Durante los últimos tres años, Paz Lira transformó su taller en un verdadero laboratorio para dar vida a su última obra “Ontogenia”, un mundo de colores vibrantes que realza la inteligencia colaborativa de los hongos, fundamentales en los ecosistemas del mundo. Todo esto, a través de mil 300 obras que revelan el diálogo entre la vida micro y macroscópica de estos organismos.
Así, y a partir de este 10 de octubre, la Corporación Cultural Las Condes será el escenario de esta intervención, que estará disponible hasta el 8 de diciembre de 2024 y que llega para celebrar sus 40 años de carrera. En total, serán tres las salas en las que el reino fungi de Lira se desplegará en un viaje visual que invita a contemplar la belleza de la descomposición y la vida efímera de los hongos, protagonistas de su universo creativo.
En la primera sala se presentará la obra homónima, en la que la artista experimentó con más de 400 hongos de verduras y frutas, alternando catalizadores como ácidos, resinas, patinas y ceras para formar cientos de objetos circulares, que en su conjunto forman un organismo vivo colgante.
“Siempre me aparecen dos temas, que es el deterioro y la muerte. Por más que tú me pases un paisaje, yo lo voy a terminar deteriorando”, reflexionó la artista, que ha expuesto en importantes espacios como el Museo Nacional de Bellas Artes.
Durante su carrera artística, Lira ha trabajado constantemente con la transformación de la materia, rescatando elementos y materiales que han sido olvidados e incluso arrojados a la basura. Sin embargo, en su última creación, es ella quien produce la putrefacción de los alimentos y vuelve a generar vida.
“La ontogenia es la historia del cambio estructural de una unidad sin que esta pierda su organización. Paz presenta historias de transformaciones mutuas, donde cada unidad conserva sus límites individuales, a la vez que se acopla a un nuevo cuerpo con cualidades formales propias”, precisó la curadora de la obra, Carolina Arévalo.
Experimentación química y artística que queda de manifiesto en la segunda sala de la exposición, en la que se despliegan más de 900 placas de petri “que contienen cultivos con universos propios, distintos y constituyentes de una instalación mayor que evoca la tierra primitiva”, según comentó Arévalo. Así, cada placa es un ensayo de creación, donde se hacen reaccionar diversos materiales como el té verde, la cera de abejas, flores, bicarbonato, vinagre, resinas y hierro, entre muchos otros elementos.
La instalación continúa con obras que amplían a gran escala las reacciones que generan paltas y limones en descomposición. Las imágenes amplificadas de estos hongos revelan un mundo de colores vibrantes en los que destacan diferentes tonalidades de amarillos, además de colores más fríos como el turquesa y celeste.
“La analogía del cobre que se torna verde y del limón que se pudre resulta particularmente apropiada para describir la diversidad cromática de los hongos, ya que estos organismos también experimentan cambios de color a medida que se desarrollan y maduran”, reveló Lira sobre esto último.
La exposición finaliza con un video realizado en colaboración con la cineasta Emilia Simonetti en el laboratorio de la artista, que condensa la experimentación que atraviesa toda la obra, donde los hongos se convierten en símbolos de transformación perpetua.
“Ontogenia” es una invitación a explorar la poesía oculta en el deterioro y la transformación. Cada pieza, cada sala, es un testimonio del poder transformador de la materia y del arte. Con esta obra, Lira no solo celebra su legado artístico, sino también el interminable ciclo de renovación que caracteriza a nuestro mundo natural.
Sobre la artista:
Paz Lira Campino nació el 26 de febrero de 1955 en Santiago, Chile. Entre 1974 y 1977 estudió Licenciatura en Arte con mención en Pintura en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Además, fue alumna particular de fotografía de Enrique Zamudio.
Destacan sus últimos trabajos realizados en formatos monumentales, donde experimenta con materiales de desecho orgánico que reflexionan sobre la reacción de la materia frente al paso del tiempo, como en las exposiciones “Transparencia Sonora” (2017), “Trastocado silencio” (2012), “Memoria del agua” (2007), “Palimpsesto” (2003); exhibidas en el Museo Nacional de Bellas Artes, y “Encáustica” (2021), instalada en el Centro Cultural Montecarmelo.