Desempleo superaría el 13 por ciento si personas inactivas con deseo de laborar buscaran trabajo

En los últimos meses, hemos sido testigos de cambios importantes en el mercado laboral. La pandemia gatilló la pérdida de un millón ochocientos mil empleos en el país, la tasa de ocupación aún no se recupera, quienes se declaran inactivos con deseos de trabajar alcanzan un número inusualmente alto y para muchos cambió la forma en que trabajan.

En los últimos meses, hemos sido testigos de cambios importantes en el mercado laboral. La pandemia gatilló la pérdida de un millón ochocientos mil empleos en el país, la tasa de ocupación aún no se recupera, quienes se declaran inactivos con deseos de trabajar alcanzan un número inusualmente alto y para muchos cambió la forma en que trabajan.

Esta semana, la economista Lorena Flores presentó los resultados de la última Encuesta de Ocupación y Desocupación (EOD) desarrollada por el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, un estudio que se realiza desde hace 65 años por encargo del Banco Central de Chile.

Respecto a la semana de referencia, comprendida entre los días 5 y 11 de septiembre de 2021, la tasa de desempleo en el Gran Santiago fue de 7,8 por ciento. La cifra muestra una baja en comparación tanto con septiembre de 2020 (12,8 por ciento) como con julio de 2021 (10,1 por ciento), y aunque a primera vista parece una buena noticia, no lo es.

La pandemia golpeó de manera brutal al empleo, en marzo del año pasado -por ejemplo- la tasa de participación laboral cayó 6,7 puntos porcentuales (pp) respecto a diciembre de 2019. Al analizar la evolución de la participación según género, los hombres presentan bajos niveles de participación históricos y en el caso de las mujeres la proporción es similar a la de 2013. La directora del Centro de Microdatos lo explica así: “Las personas no están presionando porque simplemente no están buscando trabajo. Debiéramos esperar que eso comience a cambiar cuando la pandemia esté más controlada y haya más ánimo para salir a buscar empleo y también mayor demanda de parte de los empleadores”.

Sí, la última EOD revela una caída en la tasa de desempleo, sin embargo, este indicador resulta engañoso para evaluar la verdadera situación del trabajo porque no considera a aquellas personas que se declaran inactivas, es decir, quienes dejaron de buscar empleo y, por lo tanto, salieron del mercado laboral. Desde la medición de marzo de 2020 hasta ahora, el grupo de inactivos se ha incrementado, pero ahora incluso es mayor que en septiembre del año pasado.

Sin duda, la pandemia y sus derivadas (las cuarentenas, el miedo al contagio) hicieron aumentar el número de personas inactivas, aunque hoy las razones vinculadas a estos factores pesan mucho menos. Un motivo que sí resulta determinante son los quehaceres del hogar, de hecho, sobre el 20 por ciento de los inactivos menciona esta razón para no buscar empleo y, entre las mujeres, el 32 por ciento aduce esta causa.

Actualmente, hay unas 433 mil personas que pese a estar inactivas tienen deseos de trabajar, cifra que antes de la pandemia alcanzaba a algo más de 200 mil. Si este nuevo grupo de inactivos con deseos de trabajar buscara trabajo, entonces el desempleo llegaría a 13,2 por ciento y el desempleo femenino a 13,6 por ciento.

Por otra parte, la tasa de ocupación es de 52,7 por ciento, la mejor desde la irrupción del COVID-19. No obstante, es semejante a la que hubo en marzo de 2010 (52,6 por ciento) y bastante menor a la de diciembre de 2019 (58 por ciento). El impacto ha sido tan profundo que en el peor momento de la crisis sanitaria los ocupados tuvieron una caída anual similar a la experimentada en 1982. En el caso de las mujeres, este indicador experimentó un alza anual de 3,2 pp y en los hombres subió 1,5 pp; mientras que en el trimestre la ocupación masculina mejoró en 3,0 pp y la femenina en 3,5 pp. Este aumento de la ocupación se relaciona con el crecimiento del empleo, sobre todo en las actividades productoras de bienes (el alza en Construcción fue de 22,9 por ciento y en Industria manufacturera de 6,9 por ciento) y también en las actividades productoras de servicios (Servicios personales y de los hogares, por ejemplo, aumentó 21,7 por ciento y Servicios de Gobierno y financieros 11,6 por ciento).

Por último, es inevitable mencionar la incorporación del teletrabajo como una modalidad más. En opinión de la directora del Centro de Microdatos, Lorena Flores, los datos indican que en tiempos de normalidad una proporción de los trabajadores y trabajadoras opte por mantener el teletrabajo, porque en la medida que las instituciones educativas funcionen en plenitud sería factible pensar en un aumento de la productividad y el ahorro de tiempo en traslados sería un aporte para mejorar la calidad de vida de las personas, particularmente de las mujeres.





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