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Venezuela: Metástasis electoral

Columna de opinión por Pablo Jofré
Viernes 20 de abril 2012 14:20 hrs.


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El cáncer que aqueja al mandatario venezolano Hugo Chávez Frías marca e irradia a todo el proceso electoral en la nación sudamericana planteando una serie de retos, no sólo a la oposición que desea terminar con casi tres lustros de gobierno chavista, sino al propio Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que alberga a los posibles nombres de sucesión a Chávez

El partido que lidera a los partidarios de Chávez ha postergado  cualquier posibilidad de reemplazo en caso de agravarse la enfermedad de su líder quien, desde junio del año 2011 ha exhibido un progresivo deterioro de su estado de salud  pero no el deseo, y las palabras encaminadas a tranquilizar a las huestes chavistas y anunciar que está luchando con todo, contra una enfermedad que parece, a la luz de los escasos antecedentes que se tienen, estar ganándole la batalla.

El propio mandatario señaló, al conocer su enfermedad que su deseo era competir, triunfar y ser reelecto sucesivamente hasta el año 2031.  Recordemos que el año 2009 la denominada constitución bolivariana fue modificada con los votos mayoritarios de la Asamblea Popular – dominada por el chavismo – para permitir la reelección inmediata e indefinida de cualquier cargo de elección popular entre ellas la de presidente.

La enfermedad de Chávez y el mal pronóstico a pesar de las operaciones y tratamientos efectuados, tanto por médicos rusos como cubano ya sea en Venezuela como en La Habana, no impidieron que el PSUV postulara al alicaído presidente como su candidato para las elecciones generales del 7 de  octubre próximo teniendo como antecedente las propias declaraciones de Chávez quien sostuvo “tengo razones médicas, científicas, humanas, amorosas, políticas para mantenerme al frente del gobierno y de la candidatura con más fuerza que antes. En lo personal no he pensado en un solo instante en retirarme de la presidencia…soy el candidato de la revolución y estoy absolutamente seguro que el pueblo me va a reelegir presidente para el período 2013-2019…y estoy resuelto a llegar al 2031”

La aspiración de Chávez  parece no ir a la par de los pronósticos médicos, dados a conocer, principalmente por una oposición que asume claramente, que con Chávez como candidato tiene muy pocas esperanzas de ver coronado el triunfo de su candidato Henrique Capriles. En la mayoría de las encuetas presentadas la diferencia entre Chávez y Capriles se eleva sobre los 15 puntos de diferencia. La estrategia opositora ha ido por el camino de mostrar lo peligroso que resultaría para Venezuela el que compita por la presidencia a un político casi con fecha de deceso, originando con ello la posibilidad de rencillas en el seno del partido gobernante que pueden desestabilizar a Venezuela.

Esta campaña comunicacional opositora coincide a plenitud con las posturas de medios estadounidenses como The  Wall Street Journal que sostuvo en una editorial  que “con la muerte de Chávez  probablemente el prolongado declive del país continuará porque su temprano fallecimiento podría hacer del chavismo una religión al igual que la muerte de Eva Perón en Argentina dio origen a una imagen mesiánica  y el culto al peronismo…tanto el PSUV como el propio gobierno se han radicalizado , la disidencia está prohibida  y los analistas hablan ahora  de la posibilidad de una lucha entre facciones de militares y civiles armados”. El análisis catastrófico de este medio ligado a los republicanos continúa señalando que Chávez podría desaparecer pero el chavismo perduraría  porque “la Guardia Nacional venezolana controla las rutas del narcotráfico y el lucrativo contrabando de gasolina con Colombia y con la sucesión de Chávez se perfila entonces la pugna por controlar los intereses financieros en juego”.

