En conversación con la primera edición de Radioanálisis, el experto en gestión de emergencias, Michel De L’Herbe, se refirió al manejo del sistema frontal que ha afectado fuertemente a distintas zonas del territorio nacional.

De acuerdo al especialista la determinación más urgente que tiene que adoptar el país “es cambiar la forma de manejar las emergencias“, lo cual se relaciona con el modelo de gestión y aproximación que tienen las distintas organizaciones e instituciones chilenas ante las catástrofes naturales.

“Tenemos un modelo de gestión que ya debe tener más de 40 o 50 años de atraso comparado con las buenas prácticas internacionales que están normadas, son sistemas normados con estándares. Por lo tanto, tampoco hay que reinventar la rueda, el tema es que estamos con una resistencia al cambio brutal”, declaró De L’Herbe.

En ese sentido, el director ejecutivo de Emergency Management MGMT señaló que tal resistencia “nos llevó a tener un proyecto de ley de una nueva institucionalidad, como el Senapred -ex Onemi- que se discutió por más de una década, donde el consenso era uno en el año 2011: la institucionalidad no da el ancho”.

“La nueva institucionalidad, desde el punto de modelo, establece exactamente la misma aproximación que hemos tenido históricamente. Entonces, ¿de qué nos damos cuenta hoy? lo mismo que nos dimos cuenta en 2011, la institucionalidad no da el ancho y no en términos de plata, sino que principalmente en cómo manejamos las emergencias“, afirmó.

El experto explicó que los sistemas modernos en gestión de emergencias “son desde la base hasta el centro”, mientras que Chile mantiene un modelo centralizado “donde el eslabón más débil es la comunidad organizada y entrenada, los municipios y los niveles regionales”.

De L’Herbe detalló que estos modelos modernos siempre buscan anticiparse a las emergencias, lo cual se puede hacer con el pronóstico meteorológico en mano. “Es decir, si tu sabes que va a venir algo intenso, los albergues los habilitas y despliegas personal logístico a los lugares dos días antes. Lo peor que puede pasar es que no haya tanto daño como el que podíamos haber proyectado, pero si pasa algo malo ya estamos ahí”. destacó.

Así, el especialista en gestión de emergencias reprochó que la institucionalidad chilena persiste “con el arrastre e inercia que nos lleva a que actuamos sobre el daño y el gran daño”. “Ahí tenemos un problema super grave, porque no se debe a carencia de conocimiento internacional, a una debilidad económica, a no tener acceso a tecnología o logística, estamos derechamente frente a un problema de competencias y saber cómo manejar emergencias“, expuso.

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