Casi cinco mil personas damnificadas, mil albergadas y tres fallecidos son las cifras que ha dejado este sistema frontal que afecta a la zona Centro-Sur durante estas últimas horas y que se extenderá, al menos, durante toda la jornada del miércoles con intensas lluvias y vientos.
En zonas de la Región del Maule y Biobío, este sistema frontal ha dejado cifras cercanas a los 200 milímetros de agua caída solo en las últimas 24 horas, mientras que en Santiago se esperan precipitaciones que alcanzarían hasta los 90 milímetros.
El académico del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo e investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 de la Universidad de Chile, Pablo Sarricolea, detalla que la zona centro sur no enfrentaba un sistema frontal como este “yo me atrevería a decir que entre 10 a 20 años”.
“En el sur hace más o menos 10 años aproximadamente, no teníamos lluvias de esta envergadura en las partes del Valle Central y la zona más baja, en cambio en Santiago, algunos señalan que lo que podría caer en estas 24 horas podría ser de hace 20 años, hace 20 años que no teníamos lluvia similares, estamos pensando en el año 2002”, asegura el profesor Sarricolea.
La académica del Departamento de Geografía de la Facultad de Vivienda y Urbanismo e integrante del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres (CITRID) de la Universidad de Chile, María Victoria Soto, añade que “pareciera que se había olvidado que llovía, con esta situación de sequía, habíamos olvidado que los ríos, hasta los años 80 y antes de los años 80, cada invierno retomaban sus causes y esto lo vimos ahora este invierno”.
Cómo prepararse para los eventos extremos
La académica María Victoria Soto asegura que “estar o no preparados para este tipo de eventos es algo que aún estamos discutiendo desde la academia, desde las políticas públicas y la gobernanza de los territorios y ahí está la clave, la gobernanza de los territorios y las políticas públicas”.
“Estar preparados significa que debemos pensar entonces en cómo nos adaptamos a los nuevos escenarios porque las ciudades ya están construidas, entonces ya sabemos que las ciudades lamentablemente se localizaron, crecieron, se expandieron hacia áreas de inundaciones y, por lo tanto, lo que debemos hacer ahora es adaptarnos al cambio y generar las obras de mitigación”, asegura la académica de FAU María Victoria Soto.
La profesora Soto añade que “hay que entender que todas las áreas correspondientes a lecho de ríos son inundables de manera recurrente, pero con dinámicas temporales y espaciales diferentes, por ejemplo, las áreas que se inundaron en el evento de junio, lo más probable es que se inunden nuevamente, al igual que otros sectores en el cauce, ya que los ríos ya están con canales activos y el sustrato está saturado. Es decir, ya no hay capacidad de infiltración y lo que precipite se convierte en escurriendo superficial y caudal”.
Por su parte, el académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, Roberto Pizarro, añade que “lo que deberíamos intentar es hacer una gestión integrada de nuestras cuencas y de nuestros espacios territoriales, eso significa que desde las zonas altas, empezar a proveer de la posibilidad de que podamos recargar nuestros acuíferos, pero qué significa que podamos recargar nuestros acuíferos, que como nos llueve en invierno, el agua cae y escurre rápidamente, la forma que no escurra es tener bosques, vegetación en la zona alta, cosa que cumpla su rol, u obras civiles, pequeñas obras civiles en causes, pequeños diques, que van permitiendo que el agua se retenga en esas zonas”.
“Cuando recargamos los acuíferos estamos haciendo uso de las reservas de agua naturales y eso es lo que la UNESCO llama ‘soluciones basada en la naturaleza’, aguas abajo vamos a tener expresión de caudales intensos, entonces tenemos que despejar nuestros causes, no ocuparlos en vivienda ni elecciones productivas ni llenarlos de basura”, explica el profesor Roberto Pizarro.
El académico Roberto Pizarro agrega qye “también tenemos que hacer frente a procesos que se harán más extremos, o sequías o inundaciones como las que tenemos. Frente a eso tenemos que tener una mayor cultura de cuidado del agua y esto parte por toda la población, por el conjunto, por el uso agrícola, que es el que más usa, por el uso doméstico, por el uso de industrial, etc., y eso nos habla de una gestión a nivel de cuenca y, hay un detalle, necesitamos ponernos de acuerdo en que en la situación actual no es posible que la solución la tengo un solo sector, ni productivo ni territorial o un sector político. Todos y entre todos tenemos la posibilidad de actuar”.