La OTAN estructura una alianza militar similar al Eje de la Alemania nazi, afirma Putin

El fatídico pacto que propugnó Adolf Hitler con Mussolini y los militaristas japoneses en la década de los años ‘30 del siglo Veinte significó involucrar a esos países en la Segunda Guerra Mundial, conflagración que costó más de 50 millones de vidas.

El fatídico pacto que propugnó Adolf Hitler con Mussolini y los militaristas japoneses en la década de los años ‘30 del siglo Veinte significó involucrar a esos países en la Segunda Guerra Mundial, conflagración que costó más de 50 millones de vidas.

En una entrevista por la televisión pública dada a conocer el fin de semana, el presidente ruso Vladimir Putin afirmó que, con mucha razón, “los analistas occidentales -y no nosotros, subrayó- aseguran que Occidente empieza a conformar un nuevo Eje similar al que fue creado por los regímenes fascistas entre Alemania, Italia y el militarista Japón”. Para Putin el objetivo es claro. “¿Qué hace Estados Unidos? Ellos crean nuevas y nuevas alianzas”, aseveró. Y según los propios analistas occidentales, no sería sólo un Eje sino varios los que Washington estaría intentando estructurar.

A propósito de tales estrategias que apuntarían a ir creando paulatinamente una OTAN global, el gobernante ruso aseguró que, según la nueva concepción aliada aprobada en 2022, la OTAN pretende “desarrollar relaciones con los países de la región Asia-Pacífico”, lo que incluiría a Nueva Zelanda, Australia y Corea del Sur, recordando, asimismo, que a principios de este año el Reino Unido y Japón  firmaron un acuerdo para establecer contactos y desarrollar lazos en el terreno militar”, añadió.

No obstante, Putin negó que Rusia y China estén forjando una “alianza militar”, aunque reconoció que existe una amplia cooperación en el ámbito técnico-militar entre ambas potencias. “No lo ocultamos. Es todo transparente, no hay nada secreto, hacemos ejercicios militares conjuntos. Pero, por cierto, no los hacemos sólo con China sino también con otros países. Y los seguimos haciendo pese a los acontecimientos en el Donbás, Zaporoyia y Jersón”, señaló.

No obstante, rechazó las acusaciones de que dicha relación estratégica signifique una amenaza para terceros países, algo que Putin ya había dejado claro junto a su colega chino, Xi Jinping, en una declaración política por emitida por ambos durante la visita de Estado del primero a Rusia a principios de la semana pasada.

Otro tema importante al que se refirió Vladimir Putin fue el acuerdo con Bielorrusia, principal aliado de Moscú en Europa y país fronterizo con Ucrania, Polonia y Lituania, para el despliegue en su territorio de armas nucleares tácticas. Al respecto, adelantó que el próximo 3 de abril comenzará la instrucción de los militares bielorrusos y que el 1° de julio estará construido el silo subterráneo para albergar dicho armamento.

Esto es algo que el líder bielorruso, Alexandr Lukashenko, había pedido en numerosas ocasiones anteriores, pero que está motivado fundamentalmente -señaló- por los planes británicos de suministrar a Ucrania munición con uranio empobrecido. Además,  añadió que EE. UU. lleva haciendo lo mismo desde hace décadas, tanto en Europa como en otras regiones del globo.

Ante tal eventualidad, los expertos estiman que un ataque ruso probablemente implicaría el uso de armas de pequeño tamaño, llamadas “tácticas”, antes que las armas nucleares “estratégicas”, de enorme potencia y largo alcance.

Frente a este anuncio, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, advirtió el domingo que la UE está “preparada” para adoptar nuevas sanciones contra Bielorrusia si Minsk permite el despliegue en su territorio de armamento nuclear ruso. “La acogida por parte de Bielorrusia de armas nucleares rusas implicaría una escalada irresponsable y una amenaza para la seguridad europea”, afirmó. “Bielorrusia aún puede detenerla, es su decisión. La UE está preparada para responder con más sanciones”, afirmó.

Es que ser aliado de Rusia implica altos costos: el presidente bielorruso Alexandr Lukachenko y otras 194 personas cercanas al Kremlin tienen actualmente prohibida la entrada a la Unión Europea y sus activos se encuentran congelados. Bielorrusia también sufre en este momento las sanciones económicas dirigidas contra sectores concretos, incluido el financiero y comercial, así como los bienes de doble uso, además de los ámbitos de las telecomunicaciones, la energía y el transporte.





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