir mintiendo sobre la dictadura. Decir que no hubo detenidos desaparecidos, decir que no hubo guerra contra civiles desarmados, decir que la DINA no dependió del Ejército. Yo creo que son ellos los preocupados, y si es una minoría fanática la que está preocupada, quiere decir que no deberíamos tener nosotros tal preocupación” sostuvo Baradit.
Además, el escritor abordó los cuestionamientos que provocó la aprobación de los plebiscitos dirimentes, debido a la necesidad de una reforma Constitucional, tildándola de “artificial”, porque “nosotros aprobamos lo que podíamos aprobar. En el Reglamento de Participación se establece, claramente, que estos plebiscitos requieren la participación de otras institucionalidades y nosotros reconocemos que no estamos capacitados para convocar a un Plebiscito, lo que estamos haciendo es que los consideramos dentro de las herramientas que nos gustarían implementar. Por eso, es que hoy se hace más importante que nunca un llamado al que va a ser probablemente el próximo presidente de Chile, Gabriel Boric, a que se comprometa con el Proceso Constituyente y que, además, se comprometa con los plebiscitos dirimentes. Porque va a ser desde el Ejecutivo y el próximo Congreso el que va a aprobar esta herramienta de participación que, seguramente, irá incluida en la próxima Constitución. Pero que hoy, dado los pocos mecanismos de participación y lo poco democrática que es la Constitución de 1980, no existen”, precisó.
Una vez despachados el reglamento, “el vicepresidente Jaime Bassa anunció que a fines de octubre íbamos a comenzar a escribir la Constitución. Previamente a eso, tenemos que formar las comisiones que indica el reglamento. Son siete comisiones que tienen contenidos muy, muy amplios y van a ser conformadas por un sistema de integración que es más o menos complejo en base a patrocinios, también tiene que incluir paridad y escaños indígenas, así que en eso nos vamos a demorar, pero nos demoramos para que quede bien. A partir de ahí, de esa conformación, vamos a comenzar a trabajar ya derechamente en los contenidos de fondo”, señaló.
Para Jorge Baradit, los derechos fundamentales que deben estar en la nueva Constitución “son aquellos por los cuales salimos a pelear luego del estallido social: salud gratuita, educación gratuita y de calidad para todos, el derecho a una pensión justa y digna al final de nuestro período de trabajo, el derecho a la vivienda de calidad, entre otras cosas. Todo esto no tiene ningún sentido si la Constitución no da, a su vez, los mecanismos apropiados para que ello ocurra. Sabemos, por ejemplo, que la Constitución del 80 aseguraba el derecho a la vida y fue una dictadura criminal. También aseguraba el acceso a la educación o a la salud, y todos sabemos lo que pasó”, subrayó el constituyente.
Asimismo, indica que es muy relevante que la estructura estatal debe sostener los derechos fundamentales, de lo contrario “van a quedar en letra muerta. Entonces, estamos escribiendo una Constitución que nos dé la institucionalidad y la organicidad apropiada para que todos esos sueños, que son los de millones de chilenos, desde hace cientos de años, realmente se cumplan, porque por primera vez estamos escribiendo una Constitución diseñada por el pueblo de Chile”, recalcó el escritor.
“Lo que tenemos entre manos son los sueños de generaciones de chilenos, no sólo los nuestros y los de esta gente que vivió el estallido. Son los de nuestros padres, los de nuestros abuelos, de manera que esto tiene que quedar bien. No solamente cumplir los plazos y hacerlo como lo indica tal o cual reglamento. Tenemos que hacerlo bien. Si para eso nos tenemos que dar más tiempo de reflexión, bueno, tendrá que ser así. Pero lo importante de esta Constitución es que realmente cumpla los sueños que hemos perseguido por tanto tiempo”, cerró Baradit.