En el marco del Día Internacional del Orgullo, que se celebra cada 28 de junio en conmemoración de los disturbios de Stonewall en Nueva York, en 1969, se pone de relieve la importancia de reconocer la diversidad de las familias en Chile. A pesar de los avances legales y sociales en el país, las familias homoparentales y lesbomaternales aún enfrentan desafíos y estigmatización en su camino hacia la aceptación plena. Este es el ámbito de investigación al que se ha volcado el profesor Rodolfo Morrison, director del Departamento de Terapia Ocupacional y Ciencia de la Ocupación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
“Representaciones heteronormativas de la familia y la crianza en las políticas públicas: implicaciones para las familias LGBTIQ+” y “¡Necesitamos un padre y una madre! Racionalidades en torno a la filiación en el Estado: la invisibilidad de las familias LGBTIQ+” son los títulos de los dos últimos estudios publicados por el profesor Morrison y su equipo este año. El primero de ellos apareció en la edición de enero de la revista Social Sciences y el segundo fue dado a conocer en la revista Societies el pasado mes de abril. Ambos artículos se enmarcan en el proyecto Fondecyt de Iniciación “Familias LGBTIQ+ y acción política del Estado chileno: el parentesco y la filiación entre relaciones de poder y resistencia”, que culmina el año 2025.
El académico comenta que se interesó en investigar estos temas debido a su propia experiencia de vida. “Yo soy una persona no heterosexual, tengo un matrimonio, somos dos padres, dos varones, padres de dos niños, y hemos vivenciado también muchísimo de este proceso de discriminación. Por fortuna, estamos en un espacio muy favorecido, entendiendo la Universidad Chile como un espacio pluralista, abierto y seguro para poder investigar estas temáticas. Y me interesaba también conocer cómo era la experiencia de otras familias, de otras personas LGTB en distintos campos de acción”, relata el profesor Morrison, quien también es doctor en Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Salamanca.
“Se involucra un poco el rol de activista y el de investigador desde la academia, y entendiendo también que hay una responsabilidad social con pertenecer a la Universidad Chile. Yo lo veo así, súper claro. Creo que la investigación no puede ser inocua en el sentido del impacto que tiene sobre las distintas problemáticas que enfrentan las personas. Creo que como Universidad tenemos que incidir en la política pública y principalmente intentar contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas”, destaca el profesor de la Facultad de Medicina.
¿Por qué es importante investigar sobre estos tópicos? El profesor dice hay muchas realidades que se dan por hecho y no se investiga mucho al respecto. Por ejemplo, se piensa que con la implementación de ciertas leyes, como la Ley 21.400 que regula el matrimonio igualitario y los derechos filiativos, vigente desde marzo de 2022, se solucionan de inmediato las problemáticas de las personas LGBT, cuando la verdad es que eso no es así.
“En realidad hay un problema bien grande con el desconocimiento en la aplicación de ciertas leyes. Por tanto, en la medida que se investiga sobre esas situaciones, eso permite visibilizar ciertas problemáticas que están invisibilizadas, y particularmente permite evidenciar cómo operan ciertos circuitos sistemáticos de exclusión que muchas veces son como un gran operativo de distintas acciones que van juntándose, sumándose y generando formas de exclusión que son permanentes y constantes. Es el caso de las personas LGBT, y es interesante evidenciar cómo se van generando situaciones de discriminación desde acciones más sutiles, hasta otras más complejas”, dice Morrison.
“En este Fondecyt lo primero que estamos investigando es cómo estas racionalidades se expresan en políticas públicas, que es uno de los puntos relevantes en las acciones que genera el Estado, en donde todavía no hay una modificación total de las distintas políticas públicas, entonces generan unas formas de discriminación que son permanentes y constantes”, detalla. Durante el 2022, el primer año del proyecto, realizaron un análisis documental de las distintas políticas públicas en Chile que se podrían relacionar con familias LGTB y ahora están haciendo un trabajo de campo, investigando cómo las personas pertenecientes a la comunidad han evidenciado estas relaciones con el Estado. Esta labor también considera entrevistas a funcionarios públicos.
Entre las conclusiones más relevantes de los artículos recientemente publicados destaca, por ejemplo, el hecho de que “la heteronorma atraviesa todas las racionalidades en términos de construcción de acciones del Estado, ya sea en expresiones de los funcionarios o de las propias políticas públicas, que por medio de la invisibilización o de la exclusión intencionada de personas LGTB reproducen mecanismos de discriminación. Hay una invisibilización que se reproduce como mecanismo de exclusión y que es grave en el sentido de que el Estado debería garantizar protección y procesos de inclusión desde la diversidad, pero por medio de estas políticas la verdad que genera el efecto paradójico. Entonces, finalmente la persona LGTB termina siendo discriminada, termina no siendo atendida, tienden a ser foco de exclusión o de prejuicios de personas del Estado. La verdad es que es súper lamentable”, sostiene el profesor Morrison.
