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Educación Pública, Arte y Respeto


Miércoles 27 de julio 2011 17:43 hrs.


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En relación al amplio movimiento nacional en defensa de la educación pública, en el entendido que ésta es la educación de calidad que debe propiciar el Estado por medio de sus Liceos y sus Universidades, creo pertinente poner en el tapete consideraciones que no han sido lo suficientemente ponderadas, ni por nuestros gobernantes actuales ni por los precedentes y dado el modelo de sociedad vigente, tampoco ha sido lo suficientemente sopesada por la comunidad en su conjunto, incluyendo a las personas que no tienen posibilidad de opinar en los medios de comunicación masiva, salvo en las redes sociales o uno que otro programa de radio o televisión, opiniones que, al fin y al cabo no son tomadas en cuenta a la hora de las decisiones de fondo.

Como miembro activo de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, artista y ciudadano, siento la obligación de insistir en ciertos puntos cruciales. Creo que nuestra sociedad aún no ha podido estar a la altura de las circunstancias que se plantea y aún no puede dar ese salto cualitativo sustancial que le permita en el futuro ser una nación verdaderamente desarrollada.     Hay ciertas actividades que, amparadas y dirigidas por el Estado, no pueden quedar al arbitrio de las reglas del libre mercado. Sin duda la Salud y la Educación son las primeras y las más importantes.

Vivimos permanentemente viendo como se vulneran los derechos básicos de tener un acceso garantizado e igualitario a la salud. Eso es gravísimo. En el caso de la Educación, asistimos a un modelo que no tiene lógica alguna. Los Liceos y Universidades del Estado deben ser no solo financiadas por el Estado, ósea, por los contribuyentes, como un bien inalienable de la sociedad, si no además deben ser las Instituciones líderes en calidad e innovación.

En el caso particular de las Artes, nuestro país no ha tomado aún conciencia de la importancia que ellas tienen en el desarrollo del ser humano. Mientras las artes no sean una línea de formación prioritaria de niños y jóvenes, no tendremos una educación verdaderamente integral de nuestros ciudadanos, y no podremos jactarnos de alcanzar un verdadero desarrollo. Tanto el Ministerio de Educación como el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes aún no ha entendido esto y no han escuchado las voces que se han alzado para hacerlo entender.

En resumen, disponer de más y mejores recursos para la Educación pública no es un “gasto”. Es una necesidad imperiosa y una obligación de la sociedad para consigo misma. Y las Artes en su conjunto, no son un adorno ni una mera entretención, son una parte sustancial de la formación del ser humano. Dicho de otra manera más clara aún, sin el arte, el ser humano está francamente incompleto.

No veamos los movimientos sociales como una molestia o un desorden. Escuchémoslos sabiamente y sepamos encauzar positivamente todas las inquietudes. Y por favor hablemos con respeto pues cuando eso falla, cuestión recurrente en los medios de comunicación y en las redes sociales, la sociedad no avanza, muy por el contrario, se polariza.

* Luis Orlandini es Director del Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes, Universidad de Chile