El balance de muertos no deja de aumentar en la Franja de Gaza, territorio gobernado por el movimiento islamista desde 2007 y bombardeado sin descanso por Israel en respuesta al ataque del grupo Hamás el pasado 7 de octubre.
Al menos 31.645 personas murieron desde esa fecha, indicó el Ministerio de Salud de Gaza, donde además la ONU ha advertido de los riesgos de hambruna para sus 2,4 millones de habitantes. Israel controla la ayuda terrestre que entra en el enclave y los insumos que llegan a la población son insuficientes.
En ese contexto, un barco de la ONG española Open Arms descargó el sábado 200 toneladas de víveres que transportó desde la isla de Chipre, en el marco de un corredor humanitario abierto para aliviar la situación. Un segundo buque está listo para zarpar con nuevos cargamentos, anunció Chipre.
En paralelo, los mediadores internacionales -Estados Unidos, Catar y Egipto- buscan una nueva tregua como la que se alcanzó a finales de noviembre. El gabinete de seguridad israelí se reunirá al final del día para determinar el “mandato” de la delegación que viajará a Catar. Esto, con vistas a proseguir las conversaciones con Hamás, catalogado como organización “terrorista” por Israel, la Unión Europea y Estados Unidos.
12 miembros de una misma familia
Pese a las negociaciones, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, mantiene su arrolladora ofensiva contra el territorio palestino, donde busca “aniquilar” a Hamás. Al menos 61 personas murieron en bombardeos nocturnos el domingo, entre ellas, 12 miembros de una misma familia, la familia Thabet, en Deir Al Balah, en el centro de Gaza.
Los bombardeos alcanzaron también Ciudad de Gaza, en el norte, y Jan Yunis y Rafah, en el sur, según testigos. Además, se registraron encarnizados combates entre soldados israelíes y combatientes palestinos en Jan Yunis y Ciudad de Gaza.
La guerra se desencadenó el 7 de octubre, cuando una incursión de comandos de Hamás mató a mil 160 personas, en su mayoría civiles, en el sur de Israel, según un recuento de la agencia de noticias AFP basado en datos oficiales israelíes. Los combatientes islamistas capturaron también a unas 250 personas, un centenar de las cuales fueron liberadas durante una tregua de una semana en noviembre. Israel estima que 130 permanecen cautivas y que 32 de ellas habrían muerto.
La esperanza de un cese el fuego se reavivaron después de que Hamás rebajara sus exigencias. El grupo islamista exigía inicialmente un alto el fuego definitivo y un canje de rehenes en sus manos por presos palestinos en Israel, a razón de 100 presos por rehén. Ahora, sin embargo, propone una tregua de seis semanas y liberar a 42 rehenes israelíes a cambio de la excarcelación de entre 20 y 50 palestinos por rehén.
Hamás exige además la “retirada del ejército de todas las ciudades y zonas pobladas”, el “regreso sin restricciones de los desplazados” por la guerra y la entrada diaria de al menos 500 camiones de ayuda humanitaria a Gaza, indicó uno de sus dirigentes.
El ministro israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, en tanto, se opone al envío de una delegación a Catar para proseguir las negociaciones.
“Netanyahu debe ordenar al (….) ejército entrar inmediatamente en Rafah e intensificar la presión militar hasta que Hamás quede destruido”, declaró.
Netanyahu ya aprobó “los planes de acción” del ejército para una operación terrestre en Rafah, donde según la ONU se hacinan 1,5 millones de personas, en su mayoría desplazados de guerra.
“En nombre de la humanidad, pedimos a Israel que no proceda [a una operación en Rafah] y en su lugar trabaje a favor de la paz”, exhortó Tedros Adhanom Ghebreyesus, el jefe de la Organización Mundial de Salud (OMS).