Era diciembre de 2019 y el fotógrafo holandés, Chas Gerretsen (79) quería hacer algo para calmar su tristeza. Pocos días antes, se había enterado de la muerte de Sylvain Julienne, un colega francés, que conoció cuando ambos fueron corresponsales en Chile, durante los años 70.
Lo primero que hizo Gerretsen fue escribir un tweet, que de acuerdo a él mismo “no tuvo mucha respuesta”. Luego, aún motivado por su melancolía, subió una foto, de ese tiempo que él y Julienne compartieron, en el que se mostraba una micro abarrotada de gente tratando de llegar a su casa. Con eso, los chilenos se volvieron locos.
“La reacción fue increíble. En cuestión de días tenía miles de seguidores y los comentarios que recibí y los mensajes privados fueron… Se me ponía la piel de gallina al leerlos”, cuenta Chas Gerretsen en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile.
Después, vinieron más fotos, más comentarios, “Por primera vez puedo ver lo que contaban mis abuelos y mis padres cuando hablaban de la época”, le escribían; y eventualmente la pregunta: ¿Cuándo vas a publicar un libro?
Gerretsen tenía cerca de ocho mil fotos de Allende, de Pinochet (él es el autor de la conocida imagen del dictador con lentes) y de la vida antes y después del golpe, que luego, junto a su esposa redujo a tres mil imágenes. Sin embargo, más allá de ese proceso de selección, su principal desafío fue retirar las fotografías de un museo de La Haya, en donde estaba depositado su archivo completo.
“El único problema que tuve fue que las imágenes están almacenadas en el Fotomuseum y estaban en formato análogo, que son negativos y cada negativo tuvo que ser escaneado, limpiado y coloreado. Esto es enormemente costoso. Solo hacer eso me costó alrededor de nueve mil euros y hubo muchos otros costos, así que ahora estoy en un hoyo profundo”, reconoce, sincero.
Para recuperar todos los fondos invertidos, un conocido del fotógrafo le sugirió comenzar una campaña en kickstarter: una de las múltiples plataformas web en que artistas de todo tipo piden ayuda a las personas para financiar sus proyectos creativos.
Justamente, en el texto en el que Gerretsen invita a los cibernautas a colaborar para hacer su libro posible, el holándes se refiere a la explosiva reacción que los chilenos tuvieron con sus fotos.
“Sentí que mis fotografías habían servido para algo. Este libro ha sido una obra de amor para el pueblo de Chile, ellos me han dado la sensación de que hice algo que vale la pena”, escribió Gerretsen en kickstarter.
Antes de venir a nuestro país, el holandés sacó fotografías en la Guerra de Vietnam, luego en Camboya y durante la segunda mitad de los 70 y toda la década del 80, en Hollywood.
Allí, fue el encargado de fotografía fija del clásico de Francis Ford Coppola, “Apocalypse Now”, una película sobre la Guerra de Vietnam, que en su momento solo generó discusiones a propósito de sus actores.
“La conversación fue sobre Marlon Brando, que nunca aprendió sus líneas. Siempre tenían a alguien sosteniendo un tablero con las líneas que se suponía que debía decir”, recuerda Gerretsen.
A lo largo de los años, el fotógrafo se formó una triste convicción: que las personas, a pesar de tener la realidad frente a sus ojos, siguen creyendo lo que quieren y no se alejan de sus ideas preconcebidas.
“Tomé fotos para mostrarle a la gente lo que sucedió, y cuando le muestras a la gente lo que realmente sucedió, no te creen, porque leen y ven la propaganda de los medios de comunicación de los países en que viven”, comenta.
Justamente por ese motivo, fue que en 1989 compró un velero, viajó al sudeste asiático y dejó la la fotografía para siempre.
“Cada vez que tomaba una foto, incluso si no eran actores, la gente sabía más que yo. Eso es insatisfactorio y, finalmente, cuando alguien me dijo que mis fotos significaban algo, fue una especie de justificación por todos esos años. Al menos algunas personas valoran lo que hice”.
En ese mar de fotografías de Chile que tuvo que revisar para armar su libro, la figura de Pinochet aparecía con mucha más frecuencia que la de Allende. Según Gerretsen, eso no tiene que ver con una preferencia personal, sino que, paradójicamente, tuvo mucho más acceso al dictador.
“El departamento de relaciones públicas de Allende era bastante malo. Las únicas veces que lo fotografié fue una vez para la revista Time en La Moneda, y cuando había algo público, pero no me invitaron como con Pinochet, así que el sesgo se inclinaba hacia él”, dice.
De acuerdo a Gerretsen, algunas de esas imágenes de Pinochet “eran bonitas. Bonitas de una manera que eran divertidas, pero no eran equilibradas. Entonces, comencé a poner más fotos de Allende y lo que pasó durante los años de Allende y menos de Pinochet, pero fue difícil de hacer”, asegura.
Otro elemento muy presente en su archivo eran las sonrisas. El holándes destaca a Chile como el único país en donde trabajó, donde las personas posaban sin problemas para la cámara.
“Lo que siempre me pareció muy curioso de Chile, en ese momento, porque cuando volví en 2013 no vi eso, es que había cientos de personas buscando comida, haciendo fila, de derecha, de izquierda, los rotos y los momios y no había peleas”.
“De hecho, la mayor parte del tiempo la gente sonreía. Había cierto tipo de vínculo, todos eran chilenos. También había odio, por supuesto, manifestaciones, disturbios, pero en general, el ambiente era totalmente diferente al del 2013”, cuenta.
La idea de Gerretsen con “Chile: The Photo Archive 1973-1974” no es volver a unir a los chilenos, o sanar sus heridas, sino, simplemente, invitarnos a pensar y a tomar en cuenta aspectos poco visitados de nuestra historia.
“Lo que espero que haga este libro es que la gente vea que durante los disturbios la gente sonreía, durante las horas de espera en la fila, a veces incluso hasta la noche, se sonreían unos a otros y también a mí. En Chile la gente siempre fue amable, excepto durante el Tanquetazo. Esa es la única vez en que amenazaron con matarme si tomaba fotos, pero estas fotos están en el libro, las fotos de los disturbios, las fotos de las manifestaciones, las fotos del golpe, las fotos de cómo era la vida antes del golpe y cómo era después. Creo que he hecho todo lo posible para lograr un equilibrio, para que las personas obtengan una imagen realista de cómo eran las cosas. Ahora, depende de ellos decidir si es que lo logré”.