Con silencio ha reaccionado el Frente Amplio al desafuero de la diputada Catalina Pérez, en medio de la investigación por su rol en la arista Democracia Viva del llamado Caso Convenios. Pese a que la colectividad se ha excusado de opinar argumentando que Pérez ya no forma parte de sus filas, tras su renuncia en noviembre pasado, al momento de estallar el caso la parlamentaria era presidenta de RD, por lo que su caída lesionó severamente a un sector que había impugnado fuertemente la corrupción en los partidos tradicionales.
Consultado sobre el manejo del Frente Amplio ante un caso que ha hecho tambalear las principales consignas con las que irrumpieron y en diálogo con Radio y Diario Universidad de Chile, el sociólogo Alberto Mayol advirtió que ha existido un daño a esos mensajes de la “nueva política”.
“Esta fue la crisis que modificó seriamente las estructuras, incluso partidarias y la toma de decisiones dentro del Frente Amplio, porque fue una crisis de gran tamaño. En todo ese proceso, el Frente Amplio fue una de las fuerzas políticas más dañadas. Fundamentalmente, perdió ese aire de pureza, de virginidad que traía desde el punto de vista de las acciones políticas más reñidas”, señaló.
La estrategia del Frente Amplio hasta el momento ha sido la del silencio, lo que Mayol sostuvo tiene como objetivo “salvar los muebles”. Sin embargo, también observó contradicciones.
“Esta estrategia tiene la ventaja de decir: ‘Mire, cuando nos encontramos en esta situación, inmediatamente cesamos la participación de la diputada y los involucrados’. Hay una búsqueda de encapsular el proceso”, planteó primero. “Ahí viene la segunda parte que es contradictoria con lo anterior: las colectividades políticas funcionan básicamente por lealtades”, prosiguió en su reflexión.
“Entonces, la gran pregunta es la siguiente: ¿Qué pasa con aquellos funcionarios medios o incluso altos, pero que no son principales dentro de la colectividad, cuando ven que en el fondo se entrega tan rápido a los que no están efectivamente en la zona de control?”, esbozó Mayol, advirtiendo una posible grieta interna tras un manejo de este estilo.
En su análisis, Mayol afirma que si bien el caso es de gravedad, siendo la primera gran crisis dentro de un partido de corta existencia, se ha logrado encapsular y no tener un efecto mayor. Solo si esto fuese creciendo y llegando a un círculo mucho más relevante, como incluso podría ser el segundo piso de La Moneda, generaría un impacto más nacional.
“Todo lo que llegue a ese círculo más interno es lo que va a determinar el impacto nacional del caso. Si no, va a quedar como un caso que sí le quitó el aura de pureza al Frente Amplio y generó una crisis importantísima en la región, pero no una crisis para la colectividad de un tamaño mayor”, previó.
Catalina Pérez junto a la bancada Frente Amplio en el Congreso Nacional. Raúl Zamora/Aton Chile
En ese sentido, comparó este caso con el ‘Caso Audios’, señalando que el costo político y social sigue siendo menor ante otras situaciones de corrupción.
Lo que sí genera, a su juicio, es un “efecto corrosión”. Es decir, afirma Mayol, “una caída lenta, una pérdida lenta de tus atributos y de tus herramientas políticas”.
“El Frente Amplio está viviendo una corrosión, a tal punto que está pensando en reiniciarse y prácticamente este año lo da por perdido. No quiere ir a las elecciones, ojalá que alguien como Bachelet llegue y se haga cargo. Eso habla de un partido que está tratando de frenarse, salir un poco de la realidad para volver remozado con una nueva estrategia, pero que se sienten en el fondo que están por un camino de decadencia que es complejo”, avizoró el sociólogo.
En la misma línea, Alberto Mayol abordó las complicaciones que esto ha generado en el Frente Amplio, para ser consecuente con la idea de cambiar la forma de hacer política en comparación con lo que ellos mismos llamaron en su momento como “la vieja política”.
“Al Frente Amplio le ha costado honrar sus promesas de una nueva política”, afirmó. “Normalmente esto es así, porque las promesas de nueva política necesariamente chocan con la realidad. O es una impostura o es una ignorancia, prefiero creer que es una impostura”, complementó el sociólogo.
“Evidentemente chocaron con eso y chocaron sin ser capaces de decir ‘la nueva política que queremos en realidad tiene que ir con esto o con esto otro’”, sostuvo.
Alberto Mayol también abordó la estrategia del Gobierno en este caso, luego de que la ministra vocera de Gobierno y militante del Frente Amplio, Aisén Etcheverry, comentara respecto del desafuero a Catalina Pérez que “son procesos judiciales, son poderes autónomos, que nos interesa que avancen de buena manera”. Sobre aquello, señaló que ha sido “lo normal” y que correspondía “participar sin manifestar posturas al respecto”.
“La parsimonia respecto al caso es lo más adecuado, pero también es cierto que en este caso no hay ningún rédito político que sacar. Por tanto, es natural que más bien todos busquen esconderse”, sentenció.