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Variaciones sobre una jornada electoral

Suspenso, indiferencia, lata, algarabía y decepción. Cuando lo previo es mas entretenido que el día del sufragio

Andre Jouffe

  Domingo 28 de octubre 2012 9:51 hrs. 
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Para la mayoría, la jornada electora del hoy  tiene el suspenso enraizado en el capítulo concejal el más incierto a nivel nacional.

En otras regiones la cosa esta que arde, Valparaíso, Santiago y Providencia, por ejemplo.

Cuando fue la elección de Patricio Aylwin con Jorge Pozo, colega encargado de comunicaciones del centro de estudios liberales (el ex Ministro Carlos Hurtado proviene de esta especie de ONG financiada entonces desde el exterior) nos fuimos al Hotel Kempinsky, después de depositar el voto, Mi tarea comenzaba al día siguiente, al recorrer los hogares de los grandes triunfadores y vencidos, a la hora del desayuno, para recoger sus impresiones.

¿Por qué el hotel?

Pues la ley seca impera aquí y en la quebrada del ají salvo en los hoteles internacionales; de manera que con Jorge nos instalábamos al mediodía para contemplar, escuchar y copuchar el avatar del día. Como el Hotel acogía a enviados especiales y al centro de prensa, después de las tres de la tarde, copábamos de bote en bote el bar. A las diez estábamos tan cufifos que ya nos daba lo mismo el vencedor.

Para la de Frei, el Hotel elegido fue el Carrera; igual cosa con su sucesor. Para Lagos viajé de París para votar la segunda vuelta. Me arrepiento.

En el 2005 asumo que tenía un rollo personal y fuerte con la única opción electoral afín a mis ideas, de manera que me fui derechito de mi casa en Santiago a la de Concepción vía Chillán en la combinación tren-bus y eludí la obligación ciudadana.

Al subir al convoy, el encargado del coche surtidor de alimentos y bebidas-no era carro comedor propiamente tal-, me ofrece vino, piscola, lo que quiera.

-Aquí en lo que está en movimiento, no rige la ley seca-, aclara.

Prosit, scol, kork, cheers, a votre santè, salud me fui brindando en todos los idiomas y estaciones que no eran pocas.

En Francia, el sondeo de intención de voto a la salida de los centros de sufragio, casi no tiene margen de error. Como a las 18 horas ya están  todas las mesas cerradas y por cadena voluntaria de emisoras, aparece el rostro del ganador de la primera vuelta. Nada más, sin nombre, solo la imagen. En las noticias de las 20, las reacciones.

A esa hora, corte de a la ley seca. Todos los bistrós están repletos de gente que ríe y otra que llora. No es algo menor en el hexágono, pues son siete años de presidencia.

El comentarista internacional  José María Navasal, señaló en 1981 en Canal 13 de la UCTV: “Nunca me he atrevido a apostar por alguien en una elección del exterior, pero en esta oportunidad, digo que vencerá Valery Giscard d Éstaing”.

Y perdió, pues François Mitterrand, socialista ganó por nariz al político de la centro derecha.

En Suiza, la ciudadanía vota y es como si nada ocurriera porque hasta ignoran el nombre del presidente, no así cuando son comicios cantonales que les incumbe; equivale a una elección de Intendente, si la hubiese en Chile.

En Estados Unidos el rock and roll va por las primarias de demócratas y republicanos y en los debates. El día de las elecciones es más animado en las embajadas de los norteamericanos residentes en el exterior que en la misma USA.

Una anécdota entretenida concierne a los Beatles. En 1969, Timothy Leary decidió disputarle el puesto de gobernador de California a Ronald Reagan. Para la ocasión, Leary contó con la inestimable ayuda de John Lennon que compuso su canción de campaña: “Come Together”. Finalmente, Leary retiraría su candidatura tras ser acusado de posesión de marihuana y Lennon retocaría ligeramente la letra de la canción para incluirla en uno de los discos de los Beatles (Abbey Road).

Las ocasiones en  que he asesorado a candidatos en pueblos o ciudades pequeñas, suelo sacarlos a pasear a supermercados la velada previa a la elección. Si capto que el público presta demasiada atención a los productos y a las vitrinas y casi mira de reojo al postulante al sillón,  doy por vencido a mi cliente.

Si doce horas antes la gente cruza la calle para no dar la cara a quien postulaba a la alcaldía en circunstancias que días antes juraban amor eterno, el resto va para cazuela…

De manera que hoy 28, el gran premio electoral recién comienza con miras al 2013 y mi vaticinio no va por candidato sino a la tremenda confusión que se armará con el incierto voto voluntario, las ciudades con más electores que habitantes y los votos que se anularán con el correr de los días.

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