La educación superior, su futuro y el impacto de la dictadura en esta etapa del proceso de aprendizaje académico en Chile. Esos fueron los ejes principales del encuentro “A 50 años del golpe de Estado: reflexiones en torno a la educación superior y el quiebre de la democracia”, organizado por la Universidad de Santiago (USACH) y la Subsecretaría de Educación Superior.
En la instancia estuvo presente Víctor Orellana, subsecretario de Educación Superior; José Sanfuentes, rector del IP Arcos; Emilia Schneider, diputada y exdirigenta estudiantil; Álvaro Ramis, rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano; Sabina Orellana, vocera CONFECH; y Jorge Castillo-Sepúlveda, Vicedecano de Investigación y Posgrado de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile.
Orellana, afirmó que este encuentro permitió la creación de espacios de diálogo en donde estudiantes y autoridades universitarias entregaron sus distintos puntos de vista, sobre cómo abordar los desafíos que la educación superior del país.
“Pensamos cuáles son los desafíos futuros porque lo fundamental es proyectar los ánimos de cambio y reorganizar nuestra educación superior, para que en efecto funcione para las necesidades del país”, dijo Orellana.
De acuerdo a la autoridad del Mineduc, Chile “tiene el desafío de vincular la educación superior a las políticas de desarrollo”. “Y en eso tenemos que aprender de la generación de los años 60, que entendió la masificación de la educación superior como parte de una política de desarrollo industrial”, declaró.
En ese sentido, explicó que hoy “la política de desarrollo productivo sostenible del litio, el hidrógeno verde y la descarbonización nos da un marco para plantearnos que es necesario formar personas y no solo trabajadores, para un Chile más democrático y también más productivo, más inclusivo“.
Orellana, nombró los siguientes desafíos de la educación superior en términos del desarrollo e innovación: modernización académica, modernización de la gestión y el financiamiento y entender la educación superior como derecho.
Respecto al último punto, el subsecretario destacó que “la educación ayuda a democratizar nuestra sociedad y a que la igualdad de género y la interculturalidad sean una realidad”, de manera que alcanzando este desafío la educación superior “pueda ser ejemplo para el resto de la sociedad en estas materias”.
Por su parte, la diputada y exdirigenta estudiantil, Emilia Schneider, relevó la importancia de que el Estado ponga en el centro la educación pública, la cual se vio tan afectada por las políticas implementadas en dictadura.
“Creo que sobre todo para la juventud, hablar de memoria es hablar de futuro, es hablar de las transformaciones políticas que hubo en la dictadura que hoy nos siguen afectando y que tenemos la tarea de imaginar una forma distinta para vivir”, señaló.
Desde su rol como exdirigenta, Schneider destacó que el “movimiento estudiantil universitario ha sido fundamental en nuestra historia, en la recuperación de la democracia, en distintos procesos de avance de los derechos de las y los chilenos en el siglo pasado y también en este”.
“El movimiento estudiantil está en proceso de rearticulación, pero sin duda es clave en momentos en que hay voces que niegan los horrores de la dictadura, que ponen en riesgo nuestra democracia”, dijo.
Asimismo, la parlamentaria manifestó que “la voz, la presencia y la organización del movimiento estudiantil universitario es fundamental, no solamente para seguir manteniendo viva la memoria, sino que también para empujar los cambios que Chile necesita para vivir mejor. Creo y confío que esta voz se va a volver a escuchar fuerte en los próximos años”.