Sin embargo, también hay acciones positivas y esperanzadoras. Por ejemplo, han estado realizando trabajo de campo en el Registro Civil y su Oficina de Género, que se instauró el año pasado. “La verdad es que está haciendo acciones súper importantes. Cuestiones que probablemente para el resto son tan pequeñas, como el cambio de formularios, para la comunidad LGBT son trascendentales. Por ejemplo, dejar de preguntar ‘madre o padre’, o decir ‘apellido materno o paterno’. Entonces creo que hay acciones que se están haciendo, aunque son lentas y son pocas”.
Una de las co-autoras del estudio es Gabriela Moreno Yates, terapeuta ocupacional de la U. de Chile que trabaja como personal técnico en esta investigación, quien afirma que “un aprendizaje importante en este estudio ha sido encontrarnos con la gran barrera para acceder a información sobre la filiación de familias LGBTIQ+ en Chile, a pesar de que sabemos que es una realidad que existe y siempre ha existido. Creo que el ir profundizando en cómo han surgido estas experiencias de filiación, a pesar de la poca información y recursos disponibles, es un punto de partida muy valioso para aportar a construir una sociedad inclusiva, y eso es lo que estaremos haciendo este año”.
“Ha sido una oportunidad y una experiencia muy linda poder investigar sobre un tema que para uno también es relevante a nivel personal, así como colectivo. De lo más interesante ha sido ver esta discrepancia entre ciertos derechos y la práctica real. O sea, en relación a la filiación de familias LGBTQ+, por ejemplo, cuando uno trata de acceder a la información sobre la adopción o sobre la reproducción asistida, es muy vaga o inexistente. Entonces, uno pensaría que eso significa que quizás no hay acceso a la reproducción asistida o no hay experiencias de personas que estén adoptando desde estas familias. Ese ha sido uno de los principales aprendizajes, esta diferencia entre lo que está en el papel y lo que pasa realmente y todo el proceso que hay entremedio de esa discrepancia, donde obviamente hay mucha resistencia”, agrega la joven investigadora.
Una cuestión de Educación
¿Cómo avanzar para mejorar la representación de la diversidad en sus políticas públicas? El profesor Morrison dice que la Educación es la clave. “Gran parte de los problemas son por falta de formación y la falta de experiencia que tienen las personas responsables del diseño de políticas públicas, tanto de los funcionarios públicos como de las personas que toman decisiones. Entonces, hay que crear una transformación súper importante por medio de capacitaciones y por medio de sensibilización, de manera que poco a poco se vaya generando una transformación social”.
Aquí las universidades también tienen un rol fundamental, advierte el investigador de la Casa de Bello. “Por ejemplo, el tema de la formación en temas de diversidad sexual y de género tiene que ser también transversal a todas las personas que se forman como profesionales. Deberían tener en algún momento de su carrera un espacio de discusión donde estos temas sean también transversales. Cuando no ocurre, bueno, se generan este tipo de problemáticas en términos de desconocimiento. Hay que generar un proceso de cambio para que la política pública se transforme y, al mismo tiempo, la política pública tiene que construirse escuchando las voces disidentes. Es una cuestión central”, agrega.
En este sentido, el rol de la academia es vital, tanto en la investigación como en mostrar referentes. “La investigación es central para visibilizar estas distintas temáticas e ir dando cuenta de las situaciones, pero también es necesario visibilizar nuestras propias identidades. En mi caso, por ejemplo, se cruza el activismo y la investigación, pero creo que en la academia directamente hay que generar más referentes, hay que hablar más de estos temas, hay que atreverse a investigar y contactar a las diversidades en general. Y el desafío más grande es que no sea una cuestión extractivista, es necesario pensar cómo puede alimentar mi investigación una política pública, cómo esto puede alimentar un proceso de formación desde distintos actores del Estado o en el ámbito privado, también. Creo que hay un rol súper relevante en la medida que exista una masificación de estos temas y poder dar cuenta de cómo es la experiencia de las personas LGBT en estos espacios”, dice.
Un rol importante desde la universidad pública, agrega el investigador, es generar una función de articulación para poder generar estos espacios de discusión y debate. “Desde la academia, pero también en todo sentido, nos interesa hacer esa articulación. Es necesario un espacio de articulación entre la sociedad civil, la academia y el Estado que permita en el fondo dar cuenta de estas distintas problemáticas. Así que a eso nos dedicaremos en el próximo año y medio del proyecto”, indica el profesor Morrison.