Tras lo que los observadores internacionales estiman como “un último intento de mediación para poner fin al conflicto”, el gobierno austríaco aseguró en un comunicado que Nehammer mantuvo con Putin un diálogo “muy directo, franco y duro” durante el encuentro que duró unos 75 minutos. El formato de la reunión lo eligió la parte austriaca, aseguró el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, y fue muy distinto a las visitas que hicieron Emmanuel Macron y Olaf Schulz en febrero. Al presidente francés y al canciller alemán Putin los recibió en el Kremlin con toda la formalidad del caso. Pero el objetivo era el mismo: rebajar la tensión y encontrar una solución a un conflicto armado que ha cobrado demasiadas vidas, millones de refugiados y desplazados, y que ha deteriorado la vida en Ucrania.
A ojos de occidente, la vista del canciller austriaco a Moscú era ciertamente una oportunidad para poner fin a la crisis ucraniana. “Alguien tiene que decirle a Putin la verdad. Es diferente estar cara a cara y decirle cuál es la realidad: que moralmente ha perdido la guerra”, señaló este lunes el ministro de Exteriores austriaco, Alexander Schallenberg en Luxemburgo, antes de un encuentro con sus colegas de la Unión Europea. Según el ministro, “había que aprovecharla”.
Por su parte, el conservador gobernante austríaco afirmó que su visita a la capital rusa no había sido “amistosa”, pero que era “una obligación” tratar de buscar un encuentro directo con Putin. “Le dije de forma muy clara que las sanciones contra Rusia seguirán vigentes y se endurecerán mientras haya gente muriendo en Ucrania”, afirmó Nehammer, agregando haber reiterado al gobernante ruso que la UE está -en este doloroso caso- “unida como nunca antes”.
El canciller austriaco, que asumió la jefatura del Gobierno de su país recién en diciembre pasado, insistió en la necesidad de instalar corredores humanitarios para llevar agua potable y comida a las ciudades ucranianas sitiadas, así como evacuar con urgencia a mujeres, niños y heridos. Antes de viajar, Nehammer había dicho a la prensa en Viena que iba a Moscú a hacer todo lo que estuviera su mano para garantizar que se den pasos hacia la paz. Aunque previamente visitó Kiev, el sábado 9, donde se reunió con el presidente Volodímir Zelenski y éste lo llevó a recorrer la localidad de Bucha, escenario de una trágica matanza de civiles que los ucranianos achacan a las tropas rusas, algo que Moscú niega enfáticamente.
Austria, que forma parte de la UE pero no de la OTAN, argumenta que es un país neutral y que por ello no envía armas a Ucrania. Fue el propio canciller quien, el domingo por la tarde, anunció vía Twitter su viaje a Moscú. Allí especificó la posición de Viena ante el conflicto: “somos militarmente neutrales, pero tenemos una postura clara sobre esta agresión rusa contra Ucrania. ¡Tiene que parar!” -dijo. “Se necesitan corredores humanitarios, un alto al fuego y una investigación completa de los crímenes de guerra”, agregó en la oportunidad.
Nehammer indicó también que la iniciativa del viaje a Moscú partió de él mismo y que así lo había informado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al canciller alemán, Olaf Scholz, al presidente turco, Recep Tayip Erdogan, “y, por supuesto, al presidente ucraniano Volodímir Zelenski”, recalcó. Nehammer subrayó que era consciente de lo arriesgado de su autoimpuesta misión, señalando que él no será “moralmente neutral” en este conflicto.
No obstante, aunque el Gobierno austriaco ha condenado rotundamente el ataque militar de Rusia y acusado al Kremlin de crímenes de guerra secundando la sanciones dictadas hasta ahora por la UE, es uno de los países de Europa occidental -junto a Alemania y Hungría- que más férreamente se oponen a un embargo del gas ruso y mucho menos a suspender la compra del vital combustible, del que su economía es casi totalmente dependiente.
Desde otra perspectiva, para Austria, país no alineado, el ingreso a la OTAN ha estado hasta ahora fuera de discusión. De hecho, “la eterna neutralidad” se celebra como la fiesta nacional de la república alpina, con desfiles militares que no pueden disimular el bajo presupuesto de defensa de Austria. Según el periodista Johannes Pleschberger, de Euronews, “la guerra en Ucrania, que está a sólo 400 km de Viena, ha provocado un cambio en la posición de Austria: en lugar de sus tradicionales buenas relaciones con Rusia, Viena se alinea ahora con Occidente. Pero está por verse si el país centroeuropeo es capaz de establecer una defensa nacional adecuada y con qué rapidez”, comentó.