De una forma u otra, la historia de Colonia Dignidad siempre estuvo presente en su memoria. “Como escritores, algunas veces vamos a las historias y otras veces las historias vienen a nosotros. Y esta es una de esas historias que llegó a mi vida”, recordó la escritora e historiadora chilena Emma Sepúlveda en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile.
“Cuando era muy joven, en la revista Ercilla leí la noticia sobre un muchacho que se había escapado de un lugar siniestro. Me causó tanto impacto que no se me olvidó nunca más. Al tiempo después leí en la misma revista que lo habían llevado de vuelta a este sitio, que se llamaba Colonia Dignidad, y después que se había escapado una mujer. Fueron de esas historias que me causaron no solamente pesadillas, sino que me hicieron pensar en un montón de cosas. Me preguntaba cómo podía pasar algo así”, sumó la autora, que por estos días estuvo junto a la periodista y agente literaria Vivian Lavín, y la embajadora de Chile en Alemania, Magdalena Atria, inaugurando el stand chileno de la Feria del Libro de Frankfurt.
Con el paso de los años, esa curiosidad inicial se transformó en un estudio intenso sobre las características de este particular asentamiento alemán en Parral, cuyo líder práctico y espiritual era el predicador Paul Schäfer. Así fue como Sepúlveda definió tempranamente lo que años después sería “Cuando mi cuerpo dejó de ser tu casa“, una novela narrada en primera persona y que, en clave de ficción, comparte los diarios de Ilse, una mujer que sobrevivió a las vejaciones de la colonia.
“Cuando empecé a publicar libros siempre pensé en unir mi parte de estudiante de historia con la de estudiante de literatura en Estados Unidos y escribir un libro de no ficción para contar la historia de Colonia Dignidad. Empecé a pensar cómo hacerlo y reuní todos los documentos que pude, leí todos los artículos. Tengo documentos interesantísimos que fui guardando durante los años. Pero siempre venía a otro libro y dejaba el tema de Colonia Dignidad a un lado. Hasta que después llegó un momento donde pensé que, en realidad, hay otras personas más capacitadas para escribir una no ficción sobre la colonia”, compartió Sepúlveda sobre el cauce que tomó este proyecto literario.
Todo esto, teniendo siempre la experiencia de las mujeres como un norte definido: “Me interesó lo que pasaba con ellas, específicamente. Nunca se hablaba de esto. La mayoría de los libros abordan a los niños abusados, y muy acertadamente. Se habla de la poca libertad que hubo y de un montón de temas que son súper importantes, pero por alguna razón nunca se tocaba el papel de la mujer”.
“Lo que me interesó, y también por las conversaciones que he tenido, es que el personaje de Ilse representa a muchas mujeres que llegaron ahí de pequeñas y no crecieron. Nunca tuvieron acceso a leer un libro, a ver una película, a ser educadas, a salir de ese campo de concentración. Quería poner eso en la novela, que, aunque se trata de una mujer que comienza a narrar desde que tenía 11 años, con el tiempo no cambia mucho, no madura, sino que realmente se hace mujer cuando sale de la colonia y se enfrenta a la realidad de un mundo que desconoce. Porque incluso ni sabía cómo se vestían las mujeres afuera “, agregó.
Sin embargo, hubo otro hecho que marcó la construcción de la protagonista, y que tuvo que ver con la experiencia de la escritora visitando el centro, rebautizado como Villa Baviera. “Visité la colonia, hablé con algunas personas que estaban ahí y me encontré con una mujer que me impresionó muchísimo. Gracias a las investigaciones yo ya tenía una idea hecha sobre el poder de las sectas en las mujeres, pero hubo una frase suya que me quedó grabada. Con un pésimo español, dijo ‘nosotros estábamos mejor cuando Paul Schäfer estaba aquí'”.
“Ese día salí de la colonia y me dije ‘tengo que escribir una novela desde el punto de vista de lo que le pasó a las mujeres’. Y en primera persona, porque quería proponer lo opuesto a lo que esta mujer piensa. Crear una voz que sea de todas, pero a partir de una mujer que pueda salir de esta opresión”, afirmó Sepúlveda.
