Según cifras que manejan medios locales de Ecuador, ya van al menos 10 personas muertas producto de los ataques perpetrados por organizaciones criminales a nivel nacional que iniciaron en Guayaquil tras la fuga de José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, líder de “Los Choneros”, considerado el criminal más peligroso del país.
Entre las últimas víctimas, la Policía de Ecuador informó del fallecimiento de dos agentes “vilmente asesinados por delincuentes armados” identificados como los cabos segundos Alex Taday y Luis Guanotuña.
Cabe destacar que los ataques se iniciaron el pasado domingo y, este lunes, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, decretó estado de excepción constitucional. Sin embargo, ante el recrudecimiento de los hechos, el jefe de Estado decretó declarar “conflicto armado interno” instruyendo desarmar a las “organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes”.
La Policía de Ecuador informó este miércoles que ya se detuvieron a 7o personas, se controlaron 08 artefactos explosivos, 15 bombas molotov, se decomisaron 09 armas de fuego, y se liberaron a 03 policías que estaban como rehénes.
INFORMAMOS ||
Resultados operativos preliminares, obtenidos tras varias intervenciones ejecutadas a nivel nacional ante atentados y actos de terrorismo. #CompromisoInquebrantable pic.twitter.com/6ccgZ0ZWAC
— Policía Ecuador (@PoliciaEcuador) January 10, 2024
En conversación con el programa Política en Vivo, el académico y analista internacional de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, abordó las “dramáticas” jornadas de Ecuador y reflexionó sobre cómo las imágenes difundidas por redes sociales -como la de un grupo armado irrumpiendo en vivo en un canal de televisión- pueden replicarse en otros países.
Para Aranda, la situación del país sudamericano llama la atención porque “era una sociedad bastante tranquila, que tenía movilizaciones políticas y algunos grados de violencia asociados en represión o en otro tipo de eventos desde finales del siglo XX, pero este tipo de hechos son claramente novedosos y hablan de la magnitud y celeridad con que el fenómeno del crimen organizado transnacional ha ido penetrando diferentes áreas y ha llegado a ser un verdadero contendiente del Estado”.
“Quito, que era una ciudad más tranquila que Santiago de Chile, hoy día tiene un índice de peligrosidad también alto y ciertamente Quito y Chile ya no son territorios de tránsito, sino que de acopio y centros de reorganización de este tipo de actividades para enviar a otros lugares”, añadió.
En cuanto a su evaluación sobre la respuesta de las autoridades ecuatorianas, Aranda sostuvo que “es preocupante y complejo porque las medidas que está tomando el Gobierno uno puede decir que algunas son más correctas que otras, pero queda la impresión que están un poco a destiempo, que llegan un poco tarde y que las élites políticas están reaccionando un tanto tarde a temas que algunas fuerzas de seguridad y de inteligencia vienen advirtiendo”.