Todos los hombres del Presidente

En un razonamiento menos apocalíptico el cientista político venezolano José Vicente Carrasquero afirma que “se hace necesario que el PSUV debe analizar y reflexionar sobre la enfermedad de su máximo líder pues hasta ahora y pensando en la posibilidad de una pronta muerte de Chávez no hay nadie  que pueda sacar la cara por el proceso político que Chávez  ha desarrollado y mantenerlo  con la misma fortaleza con que lo ha hecho en los últimos 13 años el presidente. Las dos corrientes que existen al interior del chavismo: aquella que piensan que el presidente es el único líder  y que hasta ahora no hay que pensar en su sustitución y la otra corriente que piensa que es hora  de preparar una transición que implique un liderazgo nuevo, que no sea unipersonal sino que compartido” en esta postura se impone la visión de un Chávez autoritario, personalista y casi mesiánico.

Para otros autores, como el politólogo Nicmer Evans, profesor de la universidad Central de Venezuela  “aún cuando el proceso revolucionario venezolano nació en torno a un liderazgo personalista, creo que esto ha ido evolucionado en el tiempo y actualmente se puede hablar de convertir a este proyecto en una forma de hacer y entender la política que no se detendrá con la presencia o no del líder que fundó sus bases. Idea que tiene que madurar aún pues cuando se ha analizado una posible sustitución inmediatamente relucen cinco a seis nombres pero ninguno d ellos con el mismo liderazgo de Chávez. Todo este proceso de la lamentable enfermedad del presidente generó profundas reflexiones por parte de los militantes y del propio Chávez, quien luego de saber su padecimiento reconoció que había sido un error su hiperliderazgo y por lo tanto admitió la necesidad de rectificar”.

Esa rectificación parece haber levantado el sentido aspiracional de nombres como el del actual vicepresidente Elías Jaua, el del canciller Nicolás Maduro, el del hermano del mandatario y gobernador del Estado de Barinas, Adán Chávez. Apetitos políticos más altos también por parte del Presidente de la Asamblea Nacional  Diosdado Cabello – quien además funge como vicepresidente del PSUV – igualmente comenzó a circular el nombre del nuevo ministro de defensa Henry Rangel Silva, considerado un aliado de La Habana y por tanto con varios puntos a favor.

En este plano, de los nombres capaces de suceder a Hugo Chávez se destacan los perfiles políticos de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. El primero, dotado de características más atractivas al electorado y que ya ha comenzado a ser asesorado por el operador político brasileño Joao Santana – quien trabajó estrechamente con Lula da Silva –  maduro, en caso de fallecer Chávez antes del 7 de octubre podría ser el nombre más apropiado pero, deberá establecer una férrea pugna con Diosdado Cabello quien cuenta con las simpatía del ejército y un poder logrado a través de su doble cargo político que comenzará a operar con más visibilidad si Chávez desaparece. Mientras ello no suceda cada uno de los “tapados” seguirá mostrando su lealtad al comandante Chávez.

Para el ex chavista y ex embajador de Venezuela en la OEA, Roger Noriega “ el porqué Chávez no se sometió a una larga intervención quirúrgica fue para evitar un postoperatorio largo que permitiera el que aflorarán rencillas internas dentro del PSUV previo a las elecciones del 7 de octubre. Según mis fuentes – señala Noriega – el tumor canceroso que le fue descubierto  el pasado mes de marzo no ha sido extraído. Siguiendo el consejo controversial de los médicos cubanos, Chávez ha rechazado la cirugía en la idea de poder volver a sus funciones públicas tan pronto como sea posible y así reforzar la estrategia de sucesión dentro del régimen”.

La oposición venezolana, Noriega y los enemigos más acérrimos del chavismo han presentado esta decisión de Chávez de no operarse como una especie de muestra de su megalomanía, en el sentido que la decisión de no operarse es en virtud de hacerlo creer que es el único sustento de la revolución, que esa necesidad de mantener viva la llama del chavismo es más importante que su propia vida. Especulaciones que se repiten una y otra vez tanto en los medios de comunicación estadounidenses como en medios opositores venezolanos y en la ya de facto campaña electoral de Capriles.

¿En manos de Dios?

