Expertos cuestionan medición de calidad del aire en Santiago

Las preocupaciones surgen luego que la Superintendencia del Medio Ambiente objetara cuatro estaciones de monitoreo en la Región Metropolitana, lo que para los académicos y representantes de organizaciones ciudadanas estaría desvirtuando la información y poniendo en riesgo la credibilidad del proceso.

Las preocupaciones surgen luego que la Superintendencia del Medio Ambiente objetara cuatro estaciones de monitoreo en la Región Metropolitana, lo que para los académicos y representantes de organizaciones ciudadanas estaría desvirtuando la información y poniendo en riesgo la credibilidad del proceso.

Un informe de la Superintendencia del Medio Ambiente rechazó la ubicación de cuatro de las once estaciones de monitoreo de la calidad del aire en la Región Metropolitana y, de paso, los datos que éstas entregan, por considerar que están expuestas a factores que alteran la información.

Se trata de las estaciones ubicadas en las comunas de Cerro Navia, Cerrillos, Talagante y en el Parque O’Higgins, cuyos equipos miden los índices de material particulado fino, conocido como PM 2,5, es decir, la polución fina y dañina presente en el ambiente, lo que permite a las autoridades disponer de antecedentes respecto de los niveles de smog.

¿Qué ocurre entonces con la credibilidad y confiabilidad de la información ante episodios de alerta por contaminación?

Para el físico Patricio Pérez, académico de la Universidad de Santiago, surgen dudas si se mantendrá la tendencia a la mejoría de la calidad del aire en los dos últimos años y también respecto de la posibilidad de situaciones meteorológicas desfavorables que repercutan en índices más elevados.

“Lo que me preocupa en relación con estas estaciones que han sido objetadas es que entre ellas está la de Cerro Navia, que es la que normalmente muestra los índices más altos. Entonces mi pregunta es si seguirá siendo usada para decretar episodios de material particulado grueso, porque si fue objetada para material particulado fino por poco representativa, lo más lógico es que tampoco sea representativa para lo otro. Si se deja fuera probablemente disminuyan los episodios, pero no porque mejore la calidad del aire, sino que por las características de las mediciones que se están realizando”, analiza.

Paralelamente existe inquietud por lo que está ocurriendo con las llamadas zonas saturadas, ciudades que sobrepasan los límites permisibles de algún contaminante y que además generan efectos negativos en la salud de las personas, tal como ocurre actualmente no solo en Santiago, sino también hacia el sur del país en lugares como Temuco y Talca.

Para la académica Maureen Amín, encargada de estudios y desarrollo del Centro Nacional del Medio Ambiente (CENMA), lo primero es aclarar la diferencia entre las medidas que apuntan a la contingencia, a través de alertas, premergencias y emergencias ambientales, y aquellas que son de carácter estructural, las que se relacionan con planes de descontaminación a largo plazo y el control de las emisiones.

En ese contexto, asegura que los planes que se están implementando, desde Santiago hacia el sur del país, apuntan a los materiales particulados grueso y fino, es decir, el PM 10 y el PM 2,5, siendo este último el más nocivo para las personas. Por ello, plantea la necesidad de implementar cambios en el actual modelo de medición.

“En principio debiera cambiar el indicador, pues actualmente en Santiago el modelo pronostica un promedio móvil del día siguiente, lo que no es representativo de la realidad, ya que se trata de un promedio de solo 24 horas hacia atrás. Por lo tanto, es esa una de las primeras grandes cosas que hay que cambiar para dejar de tomar medidas en forma desfasada”, explica.

Además, la experta alude al problema que se presenta por el incremento de las emisiones asociadas al frío invernal y a las condiciones de estabilidad atmosférica, particularmente por la combustión de leña a nivel domiciliario.

Por su parte, la directora ejecutiva de Fundación Terram, Flavia Liberona, afirma que en la Región Metropolitana se trata de un problema mayor que supera a los cuestionamientos de las estaciones de monitoreo, considerando los problemas estructurales que existen como consecuencia de la falta de ventilación de la cuenca.

En ese contexto, se detiene en diversos factores para explicar el problema de fondo.

“Nuestras autoridades, de todos los gobiernos, no han querido realmente abordar el problema de fondo en la contaminación atmosférica, lo que básicamente tiene que ver con generación de áreas verdes y frenar la expansión inmobiliaria, es decir, una ciudad más densa y menos expandida, además del transporte público, porque existe una alta cantidad de emisiones provenientes de las fuentes fijas, como automóviles, micros y camiones, y que es lo más importante en términos de este tipo de contaminación”, detalla.

Asimismo, la propia Flavia Liberona plantea la necesidad de mejorar las ubicaciones de las estaciones de monitoreo, además de hacer un llamado a la Presidenta Michelle Bachelet para que reponga la norma anual de PM 10, instancia que fue retirada por el gobierno de Sebastián Piñera.





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