El atraso en los visados otorgados por el Servicio de Migraciones es un problema ampliamente denunciado en los últimos años por diversas organizaciones del país. Bajo esta premisa, la Red de Organizaciones Migrantes y Pro Migrantes viene mirando con suspicacia la suspensión del director del Sermig, Luis Eduardo Thayer, por parte de una Corte de Concepción el pasado miércoles.

Uno de sus integrantes y dirigente del Movimiento Acción Migrante, Eduardo Cardoza, es enfático en explicar la situación. “Se trata de un procedimiento judicial que viene desde el gobierno anterior”, señaló en conversación con nuestro medio, luego de que en las últimas horas, Thayer se defendiera a través de su cuenta de Twitter, señalando que los meses de su gestión se ha quintuplicado el volumen de visas entregadas con respecto a lo que se hizo en los tres primeros meses del año.

Asimismo, Cardoza se refirió a los pronunciamientos de algunos parlamentarios de oposición que tildaron de “irresponsable” el manejo del Sermig y solicitaron la renuncia de su director.

“Nos sorprende que salgan políticos de los partidos del gobierno de Piñera, que estaban en ejercicio cuando se generó todo este caos administrativo, a pedir la renuncia del director, lo que evidentemente demuestra el político-centrismo que se tiene con respecto a los temas migratorios, desconociendo la realidad que hay detrás de esos 500 mil trámites que durante años no se han resuelto”, criticó.

Para Cardoza dichos pronunciamientos carecen de “autoridad moral” dado que “hoy salen a hablar y y dar recetas fallidas quienes son responsables de la política migratoria anterior. Esta es una maniobra perversa en donde la vida y las condiciones humanas de millones de personas migrantes están en juego”. 

Sobre los retrasos mostrados por parte del Sermig, Cardoza explicó que “en los últimos 30 años no se ha dado una situación de esta gravedad, y lo que desencadenó esto fue una incapacidad técnica enorme, producto de un sesgo ideológico en donde no se pretendía regularizar a las personas. Lo que nos hacen ver los hechos es que la irregularidad sistémica era lo que se pretendía. La inacción frente a esto era generar un problema social con la migración que pudiera tener alguna rentabilidad política para las fuerzas que lo hacían”.

Todo esto, además, según el dirigente social, ha generado un mercado que lucra con la precariedad de las personas y que promete resolver su situación migratoria desde el ámbito privado. A esto se suma también, indicó, la proliferación de discursos racistas y xenófobos, así como la criminalización de la migración.

“Esa imagen de las fronteras abiertas son solo imágenes políticas que no tienen nada que ver con la realidad. Lo que estamos planteando son políticas responsables y que los trámites se cumplan en los plazos correctos. Hoy, para cualquier migrante, lo más importante que quiere es poder llegar a la regularidad migratoria lo más antes posible. Nadie se siente feliz de estar en la irregularidad”, sentenció.