Esther Pineda: "Cada vez más se incorporan nuevas generaciones al pensamiento feminista"

La autora de "Morir por ser mujer" problematizó la violencia estética que sufren todas las mujeres del mundo, pero en especial aquellas que vienen de países del Caribe. Además, se refirió a la creciente intolerancia social en América Latina.

La autora de "Morir por ser mujer" problematizó la violencia estética que sufren todas las mujeres del mundo, pero en especial aquellas que vienen de países del Caribe. Además, se refirió a la creciente intolerancia social en América Latina.

La Feria Internacional del Libro y las Ciencias Sociales de Recoleta reunió a diversos autores latinoamericanos, entre ellos a la escritora venezolana e investigadora feminista, Esther Pineda, quien reunió a más de 500 personas para conversar acerca de su su más reciente libro.

Radio y Diario Universidad de Chile conversó con la escritora de “Morir por ser mujer” -trabajo que presentó el sábado en el marco del evento-, respecto al impacto de la violencia estética en las mujeres -especialmente en la mujer venezolana- y el avance de la intolerancia en América Latina, así como la evolución del movimiento feminista en la región.

Esther Pineda es doctora en Ciencias Sociales y tiene un magíster en Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela. Además, ha especializado su trayectoria profesional en materia de derechos de las mujeres y discriminación racial, lo cual es muy relevante en un país que tiene una gran deuda y años de atraso en cuanto a materias de género.

Pineda ha dedicado al menos una década de su investigación al concepto de violencia estética, que surge desde sus vivencias personales en la sociedad venezolana. Tiene que ver con la “preocupación de la apariencia del cuerpo, la imagen y la necesidad de la modificación corporal incluso asumiendo los riesgos que pueda tener esto en términos de salud”.

“Todas las mujeres en cualquier lugar estamos expuestas a esa presión y a la violencia estética, pero es cierto que en países del Caribe esta presión es mucho mayor porque hay una construcción disociable de la feminidad vinculada a la belleza”, señaló.

En la misma línea, apuntó a que en países como Venezuela “no se concibe la feminidad o la idea de belleza si no se responde a los cánones de la blanquitud y la delgadez. O a ese canon de calendario: grandes glúteos y senos, cintura pequeña, uñas de las manos largas y cuidadas, maquillaje y cabello muy liso”.

La población venezolana ha migrado en grandes cantidades en los últimos años y de acuerdo a datos de la ONU en torno a un 20% del total de venezolanos viven actualmente como migrantes o refugiados en distintas partes del mundo. En ese sentido, Pineda comenta que “esta presión que de por sí es excesiva en Venezuela comienza a insertarse en los países de acogida, debido a que las mujeres trasladan y reproducen aquella presión que sienten sobre sus cuerpos, lo cual ha contribuido a generar situaciones de tensión entre las mujeres de distintas nacionalidades”, según explicó la socióloga.

El movimiento feminista y la intolerancia

La escritora e investigadora sostuvo que la intolerancia “se profundiza ante dos grandes razones: procesos de cambios en las ideas de grupos sociales y cuando la sociedad comienza integrarse a otros espacios, ya sea por migración o por ejemplo en el caso de las mujeres, cuando comenzamos a ser parte de otros entornos en donde no teníamos el mismo grado de participación que los hombres”.

Respecto a lo último, Pineda destacó que “quienes han mantenido el monopolio de ciertas esferas de poder tienen mucha resistencia a la recepción” de aquellos cambios, o a la incorporación de la población racializada en lugares donde el estatus quo hace vida. “Esto está acompañado del impulso de nuevas ideas desde los estudios de las ciencias y movimientos sociales, que generan un imaginario de invasión y desarticulación de lo conocido”, afirmó.

Asimismo, explicó que “parte de la justificación para mantener formas de discriminación, desigualdad y violencia es la idea de que la sociedad siempre ha sido así o siempre ha funcionado así. Entonces, el miedo al cambio colectivo y lo que implica en términos personales es muy difícil para algunos grupos, por eso la importancia de los movimientos sociales y de la reflexión de estos temas en los diferentes espacios en los que hacemos vida”.

Por otro lado, la escritora y participante de la Feria Internacional del Libro y las Ciencias Sociales de Recoleta, dijo que a pesar de la resistencia y las formas de crueldad hacia las mujeres a modo de “castigo por construir nuevos y más espacios de participación”, la presencia del movimiento feminista en América Latina ha sido evidente y ha crecido la participación en la última década.

“No siempre se profundiza en las consignas, pero cada vez más se incorporan nuevas generaciones al pensamiento feminista. Así, de forma más temprana las mujeres han adquirido herramientas sobre cómo posicionarse ante el mundo e identificar formas de desigualdad y violencia”, detalló.

La autora manifestó que esos acercamientos tempranos con el feminismo permiten que las mujeres -y no solo las que se denominan feministas o tienen cercanía con el movimiento- tengan las herramientas y los contenidos para reflexionar sobre las dinámicas de los entornos que integran, de manera que también puedan usar los nuevos conocimientos para acompañar procesos de cambio de otra mujer o espacio.





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