Capitán Jaime Donoso, exonerado, compara a generales Matthei y Cheyre

El capitán de la Fuerza Aérea Jaime Donoso Parra, hecho prisionero y torturado en la Academia de la FACH a partir del 13 de septiembre de 1973, y procesado junto al general Alberto Bachelet y otros, plantea a radio Universidad de Chile una analogía de ciertas declaraciones públicas de los generales Fernando Matthei y Juan Emilio Cheyre.

El capitán de la Fuerza Aérea Jaime Donoso Parra, hecho prisionero y torturado en la Academia de la FACH a partir del 13 de septiembre de 1973, y procesado junto al general Alberto Bachelet y otros, plantea a radio Universidad de Chile una analogía de ciertas declaraciones públicas de los generales Fernando Matthei y Juan Emilio Cheyre.

“Hay cosas que no se pueden olvidar ni menos enterrar, como muchos piensan, porque ya han pasado 40 años del Golpe. Me siento consternado por las declaraciones del general Matthei (El Mercurio 9 ene 2012) y las del general Cheyre sobre el caso Lejderman”, señala Jaime Donoso, exonerado de la Fuerza Aérea.

Luego, Donoso emplaza: “Estos generales han planteado en el pasado y todavía en el presente problemas que eluden en forma sistemática. Ambos se defienden sobre importantes materias legales muy similares a los argumentos que hoy utiliza Cheyre en cuanto a su responsabilidad, conocimiento de los hechos, silencio y olvido de los mismos”.

¿En qué funda estas aseveraciones?
– Haciendo un poco de historia es inconcebible pensar que las FFAA no tuvieron participación alguna en el conflicto civil político y militar que culminaron con el Golpe de Estado. En los cuarteles con bastante anticipación al 11 de septiembre, se hablaba y discutía sobre el Golpe, que se le calificaba muy descaradamente Pronunciamiento. Hubo planificación sistemática de la cual fui testigo y que un grupo de oficiales constitucionalistas denunciamos al poder político de la época. Aquellos militares y también civiles, que tratan de justificar los hechos por la efervescencia política de la época, son individuos que muestran una actitud exigua de honor, dignidad y confusión mental.

Exactamente, ¿cuál es su analogía de Matthei con Cheyre?
– Para Matthei y Cheyre es fácil decir ahora, que lamentan las pérdidas de vida humana de los chilenos en manos de los militares de la época y que sientan dolor, me parece cinismo o demencia, en circunstancias que fui testigo el año 1974, cuando Matthei era director de la Academia de Guerra Aérea (AGA), lugar de torturas de los oficiales y suboficiales de la FACH que no participamos en la convivencia regida por la razón que obligó al empleo de la fuerza, para someter al país a una dictadura y por otra parte Cheyre insistió que siendo Oficial Ayudante del Comandante del Regimiento, no sabía de los hechos que ocurrieron en su unidad.

¿Qué evaluación le merece la postura ‘institucional’ mostrada por Cheyre y Matthei?
– Ambos han dicho que no hicieron más que cumplir las órdenes y que nada supieron durante su permanencia en sus respectivos cuarteles y que se enteraron posteriormente de los aberrantes hechos ocurridos. En una organización militar, en un cuartel o en una academia militar, el comandante y sus ayudantes no pueden argumentar que no sabían lo que ocurría en dichas unidades, en circunstancias que ellos eran los habitantes y los que determinaban lo que se hacía.

Estos generales siguen abrigándose en la complacencia como lo han hecho en el pasado. Contextualizar en exceso es una forma de eludir la condena moral. Tampoco tienen valor declararse dolidos ahora, cuando el dolor no conlleva ningún riesgo y solo tiene ventajas. La posición que tenían los ubica al lado de la tortura y de los factores que ayudaron que se produjera, esta actividad que es en sí un acto éticamente no aceptable.

¿Cómo toma las declaraciones de excusa de ambos uniformados?
– Estos personajes han mantenido sus dichos en cuanto a la responsabilidad legal en sus casos, y no consideran sus deberes como oficiales, los que van más allá de los fijados por la constitución y la ley. Aquí yace una responsabilidad moral que se ha planteado en los procesos sobre DDHH y que ellos sistemáticamente han eludido y omitido, ambos parecen no tener conciencia de ella

Aparte de argumentar que sólo cumplían órdenes, algunos han invocado el principio militar de la “obediencia debida”.
– En los múltiples procesos de DDHH en que he sido testigo, todos los militares sin excepción han manifestado que cumplían órdenes y que nada podían hacer. Tampoco logro concebir los valores morales y éticos del gobierno militar en el cual estos generales se sientan honrados de haber participado, en cuanto a que se produjeron aberraciones humanas, al no respetar la vida de los conciudadanos que fueron sometidos a torturas, otros a prisión y muchos fueron simplemente eliminados por los militares, por el simple hecho de no estar de acuerdo con los principios de la Junta.

¿Qué reflexión ve en las Fuerzas Armadas luego de estos cuarenta años?
– Con este tipo de individuos y sus sucesores actualmente en el poder y que forman parte de las FFAA con esta concepción del deber moral y ético, me cabe duda, en cuanto a aceptar el compromiso del “NUNCA MÁS”, en virtud de que no hay una aclaración sistemática del respeto a la constitución y a la ley, en vez de obedecer a sus superiores, dejando así una salida explicita para que se puedan constituir y así deliberar respecto a la legalidad de un gobierno democráticamente elegido. Los hechos mencionados, me dejan la sensación, de que es factible que los militares puedan quebrar el derecho y reincidan en dar un golpe cuando las circunstancias no le sean favorables a ellos mismos y a las fuerzas políticas que los convenzan. En estas circunstancias el peor estigma que deben llevar los militares golpistas, es que una vez realizado el trabajo sucio para gobernar, son deliberadamente dejados de lado por las mismas fuerzas políticas dominantes que los instaron a dar el Golpe.

Los hechos trágicos el 73, son los hechos palpables que ocurrieron y que los militares que actuaron y siguieron oprimiendo al pueblo, me parecen carentes de principios y valores éticos, que estén de acuerdo con las percepciones modernas de la democracia que se están aplicando en nuestra sociedad.

El precio pagado por los militares que se desmarcaron fue prisión, tortura, proceso y exoneración o muerte.
– Personalmente me siento satisfecho, junto a los oficiales y suboficiales constitucionalistas, que la historia nos puso en el lado opuesto de esta aberración humana que ocurrió en nuestra patria, por consiguiente no siento un peso moral que me fustigue permanente mente, como ocurre a los generales Matthei y Cheyre que dan explicaciones sin base ética, ya que omiten la permisividad y la asociación ilícita a la tortura y al crimen de les permitió la Junta Militar”.





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