Biden y el “Armagedón” nuclear

"No nos hemos enfrentado a la perspectiva del Armagedón desde Kennedy y la crisis de los misiles en Cuba" dijo refiriéndose al conflicto ucraniano, un término que se usa para referirse al hipotético escenario de la guerra nuclear a escala planetaria.

"No nos hemos enfrentado a la perspectiva del Armagedón desde Kennedy y la crisis de los misiles en Cuba" dijo refiriéndose al conflicto ucraniano, un término que se usa para referirse al hipotético escenario de la guerra nuclear a escala planetaria.

La guerra en Ucrania tiene este otro frente, el de las superpotencias intentando aterrorizarse mutuamente como dos tigres rugientes que se enfrentan. Sólo que estos tigres bélicos están dotados de dientes nucleares y, entonces, el resultado es que es el mundo el que se aterroriza. Ahora, en esta larga saga de declaraciones altisonantes entre Vladimir Putin y Joe Biden, y en medio de un evento destinado a recolectar fondos de campaña para el Partido Demócrata, el gobernante estadounidense comparó la situación actual en Europa con el siempre recordado tema de los misiles en la Cuba de 1962 para advertir sobre las amenazas nucleares del presidente ruso, Vladimir Putin. “Por primera vez desde la crisis de los misiles en Cuba, que tenemos una amenaza directa del uso de un arma nuclear”, señaló Biden, en referencia a la guerra entre Rusia y Ucrania. Y agregó: “No creo que exista la posibilidad de usar tan fácilmente un arma nuclear táctica sin acabar en un Armagedón”, señaló.

Los comentarios de Biden se producen cuando EE.UU. evalúa cómo responder a una variedad de escenarios potenciales, incluidos el temor de que los rusos puedan, efectivamente, usar armas nucleares tácticas, según el Consejo de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado y el Pentágono, las tres fuentes informadas sobre la inteligencia rusa más reciente e informadas. En ese escenario, el que uno de ellos apriete el botón nuclear implica que el otro (u otros) tenga una actitud similar, provocando una reacción en cadena que llevaría a una destrucción mutua, lo que supondría la destrucción de una humanidad que, en shok, contempla todo este panorama.

Precisamente el terror que implica un holocausto atómico nació allí, durante la crisis de los misiles en Cuba y condujo a la humanidad a tomar conciencia sobre el poder de las armas creadas por los seres humanos con capacidad para acabar con la propia especie. Ese mismo miedo despertado durante aquella crisis llevó a la mayoría de los países del mundo a acordar tratados de disuasión nuclear azuzados por los multitudinarios movimientos pacifistas antibelicistas y antinucleares. Pero no sólo eso. El primero de ellos, vigente desde marzo de 1970, establecía que sólo cinco países estarían autorizados para la posesión del arma nucleare: Rusia, Reino Unido, EE.UU., Francia y China, precisamente los mismos cinco Estados que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El acuerdo internacional jurídicamente vinculante fue ratificado de inmediato por 50 naciones.

Es que lo sucedido en aquel otro octubre de hace 60 lejanos años vuelve a cobrar vigencia en este octubre de 2022, cuando el mundo -como entonces- pareciera volver a contener la respiración ante la súbita escalada de la tensión nuclear entre EE.UU. y Rusia (ex Unión Soviética). En ese entonces, Moscú se sentía asediado por Occidente debido al despliegue de misiles balísticos de Estados Unidos en territorio de Italia y Turquía apuntando hacia la Unión Soviética. De modo que el Kremlin, intentando lograr una suerte de contrapeso a la amenaza estadounidense en su contra, situó los suyos en la isla de Cuba… apuntando hacia territorio norteamericano a tan sólo 120 km. de distancia. Durante 35 días, la confrontación y la posibilidad de un escenario apocalíptico cada vez más real mantuvo al mundo casi sin aliento.

Desde entonces, una multiplicidad de tratados han permitido que la humanidad haya ido respirando poco a poco con mayor tranquilidad… hasta hoy. Una sucinta relación de éstos nos informa que ya en 1979, en Viena, el presidente Jimmy Carter y el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, Leonid Brezhnev, firmaban el Tratado Limitación de las Armas Estratégicas, es decir, la limitación del número de sistemas de misiles antibalísticos con carga atómica (SALT I). Luego, en 1987, se firmaría el Tratado INF sobre armas estratégicas de alcance intermedio, entre Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov (SALT II). En 1991, George Bush y Mijaíl Gorbachov firmaron el START I para la eliminación de las armas nucleares estratégicas de ambos países. En 1993 se firmó el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, un acuerdo entre George Bush y Borís Yeltsin, que prohibía el uso de los ICBMs de cabezas múltiples. Más tarde, en 2002, los presidentes George Bush y Vladimir Putin firmando el tratado SORT, que limitaba los respectivos arsenales de ojivas nucleares operativasa sólo 2000. Y en 2010, Barak Obama y Dimitri Medvédev firmaron el Tratado START III o Nuevo START, en Praga, por el que ambos países dieron por concluido el período de la “guerra fría”.

Período que parece haber concluido para ser reemplazado por el actual, uno de “guerra caliente” con la espada atómica colgando sobre la cabeza de la humanidad. O, como ya dijera hace mucho el gran Albert Einstein: “No sé con qué armas se librará la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta Guerra Mundial se librará con palos y piedras”.





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