La iniciativa busca reducir en un 50 por ciento la dieta parlamentaria, la que alcanza los ocho millones de pesos y se trabajará en dos proyectos, este, y un segundo que fijaría un límite ético en el sueldo, para que la dieta parlamentaria no pueda ser 20 veces mayor que el sueldo mínimo.
Otros parlamentarios como Vlado Mirosevic (I), Claudio Arriagada (DC) y Yasna Provoste (DC) respaldaron el proyecto, pese a las críticas que generó incluso cuando Gabriel Boric y Giorgio Jackson plantearan la idea en período de campaña.
Jackson presentó abrumadoras cifras de la evolución de los sueldos parlamentarios y el salario mínimo, mientras el diputado por Magallanes y ex presidente de la FECH, aseguró que la discusión sobre las brechas es necesaria. Al respecto explicó que lo que proponen es” vincularlo al sueldo mínimo, porque creemos que el debate de la desigualdad en Chile no se toca solamente bajando los sueldos más altos, sino también incrementando los sueldos más bajos. Acá se abre un debate muy amplio, que no toca solamente el tema de los montos, sino también la representatividad del parlamento, la desigualdad, el financiamiento a la política que nos interesa transparentarlo y esperamos que este debate lo demos con humildad y altura de mira para avanzar en la dirección correcta”, afirmó.
Sin embargo, en el oficialismo y en la oposición encontraron malas reacciones. Por ejemplo, Pepe Auth (PPD) y José Manuel Edwards (RN) coincidieron en ridiculizar a los ex dirigentes estudiantiles, asegurando que estos hasta antes de asumir vivían de “mesadas”.
Sin alejarse del cariz de los cuestionamientos, el diputado de la UDI Felipe Ward se mostró abierto a discutir la iniciativa: “Creo que es un tema que se debe debatir, pero en serio, y si ellos han hablado que este es un acto de consecuencia, lo que pueden hacer mientras este proyecto se tramita, es renunciar desde ya en tesorería a la mitad de su dieta o pueden donar esa cantidad de dinero como un acto de consecuencia, para ver si estamos frente a un show o si francamente están disponibles desde ya a renunciar a esa cantidad de dinero”, dijo.
Sin embargo, el analista político del INAP de la Universidad de Chile, Alejandro Olivares, destacó la discusión que se pone sobre la mesa. “Esta iniciativa nos va a servir para discutir cuál es el grado máximo de inequidad que permitimos en esta sociedad. ¿Permitimos que los representantes políticos tengan una brecha muy amplia o queremos que sean lo más cercanos posibles a la gente? En ese sentido, quizás no es malo volver a discutir elementos como si es necesario regular el salario máximo o si es el mercado es el que tiene que fijar eso”, interrogó.
El especialista aseguró que la reacción de los detractores del proyecto era esperable, ya que “son personas que se han visto beneficiadas por este salario y que con estos sueldos mantienen redes clientelares en cada uno de sus distritos. Entonces ante la eventualidad de una disminución, van a inventar cualquier tipo de argumentos con tal de no reconocer el conjunto de redes clientelares que tienen armadas, producto de su salario”, señaló.
A su vez, el también académico de la Universidad y cientista político Gustavo Rayo, cree que el debate que se abre abordará todo el financiamiento de la política, el que considera poco transparente. “El sueldo de los diputados no podemos desprenderlo del financiamiento global de la acción política, tanto de los partidos como de la acción eleccionaria”, afirmó.