Durante esta jornada, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) salió a aclarar las versiones que señalan que la estatua del general Baquedano sería trasladada definitivamente de la plaza que lleva su nombre.
“Ante los errores a los que pueda haber dado lugar el comunicado respecto a la sesión del pasado miércoles 5 de febrero, el CMN cumple con precisar que solamente se pronunció conforme respecto a la solicitud de iniciar el proceso para el traslado del plinto del monumento al general Baquedano para su restauración, en el marco del proyecto Nueva Alameda”, señaló el organismo.
En esa línea, desde la entidad explicaron que hasta el momento no se ha ingresado ninguna solicitud para el traslado del conjunto escultórico.
Finalmente, el CMN sostuvo que la ley 4.328 que erige el Monumento Público al General Baquedano, establece que éste debe ser instalado en la ciudad de Santiago. Cualquier solicitud sobre su ubicación deberá cumplir con esta condición y lo dispuesto en la Ley N° 17.288, “velando que ello se realice con las condiciones necesarias para asegurar su adecuada conservación y respetando el marco normativo vigente”.
Pese a que aún no se ingresa ninguna solicitud formal para el traslado del monumento, desde la oposición salieron a criticar al CMN e incluso los diputados de la Unión Demócrata Independiente, Gustavo Benavente y Felipe Donoso, advirtieron que acudirían a La Contraloría General de la República.
“Su traslado significaría una clara y evidente derrota frente al octubrismo y la violencia que tanto daño ha hecho a nuestro país”, afirmaron.
Si bien esta jornada el CMN aclaró los trascendidos de prensa, el debate en torno a la figura del general Baquedano y qué es lo que representa está instalado.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, Manuel Canales, sociólogo, académico de la Universidad de Chile y autor de “La pregunta de octubre. Fundación, apogeo y crisis del Chile neoliberal”, afirmó que “hay una evidente necesidad, una práctica ostensible y continua de sepultar lo que quede de memoria de lo que supimos en octubre”.
El académico manifestó que el Estallido está bajo varias lápidas con las que se intenta que “no quede ningún rescoldo de algo que le impactó” a la clase dirigente y donde se vieron profundamente afectados.
El sociólogo y académico de la Universidad de Chile, Manuel Canales.
“Estamos hablando de una clase dirigente que sintió un golpe, que sintió un llamado de atención como no lo había sentido en su historia, que lo hizo incluso ser reflexivo. Varios de los actores que hoy día toman la palestra en torno al tema, como el señor Mario Desbordes, por ejemplo, durante octubre de 2019 y un buen par de años después , tuvieron reflexiones muy interesantes respecto a lo insostenible de la crisis de integración de la sociedad chilena”, detalló Canales.
El sociólogo puntualizó que no le sorprende la calidad de la discusión sobre dónde debería instalarse la estatua del general Baquedano. “En vez de encontrar soluciones para la construcción de un orden, de una armonía, de una cohesión genuina, se juega a los atajos y a las defensas de posiciones según el poder que vayas teniendo en cada coyuntura. Están haciendo un punto para demostrar su poder, pero aún más, su sentimiento de deber demostrar su poder”.
“Simplemente están en esa puja por cómo interpretar el rol de clase dirigente y la están sintiendo en clave de quién es más duro, quién es más firme, quién demuestra que no le temblará la mano al respecto”, expresó.
En esa línea, Canales sostuvo que no puede dejar de recordar “de modo patético” el intento del expresidente Piñera cuando llegó a fotografiarse a los pies de la estatua de Baquedano en plena pandemia y con toque de queda.
Sebastián Piñera en plaza Baquedano en plena pandemia de COVID-19
“No creo que el tema se resuelva. La sociedad chilena no es capaz de resolver ni los temas estructurales que dejó octubre ni los temas simbólicos que dejó. Seguirán jugando a quién es más duro, pero lo que sí va a durar es la pregunta que nos llevó a todo esto”, finalizó.
Una figura que divide
Para el doctor en filosofía y académico de la Universidad de Chile, Rodrigo Karmy, la figura del general Baquedano crea una frontera simbólica en Santiago que divide socialmente a la sociedad chilena.
“Desde abajo siempre quedó la idea de que el emplazamiento de Plaza Baquedano en realidad se llama Plaza Italia y en su intensificación popular Plaza Dignidad. En cambio, desde el punto de vista oligárquico, ese emplazamiento se llama fundamentalmente Plaza Baquedano. Es decir, la oligarquía impone el nombre militar y el pueblo resiste a la asimilación de ese nombre”, aclaró Karmy.
El académico de nuestra casa de estudios explicó que la historia de los monumentos es la historia de los vencedores. En ese sentido, el general Baquedano “quedó como parte de la historia de los vencedores y no es casualidad que sea precisamente el Ministerio de Defensa y el Ejército quienes se hagan cargo de ese monumento, cuando en rigor, la multitud chilena reunida el 19 de octubre del 2019 ya decidió qué hacer con el general Baquedano y con muchas de las otras estatuas”.
Cabe recordar que tras el inicio del estallido social, varias estatuas fueron derribadas a lo largo del país, principalmente de figuras de colonizadores españoles y militares.
Académico Rodrigo Karmy.
Karmy sostuvo que los monumentos son una “batalla política absolutamente decisiva” donde se juega la inscripción de un nombre.
Karmy ejemplificó con una serie de monumentos que se esgrimieron durante la dictadura militar y que aún persistente en la sociedad. “Es muy curioso cómo en Chile los monumentos se instalan a la fuerza, los nombres se instalan a la fuerza, porque en último término los monumentos y nombres son las piezas decisivas del orden social y por eso el orden se instala a la fuerza”.
“Entonces aquí hay un problema muy profundo en Chile: tenemos falsos dioses. En realidad tenemos un falso dios que se llama Diego Portales. Y mientras Diego Portales no sea removido, no va a haber transformaciones decisivas”, finalizó.