Las fuerzas israelíes preparan una operación terrestre en Rafah, zona sur de la Franja de Gaza y frontera con Egipto. El lugar alberga a más de un millón de palestinos, en su mayoría refugiados.
Hace una semana, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, instruyó al Ejército establecer un plan combinado para evacuar a la población civil en Rafah, al mismo tiempo que se asegura la “destrucción” de Hamás.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el académico del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile, Rodrigo Karmy, indicó que este inminente ataque es parte del objetivo israelí de continuar con la Nakba palestina. “Desde el año 48′ en que se erige como Estado, el objetivo de Israel siempre fue la expulsión masiva, sistemática, de la población palestina y toda la historia que viene posterior, incluido los últimos cuatro meses desde el 7 de octubre de 2023, no es otra cosa que una intensificación de esa misma historia”, apuntó.
Para el académico, los bombardeos en el sur de Gaza intentan presionar las negociaciones que llevan en Qatar, fuerzas de Egipto, Palestina y Estados Unidos. “Me da la impresión que en la coyuntura precisa, lo que está ocurriendo es que Israel está bombardeando Rafah para impedir el buen resultado de las negociaciones donde lo que está involucrado, por supuesto, no es solamente el cese al fuego sino también el intercambio de rehenes”, indicó.
La operación impulsada por Benjamín Netanyahu ha encontrado mayor reticencia por parte de la Casa Blanca. Este jueves el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sostuvo una conversación por llamada con el primer ministro israelí, donde manifestó su negativa a que Israel realice una ofensiva sin garantizar el resguardo de la población civil refugiada.
Karmy descartó que estas señales internacionales y supuestos de “distanciamiento” sean una realidad que logre presionar por un cese al fuego. “Hay que medirlo por los hechos, no por las palabras. En los hechos efectivamente lo que ha ocurrido es que el Congreso norteamericano ha aprobado un nuevo paquete de ayuda de Estados Unidos a Israel por el concepto de Defensa”, señaló.
“Entonces esos son los hechos fácticos, más allá del paseo que hace Antony Blinken por distintos países diciendo que quiere la negociación, la paz, pero en realidad los voceros de la Casa Blanca en sus distintos lugares, en sus distintas jerarquías, han insistido en que no existe genocidio“, señaló.
Otra voz es la del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, quien ha planteado un embargo de armas. Al respecto, Karmy dijo que su postura es una señal del cuestionamiento al orden del mundo, con hegemonía norteamericana y el protectorado norteamericano sobre Europa, por parte del sur global. “Me parece que está hace mucho rato comenzando a resquebrajarse”, indicó.
En esa línea apuntó a una “implosión imperial”, expresada, por un lado, con “una resistencia importante desde el punto de vista palestino y, por otro lado, de una resistencia importante en términos legales del llamado sur global bajo el contexto de la presentación de la querella sudafricana contra Israel en la Corte Internacional de Justicia”.
Consultado sobre cómo la distintas expresiones de solidaridad con el pueblo palestino pueden transformarse en un vehículo para el cese al fuego, Karmy respondió que “tal como ocurrió en cierta manera con Vietnam en los años 70′, me parece que hoy día también los pueblos se sienten identificados con Palestina básicamente porque en distintas partes del mundo están experimentando situaciones medianamente similares en términos legales, culturales, políticos económicos a lo que experimenta el pueblo palestino”.
“En distintas partes del mundo estamos asistiendo a una progresiva disminución de los derechos civiles, por ejemplo, en favor de la defensa, de la seguridad, estamos experimentando una precarización económica, a nombre del progreso económico. Se están estableciendo programas muy violentos de ajuste estructural”, declaró.
Eso sí, recalcó que el caso de Palestina es incomparable, pero que “las racionalidades con las que funcionan los dispositivos, las maneras que tienen de precarizar la vida, las formas que tienen de expropiar los derechos a los pueblos se está haciendo un tópico común en distintas partes del mundo, por eso, uno podría decir que Palestina es también el crisol a partir del cual contemplamos el propio presente”.