El Sahara Occidental está poblado desde el siglo V por distintos pueblos árabes y bereberes que se asentaron en su territorio hasta que en el siglo IX lograron ir configurando una identidad propia que dio origen a la primera confederación de pueblos que se asumían como saharauis. Sin embargo, su vida transcurriría durante siglos entre viajes y rutas por el desierto, de las dunas del interior hacia el litoral, eran un pueblo nómade
Los españoles llegaron mucho tiempo después, en el siglo XVI cuando Portugal “cedió sus derechos” sobre el territorio. Su objetivo era “cubrir” las islas Canarias desde la región continental más cercana. Antes de la colonización española, el pueblo saharaui mantenía una economía basada en el trueque, y el pastoreo. El comercio se desarrollaba en torno a las joyas, los vestidos y el ganado principalmente camellos, al contrario de Marruecos que se basaba en la adquisición de tierras. El Sáhara Occidental es la parte más habitable del desierto, la más húmeda y templada gracias a la influencia del Atlántico. Distribuidos en comunidades de diverso tamaño, los saharauis conformaron un pueblo con formas propias de producción y un sistema económico sin moneda.
El Sáhara Occidental se divide en tres provincias: Saguia-El-Hamra (Río Rojo), al norte, Zemur, en el centro y oeste y, Río de Oro al sur. Todas han estado siempre habitadas por diferentes comunidades que las han ocupado, teniendo cada una sus propias características. Saguia-El-Hamra se llama así por el río que la recorre transversalmente. Es la zona donde se hallan las codiciadas minas de fosfatos y muy probablemente su subsuelo guarda petróleo y gas natural. Zemur es la zona húmeda del país y Río de Oro es donde el clima es algo más benévolo, está más cercana a la costa, zona predominantemente pesquera.
La religión es el islam y su cultura en general es de origen beduino. La población saharaui se islamizó en el siglo VIII, a través de la influencia almorávide, que entonces dominaba todo el norte de África y buena parte de Andalucía. En el siglo XIII, los maquil, llegaron desde Yemen, se instalaron en el Sáhara Occidental, mezclándose con la población local. La principal de sus tribus, los Beni Hassan, implantaron su lengua, el hasanía, que pasó a ser dominante durante varios siglos, en los que no se limitó a asentarse en sus territorios, sino que extendió su área de influencia hasta el suroeste de Argelia, Mauritania, y también regiones de Malí, Níger y Senegal.
Con la llegada de los españoles, el pueblo saharaui cambió su estructura y modo de vida. En primer lugar, la mayoría de la población se estableció de manera sedentaria formando pueblos y ciudades y solo una minoría continuó desplazándose, es decir haciendo vida nómade.
Una diferencia fundamental con respecto al resto de países árabes es que el pueblo saharaui jamás constituyó un Estado a lo largo de la historia de su existencia, instituyó una estructura orgánica parecida para regular las diferentes comunidades en el siglo XII, pero no adoptó el modelo dominante en la época.
Solo después de liberarse de la invasión española, y ante la agresión marroquí y la primera amenaza mauritana –que también ambicionaba el territorio- el pueblo saharaui decidió dotarse de Estado, como instrumento democrático que le permitiera ingresar institucionalmente a la comunidad internacional y ser reconocido por otros países en igualdad de condiciones.
En este contexto de necesidad de luchar por la autodeterminación, se creó el 10 de mayo de 1973 el Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro (Frente Polisario) con el objetivo de conducir la actividad política y militar del pueblo saharaui por su independencia y autodeterminación. Su líder fundador fue El Uali Mustafa Sayed, muerto en combate en 1976. Diez días después, el 20 de mayo de 1973 se produce la primera acción armada en pro de la liberación del Sahara Occidental. Por ellos, en estos días se conmemoran 40 años de ambas fechas que marcan el inicio formal de la lucha del pueblo saharaui por el reconocimiento de su soberanía como nación libre en el concierto internacional.
El 16 de octubre de 1975 en los estertores del régimen franquista, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya ratificó que el Sahara Occidental era un territorio que se acogía a la Resolución 1514 de 1960 de la ONU, por tanto tenía derecho a la autodeterminación y negaba la supuesta soberanía a la que Marruecos aspiraba una vez que el control español feneciera. Una lectura parcializada y descontextualizada del texto de la resolución del máximo tribunal internacional es la que funda los argumentos de Marruecos para justificar su política anexionista, agresiva e intervencionista. Sobre esa base, la monarquía marroquí aliada del sionismo y de Occidente en algunas de las causas más retrógradas de la política internacional, realizó la ocupación del territorio saharaui con 300 mil ciudadanos de ese país desalojando a los habitantes originales quienes tuvieron que desplazarse en tres direcciones: los territorios liberados por el Polisario en espacio geográfico saharaui; los ocupados ilegalmente por Marruecos; y, Argelia, país que acogió solidariamente a decenas de miles de ciudadanos del Sahara Occidental y que ha sido desde entonces el principal soporte y apoyo para su lucha.
Tras dos años de sucesivos éxitos militares contra el ejército franquista, el pueblo saharaui y sus líderes toman la decisión de crear la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) el 27 de febrero de 1976. A partir de ese momento el gobierno saharaui representa a los ciudadanos que habitan los territorios controlados por el gobierno de la RASD y a los de los 25 campamentos de refugiados que se encuentran en el territorio argelino.
A pesar de años de persecuciones, maltratos y torturas a los luchadores saharauis, el Frente Polisario ha mantenido enhiesta la bandera de la libertad. La RASD, fue reconocida por la Organización de la Unión Africana (OUA) posteriormente Unión Africana (UA) en 1982 e incorporada como miembro pleno en 1984 lo que provocó la retirada de Marruecos del máximo organismo político multilateral del continente africano. Vale decir que Marruecos es el único país africano que no forma parte de la UA.
En ese marco, el Frente Polisario decidió unilateralmente suspender las operaciones militares en febrero de 1989, dándole una oportunidad a la diplomacia para resolver el problema de la autodeterminación del pueblo saharaui. La ONU aprobó en 1990 una misión que debió verificar el alto al fuego y organizar un referéndum libre para que el pueblo decidiera sobre su destino, en particular sobre el gobierno que quisiera tener en el ejercicio de las funciones gubernamentales en todo el territorio de la RASD.
Sin embargo, a través de los años Marruecos ha saboteado todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el tema. En 1992 fracasó la realización de la consulta, en 1997y 2003 la monarquía marroquí asumió igual actitud a fin de impedir una solución del problema de la autodeterminación saharaui a contrapelo de todos los acuerdos internacionales, pero contando con el apoyo irrestricto de los diferentes gobiernos franceses sean estos social demócratas o de derecha. Como siempre, en estos casos, la razón de Estado prima en las potencias coloniales. Así mismo, España país causante de esta situación colonial se ha mostrado dubitativo frente a la necesidad de una definitiva solución al conflicto.
Las principales razones son de carácter económicas y estratégicas. El Sahara Occidental es rico en depósitos minerales, especialmente fosfatos, uranio, hierro, gas natural y petróleo. Los bancos de pesca son también muy ricos. Hay grandes intereses económicos franceses y españoles en la zona.
Desde el año 2007, se realizan en la sede de la ONU conversaciones directas entre la RASD y Marruecos, en las que el Frente Polisario como legítimo representante del pueblo saharaui ha demostrado -igual que en los campos de batalla- firmeza y flexibilidad para llevar a buen término los más caros anhelos de la República. A 40 años de su creación el Frente Polisario perseverará en el camino de la paz y la solución pacífica y negociada hasta la obtención definitiva de la Independencia para su pueblo.