Una expansión de idiomas y formatos
Por estos días, la autora se encuentra celebrando dos hitos en torno a su novela. El primero de ellos, la traducción del libro al alemán. “Mi sueño era que algún día pudiera publicarse en Alemania, pero lo veía como algo medio imposible. Pensaba ‘¿quién va a querer publicar un libro que hable tan mal de los alemanes?’. Pero no son todos, es Paul Schäfer y sus seguidores, tampoco puedo generalizar”, señaló la escritora desde su residencia en Valencia.
Gracias a las gestiones de un escritor amigo (Jorge Montealegre), logró contactar con el traductor Mathias Sasse y, a través de él, conseguir el patrocinio de la editorial alemana Buxus Edition. “Es un espacio que se dedica a publicar libros que tengan que ver con los derechos humanos, una fundación muy interesante que también ha editado trabajos sobre el Holocausto”, valoró Sepúlveda.
Mientras que el segundo hito tiene que ver con la puesta en marcha de una adaptación cinematográfica a cargo del director español Samuel Sebastián. “Tuve que ir a presentar una película a La Nau, la universidad más antigua en Valencia. Me invitó el grupo de Amnistía Internacional. Esto, en el marco de los 50 años de aniversario del Golpe civil-militar. Después de que terminamos la discusión un grupo muy encantador me invitó a cenar y, al lado mío, estaba Samuel”, recordó la autora.
“Empezamos a hablar y ya le habían dicho que acababa de sacar un libro sobre Colonia Dignidad. Después de conversar un rato me pidió que le enviara una copia. Se la di y me llamó inmediatamente para decirme ‘yo quiero hacer una película de este libro’. Ahí nos empezamos a reunir, a hablar de qué es lo que significaría hacer una película. Buscar productores, definir el idioma, etc. Y finalmente definimos escribir el guion juntos”, sumó sobre esta experiencia, cuyo libreto ya está terminado y en espera de las próximas gestiones.
El futuro de Villa Baviera
Al momento de hablar sobre el futuro del espacio donde se emplazaba la Colonia Dignidad, la postura de Emma Sepúlveda es clara: la actual Villa Baviera tiene que cerrar sus puertas. “Colonia Dignidad necesita ser un centro de memoria. No puede seguir siendo un tipo de resort, un lugar donde la gente va a pasar una buena tarde comiéndose un asado o probando las exquisiteces de la comida alemana. Tenemos que cerrar ese centro, se tiene que expropiar totalmente y dar reparación a las víctimas, a las personas explotadas que hicieron trabajos forzados durante toda su vida, que hoy no tienen una previsión, que tienen un cuerpo deteriorado por los golpes y la tortura, que no han podido trabajar o que son personas mayores. O todos esos niños que fueron abusados y que les cambiaron la vida para siempre”, sentenció.
“Hay que hacer esa reparación pero, al mismo tiempo, se debe cerrar este lugar y permitir que se abra solamente para que la gente pueda ser educada sobre lo que pasó y lo que esperamos que nunca más vuelva a pasar. El Gobierno de Chile y de Alemania tienen la obligación de crear un centro de memoria allí y que se deje de usar como centro turístico para beneficio de los jerarcas, que son los hijos de los mismos que torturaron, no solamente a chilenos sino que a alemanes”, agregó la escritora.
En esa línea, afirmó que las culpabilidades de cada cual son claras: “Están los victimarios y las víctimas. En Alemania hay algunos de estos sujetos caminando libres por las calles. Hartmut Hopp, médico y ‘carnicero’ de las mujeres, está en Alemania, libre. La Justicia ha hecho un muy mal trabajo tanto en Alemania como en Chile. La única manera de hacer justicia es tomando esos territorios. El Presidente Boric lo ha prometido y las promesas son deudas. Yo creo que él tiene una deuda con Chile y la tiene que pagar, por todos nosotros”.
Sin embargo, también recalcó que las responsabilidades son transversales. “Han pasado ocho gobiernos y siempre ha habido una excusa. Yo culpo a la derecha tanto como a la izquierda por no haber hecho algo. Es una complicidad de silencio que no tiene nada que ver con los partidos políticos. Se ha ignorado el dolor de las personas de Colonia Dignidad y punto. Y no se ha hecho justicia. La expropiación es la única solución en este momento para que tengamos un sitio de memoria”, concluyó Sepúlveda.