Víctor Orbán gana elección en Hungría

Escrutado el 98,9% de los votos, la derecha unida en la coalición gobernante -Fidesz- superó los pronósticos más optimistas con el 53% de los votos, porcentaje mucho mayor que el obtenido en 2018, controlando así 135 de 199 escaños en el Parlamento.

Escrutado el 98,9% de los votos, la derecha unida en la coalición gobernante -Fidesz- superó los pronósticos más optimistas con el 53% de los votos, porcentaje mucho mayor que el obtenido en 2018, controlando así 135 de 199 escaños en el Parlamento.

Víctor Orbán, el autoritarista y ultranacionalista primer ministro húngaro, logró una contundente victoria este domingo en unas elecciones dominadas por los temores e  inseguridades que despierta en la población húngara la guerra en la vecina Ucrania -entre Kiev y Budapest hay apenas 898 kilómetros- obteniendo de ese modo un cuarto mandato consecutivo. Fidesz venció en casi todo el territorio, salvo en Budapest y otras dos ciudades, lo que refleja la división del país entre el entorno urbano, muy pro, y el interior rural, de tradiciones campesinas y conservadoras.

En tanto, la coalición opositora “Unidos por Hungría” -que reunía a seis formaciones que iban desde la izquierda a la derecha populista- sumó solo el 35% de los votos y obtuvo 56 legisladores, es decir, casi dos tercios menos que la derecha. No obstante, otra de las sorpresas negativas de estas elecciones fue el avance obtenido por el partido de extrema derecha “Nuestra Patria”, que sumó siete escaños.

Ahora, es un hecho de la causa que en el último mes la guerra en Ucrania jugó un papel decisivo a favor de Orbán, pues la invasión rusa cambió por completo la campaña electoral y afectó claramente a una oposición que había hecho de la lucha contra la corrupción y el europeísmo los ejes de su propuesta. Fue entonces cuando Fidesz aprovechó la oportunidad y lanzó un mensaje que caló hondo en el espíritu conservador y tradicionalista del pueblo húngaro: Orbán es un líder experimentado que garantiza la estabilidad, mientras que si la oposición ganaba, podría arruinar al país llevándolo a involucrarse en el conflicto. Así, el primer ministro interpretó bien el miedo al cambio de los electores en épocas de incertidumbre y modificó su lema de campaña por el de “Paz y seguridad”.

Es así como nuevamente todo el poder ha vuelto a quedar radicado en sus manos, permitiéndole a Orbán, en su cuarto período de gobierno, retener su mayoría absoluta de dos tercios en el Parlamento, la misma que le ha permitido emprender, en solitario, enmiendas de rango constitucional en los últimos doce años, las que van, incluso, contra los preceptos comúnmente aceptados y arraigados en la Europa occidental a la cual los húngaros aspiran a pertenecer y que Bruselas ha rechazado profundamente. Esa mayoría, además, le ha garantizado controlar todas las estructuras del Estado, incluido el Tribunal Constitucional, además de dominar los medios de comunicación estatales y, a través de empresarios cercanos, la casi totalidad de los medios en las 19 provincias que componen el país, algo que le garantiza una cobertura absoluta y favorable.

Empero, la victoria del primer ministro llega cuando pasa por su momento de mayor  aislamiento internacional, alejado incluso de sus socios del Grupo de Visegrád -Polonia, República Checa y Eslovaquia- debido a su cercanía a Putin, mientras que en los gobiernos de Europa Occidental no despierta simpatías desde hace ya bastante  tiempo como resultado de su posición de enfrentamiento de principios con la Unión Europea, que lo ha tachado de “antidemocrático” por las reformas -legales y constitucionales, no obstante- que ha llevado a cabo.

Precisamente, la noche del domingo el presidente ruso Vladimir Putin fue el primero en felicitar a Orbán por su victoria en estas elecciones generales y le expresó el deseo de reforzar los vínculos entre Moscú y Budapest aún bajo las actuales circunstancias.  “El jefe de Estado ruso se declaró convencido de que, pese a una situación internacional difícil, el futuro desarrollo de los vínculos bilaterales y de cooperación corresponderá a los intereses de los pueblos de Rusia y Hungría”, afirmó fraternalmente la presidencia rusa en un comunicado.

Y un aspecto a tener en cuenta: una encuesta del Instituto Republikon, cercano a la oposición y anterior a la elección de este domingo, daba cuenta de que más de una cuarta parte de los húngaros mayores de edad aseveraba que “no vale la pena quedarse en el país” si el primer ministro ganaba nuevamente las elecciones. Según  las razones por las que un ciudadano magiar consideraría abandonar el país, el 39% de los encuestados opinaba que los sueldos son tan bajos que no alcanzan para vivir, mientras el 32%  estuvo de acuerdo con la afirmación de que “en los últimos 12 años, el Gobierno de Orbán ha erradicado la democracia en el país, por lo que ya no vale la pena vivir aquí”.





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