Una de las grandes promesas del Brexit era liberar a las empresas británicas de las normas de la Unión Europea y aumentar su productividad. Pero esta promesa no se ha cumplido, sostuvo la Comisión de Cuentas Públicas del Parlamento británico en un informe. “Por el momento, el único impacto detectable es el aumento de los costos, la burocracia y los retrasos en la frontera”, dijo la diputada laborista Meg Hillier, presidenta de dicha comisión.
De hecho, se puede observar con frecuencia filas kilométricas de camiones en la ciudad de Dover, punto de entrada de las mercancías que provienen del continente y que deben ser controladas desde que se puso fin a la libre circulación.
Los autores de este informe recomiendan al primer ministro Boris Johnson que trabaje con Bruselas para atender un problema que podría empeorar aún más cuando el flujo de pasajeros transfronterizos recupere sus niveles pre pandémicos. La instauración por la Unión Europea del control de pasaportes biométricos que obligará a los pasajeros a salir de sus carros también podría generar otro caos en los próximos meses.
Reino Unido registró, además, en los 10 primeros meses de 2021, una caída del 29% de sus exportaciones hacia el bloque europeo, comparado con los niveles de 2019. Sin embargo, no se sabe claramente en qué medida esta brutal caída del comercio exterior británico se debe a la pandemia de Covid-19 o al Brexit.
Los diputados autores del informe también señalaron el riesgo de fraude derivado del aplazamiento de la aplicación de los controles permanentes de las importaciones. De momento, y hasta el año 2023, los controles aduaneros de las mercancías que llegan por camión al puerto de Dover se efectúan a 100 km de distancia. Los autores del informe advierten de un riesgo de fraude si las mercancías se descargan antes de que se realicen estos controles.