El Instituto Libertad y Desarrollo realizó un análisis de la Encuesta de Empleo de la Universidad de Chile, destacando que el decil de menores ingresos experimentó un alza de 14,1% en sus remuneraciones desde el año 2010, muy por encima del promedio global de 5,9%.
Esto se explica por el aumento de trabajadores activos en este sector de la población, lo que en términos económicos significa subir su ingreso de 127 a 189 mil pesos, una diferencia de 62 mil pesos que contrasta con el alza del sector más rico, que sube de 1,3 a 1,6 millones. El decil de mayores ingresos del país experimenta la segunda mayor alza de este estudio, con un 7 por ciento.
La crisis económica de 1982 se plantea como el punto de inicio de la desigualdad económica en Chile, con el Estado obligado a reducir el 25% de cesantía. Sin embargo, los expertos discrepan del trabajo de distintos gobiernos a la hora de reducir esta condición.
Vicente Espinoza, sociólogo del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago, sostiene que una falencia de las políticas públicas pasa por unificar el combate a la desigualdad con la superación de la pobreza, lo que no deriva en otorgar mayores oportunidades a los sectores bajos y medios.
“Pusieron la pobreza como representación simbólica de la desigualdad y suponían que reducir la pobreza es atacar la desigualdad. Esa manera de mirar la política hizo crisis, la pobreza se redujo a niveles que en esta economía son reducidos y se convirtió en una política pública especializada”, dijo.
En esta línea, Gonzalo Durán, economista de Fundación Sol, apunta que el mundo laboral es el escenario para reducir la desigualdad, con medidas para otorgar mayores oportunidades, ofrecer estabilidad y fijar criterios para sumar a los trabajadores en la distribución de riqueza. No obstante, advierte que la desigualdad de ingreso se ha incrementado.
A juicio de Durán, “(la desigualdad) tiene que ver con un problema de acceso al trabajo, falta de oportunidades en educación. Pero se origina en el mundo del trabajo. Una vez que la persona se educó y encontró trabajo, la desigualdad de ingreso ha subido cerca de un 10 por ciento”.
El informe Going for Growth 2013, elaborado por la OCDE, destaca que Chile avanzó en regular el mercado de productos, facilitar el ingreso a la educación e incrementar la participación femenina. Sin embargo, aún queda trabajo para avanzar en competencias laborales, optimizar las horas trabajadas y medidas de protección al empleo.
En esta línea, el economista Hernán Frigolett sostiene que se requiere intervenir el esquema tributario para sumar mayor participación del Estado en la entrega de servicios básicos y fijar mejores condiciones contractuales y sindicales de los trabajadores: “No hemos hecho esfuerzos en término de reconstituir una distribución del ingreso, ni por la vía del gasto público ni tributación. Entonces se hace necesario modificar la carga tributaria, fortaleciendo educación, salud y previsión”.
Los analistas coinciden en apuntar al área laboral como el espacio desde donde es posible disminuir las desigualdades, favoreciendo la negociación colectiva y la representación sindical.
Además, enfatizan en la necesidad de un rol estatal que garantice servicios básicos de forma universal y no focalizada, así como de políticas de alza salarial desde el ingreso mínimo, planteando un modelo transversal que sea homologado desde el sector privado.