La coordinadora del Programa de Opinión Pública del CEP, Carmen Le Foulon, expresó su preocupación por los resultados de la reciente encuesta relativas al sistema político democrático y la polarización efectiva que evidencian las personas, luego del proceso constituyente y el plebiscito del 4 de septiembre del año pasado.
En declaraciones a Radio y Diario Universidad de Chile, Le Foulon afirmó que el estudio demuestra una baja del porcentaje de personas que consideran que la democracia es la forma preferida de gobierno.
“Hay un porcentaje de personas que prefieren otras formas de gobierno por esta sensación de que la democracia y el sistema político no son capaces de dar respuesta a la demanda ciudadana. Se ha visto muy claramente por ejemplo, en casos anteriores, con el efecto económico, que se quedan en la pelea chica y que sería mejor gobierno el que tuviera mano dura y pudiera enfrentarlo”, indicó.
Agregó que hay una preferencia también por el orden dentro de los valores que se deben inculcar a los hijos: la obediencia, el respeto y autoridad, donde hay un sustrato relevante.
La investigadora del CEP indicó que hay otros aspectos asociados con la efectividad de la democracia que es el siguiente: “da lo mismo un gobierno democrático o autoritario para algunas personas. Eso es lo más preocupante porque es la sensación de que no importa lo que pase, yo voy a estar igual y probablemente igual de mal. Esos dos aspectos están asociados a la efectividad de la democracia, como tema para poder resolver las demandas ciudadanas”.
Le Foulon explicó que la encuesta también consideró aspectos sobre polarización afectiva, “en el sentido que si las personas creen que los votantes del oponente político, o sea los votantes que votaron Apruebo o Rechazo son buenas o malas personas y según eso las evalúan positiva o negativamente. Ahí vemos algo que es muy preocupante: un porcentaje importante de la ciudadanía que considera que el adversario político o el votante del adversario político no son buenas personas”.
“Cerca de la mitad de las personas que votaron Apruebo considera mal a las personas que votaron Rechazo, entre 0 y 3 en una escala de 0 al 10 y decir, evalúa muy negativamente cerca de un 37 por ciento”, precisó.
La investigadora indicó que “eso es preocupante porque nosotros hemos visto que hay estudios que muestran que cuando al adversario político no se le considera como alguien que piensa distinto pero con quien podemos convivir y conversar, sino como alguien con valores inferiores, la situación se hace peligrosa. Estudios en Estados Unidos, por ejemplo, han demostrado que cuando cuando tengo esta polarización afectiva tan grande estoy dispuesta a sacrificar democracia para que mis adversarios políticos no tomen el poder y eso es muy preocupante”.
“En esta polarización afectiva al adversario se le atribuyen características morales, no es que piensen diferente respecto a una opción que es igualmente válida, sino que se lo evalúa negativamente, como una mala persona. Eso lo vimos mucho en la discusión post plebiscito electoral y con los votantes de segunda vuelta”, expresó Le Foulon.
Indicó que hay preocupación por una parte, “de la efectividad de la democracia que es un mecanismo que se ha visto que puede generar desafección con la forma de gobierno, porque no resuelve mis demandas básicas. Pero también cuando empezamos a polarizar demasiado el debate, el avance del contrincante pasa a ser algo demasiado grave y las personas pueden permitir ciertas derivas autoritarias. Hay dos mecanismos que debieran llamarnos la atención: uno es la afectividad hacia el sistema político y lo otro es cómo se da el debate político”, puntualizó la investigadora.