Para el analista Aram Aharoniam “junto a la campaña de desinformación respecto a la enfermedad de Chávez la oposición y su dispositivo comunicacional  trabaja también temas como la erosión de la imagen de la estatal petrolera PDVSA, el Consejo Nacional Electoral como blancos importantes. La erosión de la imagen de PDVSA sirve para desmontar la idea que un nuevo gobierno pudiera ser dañino para su supervivencia como empresa del estado y la presión sobre el CNE sirve para atacar la institucionalidad y crear una percepción negativa del país, que sirva a eventuales denuncias de fraude.”.

Para Aharoniam junto a esta visión interna se levanta también los mensajes externos como las expresadas por el jefe del comando Sur Norteamericano, General Douglas Fraser quien advirtió ante el congreso de su país sobre las posibles “turbulencias geopolíticas que se pudieran originar en Cuba, Venezuela, Bolivia y Haití. En Venezuela se enfrenta un panorama de incertidumbre sobre la salud del presidente Hugo Chávez, una persistente inestabilidad económica y crecientes niveles de violencia que generan mayores exigencias para el gobierno” Obviamente con esto señala el analista, Estados Unidos está preparando la objeción sobre la transparencia de las elecciones que pudiera hacer el candidato opositor como sucedió en Nicaragua y Rusia.

Sea en Caracas o en La Habana la enfermedad de Chávez y la incertidumbre que significa no tener claridad respecto a su futuro médico debilita la imagen del otrora incombustible comandante. El histrionismo deja el paso al dolor y la vacilación personal expresado, cuando en una emotiva misa en su ciudad natal, Barinas,  Hugo Chávez Frías, con lágrimas en los ojos oró porque Dios le diera más vida. Sus palabras textuales reflejan al Chávez verborreico pero con la emoción a flor de piel fueron “Dame tu corona Cristo, dámela, que yo sangro, dame tu cruz, cien cruces, pero dame vida, porque todavía me quedan cosas por hacer por este pueblo y por esta patria, no me lleves todavía, dame tu cruz, dame tus espinas, dame tu sable que yo estoy dispuesto a llevarlas, pero con vida, Cristo mi señor…Y le digo a Dios, si lo que uno vivió y ha vivido no ha sido suficiente, sino que me faltaba esto, bienvenido, pero dame vida, aunque sea vida llameante, vida dolorosa, no me importa”, dijo el jefe de Estado.

Este Chávez entregado a las manos divinas, quien se encuentra recibiendo radioterapia en Cuba, tras haber sido operado de un segundo cáncer el pasado 26 de febrero para tratar la recurrencia del tumor que se extirpó en junio del año pasado, del que solo se ha informado que es en la zona pélvica, insistió en el hecho que mantiene “mucha fe, esperanza y voluntad” para “derrotar” la enfermedad y de paso triunfar en las elecciones del 7 de octubre próximo. “Aferrado a la vida estoy y le pido a Dios, a Cristo, mi Señor, que nos siga dando vida y a mí de manera particular así para seguir dándole esta vida a quien hay que darla, a la patria

Mientras Chávez se aferra a la vida sus opositores parecen cruzan los dedos para no verse enfrentado a este hombre que ha ganado 11 de las doce elecciones en que ha participado y que todas las encuestas sitúan como el probable ganador. Lo trágico, a la luz de informaciones que se ventilan en medios internacionales y pasillos políticos es que también en el seno del chavismo algunos sacan cuentas respecto a sus posibilidades si la enfermedad del comandante se agrava y quien será entonces la carta a luchar contra Henrique Capriles Radonsky.

Pero, ese no parece ser el real peligro que acecha al movimiento bolivariano sino la tendencia observada respecto a que la contienda de octubre ya está ganada. Desde el chavismo se denuncia día a día estos síntomas de triunfalismo “ganas de echarse a dormir que resultarán fatales, señaló Aharoniam, porque eso demuestra una gran subestimación del adversario. El PSUV debe demostrar que tiene capacidad de aprender de sus errores y rectificar temas como el hiperliderazgo y los errores económicos que son la gran crítica a estos 13 años de gobierno. Pero, también deben demostrar que la revolución bolivariana no desaparece con Chávez. Si bien tiene contrincante, el abogado conservador Henrique Capriles Radonsky, el chavismo no ha dilucidado el problema del chavismo después de Chávez”.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.